La jovencísima amante de Luis XV de Francia por la que Giacomo Casanova también perdió la cabeza

Giacomo Casanova es
sobradamente conocido por encarnar a uno
de los mayores seductores y libertinos de la Historia
, atribuyéndosele una
cantidad incalculable de amantes y
mujeres a las que, supuestamente, sedujo. Hoy en día ya se sabe con certeza que
no fueron tantas como él alardeó en sus memorias y que un buen número de ellas se
dedicaban a la prostitución, por lo que poca seducción había en esas
relaciones.

Casanova coincidió en el tiempo (mediados del siglo XVIII) con
otro de los personajes a quien se le ha atribuido docenas de amantes (casi todas
ellas jovencísimas) y que tampoco las consiguió por sus dotes de seducción sino
por su poder, ya que se trataba del rey Luis
XV de Francia
.

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Ambos personajes no solo tuvieron en común ese afán por
mantener relaciones amorosas con infinidad de mujeres sino que también hay una
jovencísima muchacha (era casi una niña) que fue convertida en amante de ambos:
Marie-Louise O’Murphy.

Hija de una desestructurada familia (sus progenitores fueron
llevados a prisión acusado de chantajista su padre y prostitución la madre) era
la menor de cinco hermanas (más dos chicos), cuyas circunstancias familiares habían
obligado a tener que ejercer el mismo oficio que la matriarca.

El seductor veneciano conoció a la jovencísima Marie-Louise de
forma casual, tras asistir a una famosa feria, en Saint-Laurent,
en donde Victoire, una de las hermanas O’Murphy,
había ido a trabajar como actriz (además de ejercer como cortesana con los visitantes).

Algunas fuentes indican que por aquel entonces Marie-Louise
contaba con trece años de edad y en otras señalan que ya había cumplido los
quince. El caso es que, a pesar del aspecto sucio y desaliñado que presentaba
la muchacha, Casanova quedó prendado de ella (y mucho más tras haberse dado un
baño y verla totalmente desnuda).

Según relató años más tarde, Casanova pidió a un retratista
conocido suyo que la dibujara, ya que quería guardar un recuerdo de tan
primorosa belleza. Y parece ser que dicho retrato fue a parar, poco tiempo
después, a manos del rey Luis XV, quien también quedó fascinado por lo que
calificó como ‘belleza angelical’ de la muchacha y ordenó que la localizasen
y la llevaran ante su presencia.

El monarca decidió que la joven Marie-Louise debía formar
parte de su extensa colección de amantes comandadas por su favorita principal Jeanne-Antoinette Poisson
(universalmente conocida como Madame de
Pompadour
). Cabe destacar que, aunque Jeanne era una adulta de treinta años
de edad, al rey le atraían sobre todo las jovencitas (denominadas en los
escritos como ‘niñas-amantes’) y ello era en gran parte por el convencimiento que
tenía Luis XV de que si mantenía relaciones sexuales con menores éstas no
estarían infectadas de ninguna enfermedad venérea.

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El monarca dispuso todo para que la joven Marie-Louise
O’Murphy (que pasó a ser conocida con los sobrenombres de ‘Morphise’, ‘Bella
Morphise’
e incluso ‘Morphy’) se instalase a vivir en
una casa del barrio Parc-aux-cerfs (muy cercano al Palacio de Versalles),
además de dotar a la familia de su nueva y flamante joven amante de una generosa
pensión económica.

El rey mandó realizar un cuadro de su joven amante a François Boucher, uno de sus pintores
predilectos, quien retrató en un óleo sobre lienzo la belleza y juventud de Marie-Louise
O’Murphy en el cuadro que tituló ‘Jeune
fille allongée’
(y se ha traducido como ‘la joven recostada’) que representaba
a la muchacha totalmente desnuda, tumbada en una especie de diván boca abajo
pero en una postura que fue calificada como una de las escenas pictóricas más
provocativas y eróticas.

También cabe destacar que, a pesar de que se puede apreciar
un cuerpo algo formado y voluptuoso, el rostro que aparece en los cuadros (ya
que pintó dos versiones prácticamente iguales en 1751 y 1752) se ve claramente
que se trataba de una niña y no una mujer (puedes comprobarlo con la imagen que
encabeza este post).

La Bella Morphise se convirtió en una de las amantes
favoritas del monarca (aunque no en la principal, papel que seguía recayendo en
Madame de Pompadour) y en pocos meses la joven Marie-Louise dio a luz a una hija
ilegítima (de la prole de hijos bastardos que tuvo Luis XV con sus múltiples
amantes, que se calcula que superaban la docena de vástagos además de los once
legítimos, nacidos de su unión matrimonial con María Leszczynska).

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El hecho de tener ese favoritismo por encima de otras, pero
ver que quien se llevaba las atenciones principales era Pompadour hizo que la
joven, maliciosamente asesorada por otra de las amantes del rey, exigiera al
monarca que se deshiciera de la ‘vieja Jeanne-Antoinette
Poisson’
(como se refirió a ella), algo que enfureció a Luis XV, quien
acabó repudiando a la joven y bella Morphise.

En 1755 se le acordó un matrimonio con un oficial de la
guardia real, llamado Jacques de
Beaufranche
t, concediéndoles una importante dote económica. Quedó viuda tan
solo dos años después y volvió a contraer matrimonio, en 1759, (cuando contaba
con 22 años de edad), con el aristócrata François-Nicolas
Le Normant
con quien tendría una hija en 1768 y que, según algunas
crónicas, apuntan que también era fruto de un encuentro ocasional que Marie-Louise
había tenido con Luis XV (aunque esto se basa más en especulaciones que en
hechos probados).

Pero hubo un tercer matrimonio, esta vez en 1795 (con 60
años de edad ya cumplidos) y con Louis-Philippe Dumont, un hombre 27 años más joven que ella,
pero dicha unión apenas duró tres años.

Al contrario que otras tantas mujeres de su época, que
solían morir jóvenes, Marie-Louise O’Murphy tuvo una vida longeva, falleciendo
en 1815 a los 77 años de edad.

Mucha de la información que se tiene sobre sus años de
juventud se conoce gracias a haber sido nombrada por Giacomo Casanova en sus famosas
memorias.

Fuente de la imagen: Wikimedia
commons

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