A través del cine y la literatura no han ofrecido una imagen
de Isabel de Baviera, emperatriz
consorte del Imperio Austrohúngaro y familiarmente conocida como ‘Sissi’, como una persona cercana y muy
querida por su pueblo, pero ese cariño que parece que se le procesó no llegó
hasta tiempo después de su muerte, cuando, a petición de su viudo, el emperador
Francisco José, se ordenó realizar una campaña en la que sobresalieran todas
sus virtudes.
Y es que en realidad n fue una emperatriz querida por gran
parte de sus súbditos, sobre todo austriacos que veían con malos ojos como
Sissi defendió en más ocasiones al pueblo húngaro (donde sí que era realmente
querida y admirada).
Isabel no estaba llamada para ser emperatriz y a pesar de
haber nacido en una importante familia, le dieron una educación durante su
niñez en la que creció sintiéndose libre y sin ataduras.
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Pero todo se giró cuando de repente su primo Francisco
José se fijó en ella durante una recepción en el Palacio de verano de
la Familia Real Austriaca en Viena. Dicha recepción había sido organizada para
que el heredero al trono del imperio fijara sus ojos en Elena, la hermana tres años mayor de Isabel. Pero el príncipe quedó
prendado del encanto de Sissi (quien contaba en aquellos momentos con 16 años
de edad) y dijo a su madre que con quien realmente quería comprometerse era con
la joven Isabel.
La noticia no le sentó nada bien a Elena, pero mucho menos a
Sissi, quien apreciaba a su primo pero no estaba interesada en él y mucho menos
en convertirse en emperatriz. Las estrictas etiquetas sociales que obligaba la
realeza no estaban hechas para ella y sabía de antemano que, a pesar de ser
Francisco José un buen hombre, no sería totalmente feliz a su lado.
A pesar de ello se preparó todo para que el 24 de abril de
1854 contrajeran matrimonio en la Iglesia de los Agustinos de Viena. Tuvieron
tres hijas y un hijo y numerosos fueron los viajes que Sissi realizó por gran
parte de Europa con el fin de estar alejada del palacio real y así evitar a su suegra (que al
mismo tiempo era su tía) quien se dedicaba a hacerle la vida imposible ya que
le exigía una entrega total al cargo de emperatriz.
Los continuos viajes y la falta de presencia de Sissi en
importantes actos sociales en Viena provocaron que gran parte de la población
desaprobara su conducta e incluso la detestara como emperatriz. Pero a pesar de sus continuos desplantes y
ausencias, el emperador Francisco José seguía profundamente enamorado de ella,
motivo por el que ordenaba a sus más allegados que no hablaran mal de su amada.
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A la infelicidad de Sissi se le sumó la trágica muerte de su
hijo Rodolfo, de 30 años de edad, el
30 de enero de 1889. En un principio se dijo
que había sido por causas naturales (insuficiencia cardíaca) y posteriormente
se confirmó que se había tratado de un suicidio junto a su joven amante (13
años menor que él).
Esto sumió en una
profunda depresión a Isabel, quien puso todavía más distancia entre la familia
real y ella (la habían apartado de su hijo cuando este era pequeño para que no
recibiera una educación ‘mal influenciada’ por parte de la madre).
También cabe destacar
que varios fueron los rumores que existieron sobre supuestas infidelidades y
que incluso la hija menor (María Valeria) había sido fruto de uno de esos
escarceos amorosos con un conde húngaro llamado Gyula
Andrássy.
Sissi fue asesinada el
10 de septiembre de 1898 en Ginebra (Suiza) por el anarquista italiano Luigi
Lucheni quien clavó un estilete en el corazón de la emperatriz,
quien moriría pocas horas después.
Su viudo, el emperador Francisco José I, ordenó que se le
rindieran todo tipo de homenajes y mandó organizar un solemne funeral.
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Para honrar la memoria de su amada, también se diseñó toda
una perfecta campaña con la que limpiar la imagen de la emperatriz y convertir
su memoria y legado en algo que los austrohúngaros quisieran y respetasen.
Y así fue. Se erigieron múltiples monumentos por todo el
imperio y se publicaron un gran número de biografías sobre Sissi en las que se
edulcoró y obvió gran parte de detalles de su vida.
A mediados del siglo XX (seis décadas después de su muerte)
la figura de Isabel de Baviera era todo un referente en cuanto a personajes
relevantes de la historia del ya desaparecido Imperio Austrohúngaro, además de
rodarse una saga de películas (Sissi
Emperatriz) que se hicieron inmensamente famosas, aunque bastante
distorsionadas de lo que fue realmente su vida.
Fuentes de las imágenes: Alfred López @yelqtls / Wikimedia
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