El régimen del dictador
Franco convirtió a España en un lugar seguro y de refugio para un gran número de personajes con un turbio pasado, provenientes
de la Alemania nazi y a quienes se les dio cobijo (y toda clase de
prebendas) ante la persecución que padecían en otros lugares del planeta (la
mayoría por sus crímenes contra la humanidad cometidos durante el Tercer Reich
y la IIGM).
Varias eran las organizaciones paramilitares y clandestinas
(entre ellas la famosa ODESSA) encargadas
de facilitar la huida de numerosos criminales de guerra, muchos de ellos altos
mandos con destacados cargos de responsabilidad durante el genocidio nazi.
Una vez puestos a salvo y bajo el amparo de las autoridades
franquistas, se les dio toda clase de facilidades para empezar una nueva vida
en España, concediéndoles pagas vitalicias y todo tipo de ayuda económica y
burocrática para poder montar empresas y empezar desde cero en su nuevo país de
acogida.
Numerosas fueron las poblaciones españolas a las que fueron
a parar algunos de aquellos exnazis, mezclándose y conviviendo con el resto de
vecinos como si de afables y honrados ciudadanos extranjeros se tratara y que
habían elegido vivir en este soleado y espléndido país.
Muchos de ellos aprovecharon las facilidades económicas
ofrecidas por la dictadura franquista para montar negocios o incluso para
trabajar como intermediarios externos en un gran número de empresas públicas y
privadas.
Entre los perversos y sanguinarios personajes que hasta
España llegaron, se encontraba Otto
Skorzeny, quien había estado en la cúpula de las SS durante el Tercer Reich
alemán y a quien los Aliados habían llegado a señalar durante la IIGM como ‘el hombre más peligroso de Europa’,
debido a la cantidad de operaciones que dirigió.
Otto Skorzeny era un tipo astuto que había sabido ir
borrando todas sus huellas de los crímenes de guerra en los que había estado
implicado directamente, de tal modo que durante los juicios de Núremberg no se
le pudo encontrar culpable de ninguno de los cargos que se presentaron contra
él por falta de pruebas concluyentes, algo incomprensible debido a la gran
cantidad de testimonios que lo señalaron como responsable de numerosas
atrocidades.
Tras huir de la desnazificación
a la que se sometió a la población alemana tras la IIGM, Skorzeny llegó a Madrid en 1948 y desde este país ayudó, desde la
organización ODESSA, a escapar a otros muchos nazis, hacia diversos destinos
(un gran número a España y otros tantos a países del continente americano como
Brasil, Argentina, Uruguay…)
Curiosamente, Otto Skorzeny se movió libremente por varios
países durante las siguientes décadas realizando diversos trabajos, la mayoría
de ellos relacionados con la seguridad privada y personal (llegó a trabajar
como guardaespaldas de Eva Perón,
entre otras personalidades relevantes de la época) teniendo un estrecho
contacto con otros destacados exnazis, como Johann
von Leers (unos de los ideólogos del Tercer Reich y funcionario de alto
rango del Ministerio de Propaganda), quien inicialmente residió en Argentina
(tras su huida desde Alemania) y posteriormente en Egipto, donde llegó a convertiré
al islamismo, cambiando su nombre por el de Omar Amin.
A mediados de la década de 1960 (algunas fuentes indican
1970, pero fue antes), Otto Skorzeny fue uno de los impulsores de una organización
paramilitar que se fundó como una agencia de seguridad privada y que fue
llamada ‘Grupo Paladín’, entre sus
fundadores (además del propio Skorzeny) se encontraban exmiembros de la cúpula nazi
como Gerhard Harmut von Schubert y
el mencionado Johann von Leers, quien también estuvo implicado en la formación
de la misma, aunque éste falleció en El Cairo en 1965, poco después de ser
constituida.
La sede social del Grupo
Paladín estaba en Alicante, concretamente en la calle Albuferete número 9,
lugar que se convirtió en punto de encuentros de numerosos personajes
provenientes de la extrema derecha, tanto española como de otros países
europeos e incluso americanos.
Entre los miembros destacados y fundadores del Grupo Paladín
se encontraba el coronel James Sanders,
un oficial de Operaciones Especiales de la CIA estadounidense que dotó a la
organización de las más avanzadas técnicas.
Algunos historiadores describen esta organización como una
empresa de servicios dedicada a la contratación de mercenarios con el fin de
enviarlos a aquellos lugares en los que hubiese una importante presencia
comunista, con el fin de infiltrarse en organizaciones izquierdistas, reventar actos
políticos o manifestaciones e incluso atentar contra algunos objetivos.
Estos mercenarios eran de diversas nacionalidades y todos
ellos provenían de otros peligrosos grupos ultraderechistas.
Miembros del Grupo Paladín estuvieron involucrados, a lo largo
de la década de 1970, en algunos actos de terrorismo
de Estado (como el apoyo al dictador
chileno Augusto Pinochet y la represión hecha desde su régimen), así como algunos
atentados en Italia (en el momento
en el que el Partido Comunista tenía más popularidad en el país) en colaboración con la CIA y el Mi6.
También durante la dictadura argentina
camparon a sus anchas por el país sudamericano a través del grupo paramilitar ‘Alianza Anticomunista Argentina’
(AAA), siendo responsables de la desaparición
y muerte de alrededor de 2000 personas y más de 3000 atentados.
Tras el fallecimiento de Franco en 1975 (el mismo año en el
que también murió Otto Skorzeny) las oficinas del Grupo Paladín se trasladaron
a Zúrich, aunque en España siguieron operando durante unos cuantos años más,
realizando algunas acciones y atentados contra
miembros de la banda terrorista ETA.
Fuentes de consulta e imagen: The
“Black” Terrorist International: Neo-Fascist Paramilitary (pdf) /
elementamundi
/ peashooter85
/ sfarad
/ tdevorado
(pdf) / Wikimedia
commons
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