Posiblemente el nombre del barcelonés bar ‘La Tranquilidad’ situado en la avenida del Marqués del Duero (actualmente
Paralelo) poco o nada tenía que ver con lo que en su interior ocurría.
Abrió sus puertas en los inicios del siglo XX y en 1910 trasladó
su ubicación (en la misma calle) situándose junto al teatro Victoria
(en aquel tiempo conocido como ‘el Suri’ o ‘Pabellón Soriano’), uno de los más
famosos de la época. Pero aquel local en lugar de albergar a una clientela que
iba de paso a ver algún espectáculo teatral o a los propios actores y actrices
de las representaciones se convirtió en poco tiempo en un lugar en el que se
daba cita personas involucradas con el anarcosindicalismo, la lucha social e incluso
lo frecuentaron famosos personajes de los bajos fondos de la Ciudad Condal.
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Allí dentro se planificaron famosas huelgas, se discutió sobre
cómo combatir contra la monarquía, el gobierno y la patronal y numerosas fueron
las consignas que se idearon y que posteriormente fueron gritadas durante las
manifestaciones o aparecieron en los panfletos propagandísticos.
Según iban pasando los años por allí hacían acto de
presencia personajes cada vez más subversivos, motivo por el que las redadas en
el local eran frecuentes. Numerosas fueron las ocasiones en las que las
autoridades mandaron cerrar el bar La Tranquilidad, el cual volvía a abrir tras
unos días clausurado y pagar la correspondiente multa.
De las muchas cosas insólitas que en el bar La Tranquilidad
ocurrían una de las más frecuentes era el acudir allí en busca de un revolver.
La venta de armas se había convertido en un rentable negocio.
Desde anarquistas que querían perpetrar un atentado hasta sicarios a los que les habían encargado cometer
un asesinato se daban cita en ese bar con la intención de comprar una pistola
Star (algunas personas las compraban a plazos).
Pero ahí no quedaba la cosa… muchos eran los fines de semana
en los que se organizaba la rifa de una de esas pistolas. Aquel que necesitaba
un arma pero no disponía del dinero que costaba podía probar suerte comprando
un boleto por un precio irrisorio y esperar tener suerte y que le tocase en el
sorteo.
Uno de los habituales de La Tranquilidad fue Miquel Badía, activista
político e independentista que participó en junio de 1925 en el atentado frustrado
que se preparó para acabar con la vida del rey Alfonso XIII.
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Los años de mayor actividad y trasiego en el local fue
durante la dictadura del General Primo
de Rivera (1923-1930), en los inicios de la Segunda República (a partir
1931) y hasta recién iniciada la Guerra Civil (1936).
Curiosamente en el bar La Tranquilidad se concentraron un
gran número de anarquistas cuando las tropas sublevadas entraron en Barcelona,
el 19 de julio de 1936, haciéndoles frente y abatiéndolas.
Cuando las tropas franquistas se hicieron finalmente con el
control de la Ciudad Condal La Tranquilidad fue cerrado como bar y utilizado
provisionalmente como centro de atención a heridos. Después el local fue
pasando por diferentes manos y negocios para acabar albergando en la actualidad
la franquicia de una popular bocadillería.
Fuentes de consulta e imágenes: ‘La Barcelona rebelde: Guía
de una ciudad silenciada’ de Joaquim Sirera / Hemeroteca La Vanguardia / barcelofilia
/ El
Periódico de Catalunya / Va pasar
aquí (BTV) / lavaix2003
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