El tintineo de llaves que derrocó al régimen comunista de Checoslovaquia durante la Revolución de Terciopelo

Estamos acostumbrados a relacionar términos como ‘revolución’
o ‘derrocamiento’
con conflictos bélicos, revueltas callejeras, represión policial, derramamiento
de sangre y un indeterminado número de víctimas.

Pero en la historia se han dado algunos casos muy concretos
en los que una acción cívica y pacífica
ha conseguido derrocar un régimen político
, como fue el caso de la Revolución de los Claveles’, del 25 de abril de 1974, en Portugal que acabó con la dictadura de Marcelo Caetano
y en la que ningún militar implicado disparó ni un solo tiro y en los cañones
de sus armas fue colocado un clavel (de ahí su denominación)

Otra de las grandes revoluciones pacificas fue
la llamada ‘Revolución de Terciopelo’,
que tuvo lugar en Checoslovaquia en noviembre de 1989 y que provocó el fin del comunismo soviético en esta
república centroeuropea
, propiciando la llegada de la democracia y, cuatro
años más tarde, la escisión del país en dos naciones (República Checa y
Eslovaquia).

La denominación ‘Revolución de Terciopelo’ fue acuñada por Rita Klímová, una
activista política que había vivido parte de su juventud en los Estados Unidos
(tras la invasión de Checoslovaquia por el ejército nazi durante la IIGM) y que
regresó a este país con la llegada del régimen comunista.

Rita Klímová se convirtió en las primeras dos décadas
del nuevo régimen prosoviético en una fiel seguidora de la doctrina comunista,
pero tras la conocida ‘Primavera de Praga’, de 1968, se fue alejando cada vez
más de esta ideología.

En 1989, cuando se inició la revolución cívica
y pacífica en Checoslovaquia, Klímová tuvo un papel destacado como traductora
al inglés todo lo que iba pronunciando en sus discursos públicos su amigo Václav Havel, un famoso escritor checo
que encabezó las protestas (y que a partir de 1993 sería nombrado como primer Presidente de la nueva República
Checa
, cargo que ocupó a lo largo de una década).

Václav Havel se había convertido en uno de los
impulsores y líder del llamado ‘Foro
Cívico’
(Občanské fórum) y durante las concentraciones ciudadanas en Praga se
dirigía a los presentes en checo, mientras que iba siendo traducido simultáneamente
en inglés por su amiga Rita Klímová con el fin de que su mensaje llegara a toda
la audiencia internacional.

Y fue durante una de aquellas traducciones en
las que no encontró un mejor modo de trasladar las palabras de Havel al inglés
(cuando este hacía al tipo de revolución pacífica que el pueblo checoslovaco
había iniciado) cuando se le ocurrió definirla como ‘Velvet Revolution’ (Revolución de Terciopelo) denominación con la
que pasó a la historia dicho levantamiento popular.

Pero otra de las claves de aquella revolución pacífica
que se inició ocho días después de la caída del Muro de Berlín (y se llevó a
cabo entre el 17 al 29 de noviembre de 1989) tuvo otro gran protagonista: las llaves.

No se sabe cómo se inició la costumbre, pero de
repente, en las concentraciones multitudinarias de ciudadanos por las calles de
Checoslovaquia (especialmente en Praga) empezaron a mover sus llaves al unísono todos los manifestantes, provocando un
tintineo ensordecedor que se podía escuchar por todas partes. Cabe destacar que
el primer día de concentración diez miel eran las personas manifestándose y
diez días después se llegó a alcanzar los trescientos mil participantes.

Al igual que en otras protestas se utilizan cacerolas
u otros utensilios para hacer ruido, la Revolución de Terciopelo destacó por el
tintineo de las llaves. Según explican los expertos, se empezó a realizar como
un modo de expresar a las autoridades comunistas que era hora de que abriesen
la puerta a un cambio de régimen y aprovecharan para salir por la misma.

El gesto de mover las llaves y el sonido del
tintineo de estas quedó como uno de los símbolos del derrocamiento pacífico provocado por el pueblo checoslovaco al
régimen comunista.

Fuentes de consulta e imagen: Revolution 1989 de
Victor Sebestyen
/ nytimes
/ time / gettyimages

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