El psicólogo que experimentó traumatizando a un bebé

En
octubre de 1920 la Universidad Johns
Hopkins
de Baltimore (pionera en la investigación en los EEUU)
comunicaba al psicólogo John Broadus
Watson
, uno de los más prestigiosos especialistas de la época, que le
retiraba todo tipo de financiación para llevar adelante sus investigaciones además
de invitarlo a abandonar la cátedra. Los responsables de la institución
universitaria habían tomado tal decisión tras enterarse que su ilustre
investigador, de 42 años de edad, llevaba unos meses manteniendo una
relación sentimental con su ayudante y estudiante de postgrado Rosalie Rayner, veinte años menor que
él.

Este affaire
entre el psicólogo y su ayudante se convirtió en todo un escándalo en aquellos
tiempos y dejó prácticamente en el olvido uno de los experimentos psicológicos
más polémicos y controvertidos que se han llevado a cabo y que había sido
realizado seis meses antes por Watson con la colaboración de Rayner.

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Conocido
como ‘El experimento del pequeño Albert’
(The Little Albert experiment) John B. Watson había querido demostrar su famosa
‘teoría del conductismo’ que lo
había llevado a la fama en los círculos psicológicos internacionales unos años
atrás. Dicha teoría trataba de demostrar que cualquier comportamiento humano
podía lograrse a través de marcar pautas y conduciendo a cualquier individuo hacía
un objetivo. Según el psicólogo, y por poner un ejemplo, una persona pacífica si era correctamente
condicionada podía convertirse en violenta.

Pero su
experimento más polémico lo desarrolló con un bebé de pocos meses (la mayoría
de fuentes apuntan que tenía nueve meses, aunque hay alguna que señala que
tenía once) y al que se le asignó (para tal investigación) el nombre de Albert.

Watson, con
la ayuda de Rayner, quería demostrar que los seres humanos nacemos sin ningún
tipo de miedo y que éste lo vamos adquiriendo a raíz de diferentes situaciones
que vamos viviendo. Por tal motivo cogió a un bebé de muy pocos meses (parece
ser que era hijo de una madre soltera que trabajaba para la institución
universitaria y a la que le iba muy bien el dinero del experimento) y tras
comprobar que el pequeño no tenía miedos ‘adquiridos’, intentó crearle diferentes
fobias, condicionándolo a que relacionase un
determinado animal o situación con algún ruido.

En las primeras
sesiones puso al pequeño Albert en contacto con una rata blanca, un conejo, un
pequeño mono, perros de diferentes tamaños y al propio John B. Watson con una
máscara de Santa Claus. El niño los tocaba e incluso parecía divertirse ante la
presencia de éstos, los cuales acariciaba o quería abrazar.

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El siguiente
paso fue el intentar vincular un sonido molesto y estridente cada vez que
intentase interactuar Albert con alguno de los animales u objetos. Por ejemplo,
cuando sacó de nuevo la rata blanca y el pequeño fue a acariciarla, Watson se
colocó detrás del niño y golpeó fuertemente con un martillo a una barra de
hierro. El pequeño dio un brinco del susto producido por el ruido. A continuación
cada vez que intentaba tocar al animal el psicólogo o su ayudante volvían a dar
un martillazo. Repitieron la operación varias veces hasta que llegó un momento
en el que la sola presencia de la pequeña rata ante Albert provocaba que éste
se pusiera a llorar desconsoladamente preso del pánico… vinculó el animal con ese sonido que le aterraba.

El
experimento no duró demasiado tiempo y John B. Watson lo presentó ante sus
compañeros de profesión en un congreso de psicología que se celebraba ese mismo
año en la ciudad de Nueva York.

Lo que hoy
en día estaría considerado como un espeluznante y cruel experimento en aquel
momento (1920) se convirtió en toda una sensación para los investigadores, que
aplaudieron y alabaron el trabajo realizado por Watson y su ayudante Rosalie
Rayner.

Sin embargo
se puso el grito en el cielo cuando se hizo pública su relación sentimental y
fue señalado como inmoral y depravado. Cabe destacar que poco después Watson y
Rayner contrajeron matrimonio y tuvieron dos hijos.

Sobre el
paradero del pequeño Albert y qué fue de su posterior vida poco se supo,
manteniéndose oculta su identidad durante casi un siglo hasta que en 2009 se
investigó sobre el tema y salió a la luz. En realidad no se sabe con certeza quién
fue y algunos investigadores apuntan a que se llamaba realmente Douglas Merritte y que falleció en 1925
a los seis años de edad a causa de una  hidrocefalia provocada por una meningitis. Por
otra parte, otros son los que apuntan que su verdadero nombre fue William Barger, vivió hasta los 87 años de edad (murió en 2007) y fue consciente
durante toda su vida que había sido objeto de dicho experimento.

Fuentes de consulta: American Psychological Association
(1)
/ American Psychological Association (2) / anfrix / chronicle
/ MacEwan
University
/ amsciepub

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