Federica Montseny, la ministra que en 1936 se atrevió a despenalizar el aborto en España

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En enero de 2012, el recién
nombrado ministro de Justicia, Alberto Ruiz Gallardón, presentó bajo el
nombre de ‘anteproyecto de Ley de Protección de la Vida
del Concebido y los Derechos de la mujer embarazada’
una propuesta para
reformar la Ley del Aborto aprobada en 2010 por
el anterior gobierno y con la que se quería,
entre otras muchas cosas, modificar y recortar la conocida como ‘ley de plazos’
y volver hacia atrás a la ley aprobada en julio de 1985. Todo un retroceso en
la garantía de libertades de las personas y nos volvía a llevar hacia atrás,
cuando la democracia y la libertad en España todavía no llevaba ni una década
en marcha. La controvertida reforma de Gallardón fue retirada finalmente por el
gobierno de Mariano Rajoy en septiembre de 2014 y el ministro decidió presentar
su dimisión.

Pero así como para muchas
personas representaba volver a los orígenes de la ley del aborto en España, son
muchos los que desconocen que medio siglo antes, durante la Segunda República,
en nuestro país se legalizó el aborto, siendo una de las medidas más avanzadas
y pioneras en su época en Europa (en pocos países estaba legalizado, como Suiza que lo aprobó en 1916, la entonces Checoslovaquia en 1925 o la Unión Soviética en 1926).

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Retornando a España y la legalización del
aborto durante la II República, esta surgió de una iniciativa llevada a cabo
por la Generalitat de Catalunya tras la firma un decreto que así lo permitía (‘Llei
de Reforma Eugenèsica de l’Avortament’), el 25 de diciembre de 1936, por el
entonces Conseller en Cap (el equivalente a Primer Ministro) de la Generalitat
Josep Tarradellas y que fue publicado el 9 de enero de 1937 en el Diari
Oficial de la Generalitat
.

Evidentemente, detrás de dicha firma estaba
la autorización explícita de Federica Montseny Mañé, activista
anarcosindicalista de la CNT y que había sido nombrada Ministra de Sanidad y
Asistencia Social
 un mes
antes (el 4 de noviembre se 1936).

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Con este cargo Federica Montseny se
convertía no solo en la primera mujer nombrada ministra en España, sino en toda
Europa occidental.

Muchos fueron los propósitos que se marcó,
dando vía libre a un derecho que cada vez más mujeres reclamaban, en una época
en la que en España se luchó por conseguir igualar los derechos entre personas,
sin tener en cuenta el género (tal y como había ocurrido cinco años antes con
la aprobación del sufragio universal).

De ella también surgió el abrir nuevos
lugares de acogida para huérfanos, pero que nada tenían que ver con los deprimentes orfanatos que por aquel entonces había. Trabajó para legislar todo lo concerniente con
la prostitución, el crear comedores sociales para mujeres embarazadas sin
recursos e incluso fomentar la incursión en el mundo laboral de las personas
con algún tipo de minusvalía.

Pero hemos de tener en cuenta que, cuando fue
nombrada ministra, España se encontraba inmersa en la Guerra Civil y que tanto sus
leyes como el mandato solo se aplicaba en la considerada como ‘zona
republicana’.

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Esto limitó el radio de acción de Montseny
y la efectividad de su política, siendo muchos los buenos propósitos que tenía
para cumplir pero muy pocos los que se pudieron llevar a cabo.

De hecho, también se encontró con
innumerables problemas dentro del seno del gobierno del que formaba parte. El
tan diferente signo político de muchos de sus compañeros de gobierno
provocaba continuas tensiones y algunos fueron los que se opusieron a la
despenalización del aborto llevada a cabo por Montseny, por lo que las
discusiones alrededor del asunto fueron numerosas y las presiones por parte de
otros ministros del mismo gobierno se hicieron continuas.

Aquella caja de truenos en la que se había
convertido el segundo gobierno de Largo Caballero
(formado por socialistas, comunistas, sindicalistas y anarquistas) acabó
derivando en una crisis gubernamental y política que desembocó en los
conocidos como ‘sucesos
de mayo’
que tuvieron lugar entre el 3 y el 8 de mayo de 1937, principalmente en Barcelona, y cuya repercusión fue el cambio de gobierno.

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Ahí termino la carrera como ministra de Federica
Montseny Mañé, quien a partir de entonces volvió al activismo anarcosindical
que no abandonó en toda su vida, exiliándose a Francia tras finalizar la Guerra
Civil donde vivió hasta su fallecimiento en 1994. Muchos fueron los homenajes y
reconocimientos que se le hicieron en vida (entre ellos un hospital con su
nombre en Murcia en 1937), pero quizás insuficientes. Durante su exilio
escribió una numerosísima cantidad de libros dedicados a la política y a los
pensamientos libertarios pero entre su legado también se encuentran cincuenta
relatos de corte romántico, escritos la mayoría en sus años de juventud
(una decena de ellos cuando tan solo contaba con 15 años de edad).

Fuente de las imágenes: gaelx (Flickr) / Wikimedia commons / Hemeroteca Nacional

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