Cuando Nazis y Aliados intercambiaron prisioneros en el puerto de Barcelona durante la IIGM

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De las miles de historias y anécdotas que se produjeron
durante los seis años que duró la Segunda Guerra Mundial hay un buen puñado que
tuvo alguna relación directa con España, a pesar de que nuestro país se
declarase como ‘no beligerante’.

Y aunque oficialmente no tomó parte de la contienda, sí
que participó de algún modo en ella, ya fuese a través de los voluntarios
republicanos que se alistaron a la legión internacional, grupos de resistencia
de las fuerzas aliadas o los cinco mil hombres de la división de infantería (conocida como ‘División Azul’)
que Franco prestó al Führer
y que lucharon en el intento nazi de invadir la Unión Soviética).

Pero fue precisamente esa posición de neutralidad la que dio pie
a que España protagonizase un par de episodios humanitarios durante la IIGM y que a
través de los años han pasado casi desapercibidos: el intercambio de prisioneros
entre las fuerzas alemanas y los Aliados
.

Dos fueron las ocasiones en las que se utilizó el Puerto de
Barcelona
para realizar el canje, teniendo lugar el 27 de octubre de
1943 y el 17 de mayo de 1944.

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El primer intercambio fue entre los buques Djenne y Aquílea (con bandera alemana) y que procedía de Marsella y Cuba y Tairea, llegados desde Alejandría y con bandera francesa y británica
respectivamente.

A las 9:30 horas de la mañana dio inició el canje,
desembarcando primero los 1.061 prisioneros alemanes. Acto seguido, quienes desembarcaron
fueron los 1.083 británicos en poder del Tercer
Reich
.

Cabe destacar que la mayoría de los prisioneros (de uno y
otro bando) estaban heridos y fueron atendidos impecablemente por los servicios
médicos dispuesto para tal efecto.

El segundo intercambió llegó la primavera siguiente, en un
día lluvioso que hizo retrasar el inicio del canje hasta cerca de las 14 horas
del mediodía. En esta ocasión llegó hasta el puerto de la Ciudad Condal un buque por
parte de cada bando: Gradisca
(alemán y con 833 prisioneros a bordo) y Gripsholm,
barco sueco bajo bandera británica, que transportaba a 1.021 presos de guerra.

Ambos canjes se realizaron bajo la supervisión del gobierno
de Suiza, la Cruz Roja Internacional y con presencia de un destacado número de observadores
de diversas nacionalidades, además de las correspondientes autoridades
españolas (representadas por el entonces Capitán General de la IV Región
Militar, José
Moscardó
), municipales, con el alcalde de Barcelona Miguel Mateu al
frente, y los embajadores en España del Reino Unido y Alemania.

La prensa de la época publicó extensos artículos, ocupando
las portadas de los principales periódicos, y alabó la pulcritud y esmero con
el que se realizaron los canjes.

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