Algunas tradiciones navideñas cuyo origen nada tiene que ver con la Navidad

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El término ‘Navidad’ proviene del latín ‘nativĭtas
y su significado literal es ‘nacimiento’. Se decidió utilizar este vocablo para
llamar así al periodo de catorce días (entre el 24 de diciembre y el 6 de
enero) en el que, desde el catolicismo, se quería conmemorar el nacimiento del Mesías.
Pero, en realidad,  los acontecimientos
que se relatan en los evangelios no se corresponden con la época del año en la
que se celebra y sí con la pretensión de sustituir
antiguas tradiciones paganas por otras que
tuvieran un componente religioso detrás
, tal y como se llevó a cabo desde
el siglo IV.

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que fue sustituida por la Navidad
]

Hoy en día celebramos una Navidad muy
diferente a como se hacía varios siglos atrás y, sobre todo, con una gran
cantidad de elementos y costumbres cuyo origen nada tiene que ver con el nacimiento
de Jesús.

Tradiciones que correspondían a otro tipo
de celebraciones existentes mucho antes que el cristianismo y que, al estar tan
arraigadas en la cultura, el pueblo continuó celebrando e incorporándolas a la
Navidad.

Una de ellas es la tradición de besarse
bajo el muérdago
, una costumbre que hemos heredado de los celtas debido a que
éste pueblo consideraba esta planta como una de las que mayores propiedades
medicinales tenía (entre ellas como afrodisiaco, potenciador de la fertilidad
femenina y la vigorosidad masculina) además de otorgarle ciertos dones
místicos.

Este es el motivo por el que en la
entrada de todos los hogares se colgaba una rama, cuyo propósito era desear la
prosperidad, salud y descendencia de quienes allí vivían. También era costumbre
entre los antiguos celtas el reunirse bajo encinas en las que crecía el muérdago
y realizar ciertos rituales.

La transmisión oral de las propiedades cuasi milagrosas de esta planta hizo que
la costumbre de colgar una rama en las casas no desapareciera y acabase
mezclándose con la celebración de la Navidad que apareció mucho después.

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Otra de esas tradiciones que hemos
recibido de los celtas y que se ha convertido en uno de los símbolos de la Navidad
es la costumbre de adornar el árbol.

Hace cientos de años, los pueblos
célticos de Centroeuropa, ya adornaban algunos robles a los que llamaban ‘Árbol
del Universo’ como homenaje a Frey, el dios del Sol y la fertilidad. En estos árboles,
según la mitología celta, su copa tocaba el cielo y sus raíces profundas llegaban
al inframundo.

Cuando, en el año 715, Bonifacio de
Maguncia
recibió el encargo (por parte del recién escogido papa Gregorio
II) de evangelizar a los pueblos paganos
del centro de Europa
se encontró con la arraigada costumbre de adornar
árboles para adorar a sus divinidades, por lo que el evangelizador decidió
adaptar esa práctica e incorporarla al cristianismo. Así fue como poco a poco y
según como se iban convirtiendo a esta nueva religión, seguían manteniendo esa
costumbre de sus ancestros.

La popularidad del árbol de Navidad no llegaría
hasta muchísimos siglos después y lo haría en dos pasos: el primero fue a
través de la duquesa Carlota de
Mecklemburgo
, quien era de origen germano y tras contraer matrimonio con el
rey Jorge III llevó algunas de sus
costumbres hasta el Reino Unido, entre ellas el mencionado árbol.

Pero quienes terminaron de darlo a conocer fue
el matrimonio formado por la Reina Victoria
I y Alberto de Sajonia
, quienes en el siglo XIX se convirtieron en la
pareja de moda en toda Europa y todo lo que ellos hacían era imitado por el
resto de británicos y europeos (por ejemplo, de
su Boda Real surgió que el vestido de novia sea blanco
).

Alberto de Sajonia era alemán y, como tal,
decoró un árbol que colocó en los jardines del palacio de Windsor, siendo este acto imitado por el resto de la
sociedad británica y, con los años esparciéndose por el resto del planeta.

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No puedo terminar este post sobre tradiciones navideñas y cuyo origen nada tiene que ver con la
Navidad sin mencionar los típicos dulces navideños. De sobras conocido es que tanto el turrón como los mazapanes es parte del legado culinario que nos dejaron los árabes
en España.

Otro dulce cuya procedencia es muy
anterior a la Navidad es el  rico roscón, cuyo origen lo encontramos en la fiesta de los saturnales, unas celebraciones que se
iniciaron alrededor del siglo II a.C., y en las que entre otras muchísimas
cosas se cocinaba una especie de torta dulce a base de harina de cereales y
miel y en la que se escondía un haba, ya que esta legumbre estaba considerada
por los romanos como un símbolo de fertilidad y prosperidad, por lo que
se tenía la convicción de que la persona a la que le tocase se le auguraba
suerte para el resto del año.

Tras la sustitución de las saturnales por la
Navidad, esa torta dulce continuó cocinándose, convirtiéndose en uno de los
postres típicos de esas fechas. Traspasó fronteras y se extendió a través de la
evangelización por el resto de Europa.

Cabe destacar que fue a partir del siglo XVIII
cuando el haba del roscón tomó su cara negativa y lo hizo a raíz del hecho de
que un cocinero con ganas de contentar al pequeño rey Luis XV de Francia introdujo un medallón de oro y rubíes, la
idea fue copiada por otros pasteleros que en lugar del medallón colocaban una
moneda y con el tiempo la figurita de cerámica que hoy en día encontramos.

Con el trascurrir de los siglos y tras
innumerables transformaciones realizadas por cocineros y confiteros se acabó
convirtiendo en el Roscón de Reyes
que hoy en día degustamos.

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como estás en el libro ‘Vuelve el listo que todo lo sabe’ del que
soy autor y que ha sido publicado por la editorial
Léeme Libros
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