De entre las
muchas cosas por las que destacó la Segunda Guerra Mundial una fue por el gran avance que se había hecho en el tipo de
armamento utilizado respecto a la IGM. Pero entre todos los militares que
participaron en la contienda destaca uno, especialmente singular, que, a la
edad de 33 años, se alistó al ejército británico y fue a luchar con sus propias
armas: una espada medieval (claymore
de doble filo) y un arco con flechas.
Su nombre John Malcolm Thorpe Fleming Churchill,
aunque era popularmente conocido como ‘Jack
Churchill’ (no hay constancia de que tuviera vínculo familiar alguno con el
político) y era un apasionado de todo lo que tenía que ver con el medievo y las
armas que por entonces se utilizaron.
Este es el
motivo por el que no dudó en acudir armado como si de una guerra de hace seis o
siete siglos se tratase.
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Lo lógico es
que sus superiores, al verlo aparecer de esa guisa, le llamaran la atención y
obligasen a usar el armamento moderno y reglamentario. Pero eran conocedores de
la gran habilidad que Jack Churchill tenía en el manejo de las armas antiguas y
estaban convencidos que podría llegar a ser un elemento desestabilizador para
los enemigos.
De hecho,
Jack ya había estado alistado en el ejército a lo largo de una década (hasta
1936), pero lo había dejado provisionalmente en vista de la poca actividad
bélica que en aquel momento había y porque había sido llamado para competir en
varios campeonatos internacionales de tiro con arcos para representar al Reino
Unido (además de participar en algunas películas de época).
Jack era un
tipo peculiar al que le gustaba hacer demostraciones a sus compañeros de
regimiento enseñándoles el uso de la lucha con espada o el
lanzamiento de flechas con un arco largo. Entre sus aficiones también estaba el tocar
la gaita, por lo que los momentos de ocio en la compañía a la que pertenecía solían
ser animadas tocando dicho instrumento.
Muchas y
destacadas fueron las batallas en las que Jack Churchill participó y en las que
encabezaba el ataque empuñando la espada. Y realmente fue un factor sorpresa
para muchos de los enemigos a los que se enfrentó, quienes no se esperaban que
en pleno siglo XX alguien tratase de tomar una posición espada en mano.
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Participó en
operaciones llevadas a cabo en Francia, Polonia, Noruega, Italia o Yugoslavia, siendo
ascendido y condecorado en varias ocasiones (alcanzó el grado de Teniente
coronel) y en su hoja de méritos consta como ser el último combatiente en matar
con un arco y una flecha a un adversario en una guerra.
Pero no todo
fueron éxitos en su campaña durante la IIGM. Jack Churchill también fue
capturado por los nazis en 1944 y encerrado en el campo
de concentración de Sachsenhausen, de donde logró evadirse y nuevamente
apresado. Vio la muerte muy de cerca cuando un alto mando de las SS ordenó
ejecutar a los prisioneros, una orden que, afortunadamente, fue desobedecida.
Tras
finalizar la guerra, Jack Churchill se dedicó a viajar por medio planeta y
participó en algunas películas (como Ivanhoe) y en
más de una ocasión maldijo a los estadounidenses por haber tirado las bombas
atómicas y precipitar el fin de la IIGM, ya que, en su opinión, ésta podría haber
durado una década más y así él hubiese seguido disfrutando de su peculiar modo
de entrar en combate. Falleció en 1996 a la edad de 90 años.
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