El hombre que cumplió su sueño de volar montado en una silla de jardín atada a globos de helio

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El conseguir que algo o alguien vuele, tirado por unos
globos hinchados con helio, es uno de los recursos más utilizados en las
películas de animación e incluso una fantasía recurrente de todo aquel que
alguna vez se ha imaginado poder ascender unos metros sobre el suelo y, cómodamente,
observar todo lo que había bajo sus pies.

Este fue el sueño que se propuso cumplir Larry Walters desde que era apenas un
imberbe adolescente y que, a la edad de 33 años, logró cumplir.

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Su propósito de volar pilotando aviones de guerra se vio
frustrado cuando, tras alistarse a la Fuerza
Aérea de los EEUU
, fue descartado como piloto debido a su miopía y fue
enviado a conducir camiones.

Recordó cómo siendo jovencito veía diariamente se lanzar al
cielo unos globos con intención de tomar datos meteorológicos y ahí es cuando
comenzó a planear el modo en el que, algún día, lograría ascender unos metros
sobre el suelo y pasearse.

Ese día fue el 2 de julio de 1982. Larry, ayudado por su
novia Carol, hinchó un total de 45
grandes globos
(utilizados para mediciones meteorológicas) y los ató a una rudimentaria silla de jardín, a las
que también había acoplado un buen número de garrafas llenas de agua (las
cuales iría vaciando en función de sí quería subir, descender o ir más ligero).
Portaría consigo una cámara de fotos, un paracaídas, una emisora de radio portátil
de onda corta, algo de comer, un pack de seis cervezas y una pistola de aire comprimido
(con la que dispararía a los globos con la intención de ir reventándolos,
también con idea de ascender o descender). A su ‘invento volador’ lo bautizó
con el nombre de ‘Inspiration I’ (si
funcionaba pensaba mejorarlo y seguir creando nuevos modelos).

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Su cálculo era que se elevaría entre nueve y diez metros
sobre el suelo y que, gracias al viento, podría pasearse por el barrio a las
afueras de Los Ángeles donde residía.

Pero sus cálculos fueron erróneos y una vez sentado, bien
asegurado a la silla y soltados los amarres que la sujetaban a tierra, empezó a
ascender rapidísimamente hasta una altura en la que desde tierra apenas se le
podía distinguir.

Llegó a subir por encima de los cuatro mil quinientos metros
de altura (hay un baile de cifras, según la fuente en la que se consulta, que dan
alturas de 15.000 o 16.000 pies) y ahí arriba se mantuvo a lo largo de casi una
hora en la que no se atrevía a disparar a los globos ante el temor de caer
precipitadamente hacia el suelo.

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El viento lo llevó hacia el pequeño aeropuerto de Long Beach
(utilizado para vuelos nacionales) en el que la torre de control recibió el
mensaje de un par de pilotos de vuelos comerciales que aseguraban haberse
cruzado con un tipo subido en una silla tirada por globos.

Finalmente Larry decidió ir reventando algunos de los globos
y fue descendiendo (accidentalmente el arma se le cayó), pero no fue a
aterrizar sobre la pista del aeropuerto (como él esperaba) sino algo más
alejado y las cuerdas que sujetaban los globos a la silla quedaron enredadas en
unos cables de alta tensión que provocaron un apagón en gran parte de Long
Beach a lo largo de veinte minutos.

Fue un vuelo algo accidentado, en el que Larry había
padecido verdadero miedo a caer y morir, además de pasar frío por las bajas
temperaturas que había en la altura hasta la que llegó su silla voladora.

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Cumplió su sueño, pero esta aventura le saldría cara, ya que
una vez en tierra firme fue interceptado por la policía que lo acusó de haber
violado varias leyes federales (entre ellas el invadir el espacio aéreo). Por
ello y tras ser arrestado le cayó una sanción de 4.500 euros (hay que tener en
cuenta que eran de principios de los años ’80) que posteriormente un abogado
logró que se la rebajasen a los 1.500$.

Larry Walters se convirtió en toda una celebridad y durante
un tiempo se dedicó a visitar los platós de los más importantes shows
televisivos de Estados Unidos, así como dedicarse a dar conferencias
motivacionales.

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No se sabe bien el porqué, pero el ‘Inspiration I’ fue el
único prototipo que realizó y no volvió a intentar la aventura de volar. Tras
su fulgurante éxito y un tiempo siendo una celebridad volvió a ser un personaje
totalmente desconocido y a tener que ganarse la vida con empleos que no le
satisfacían y que iba abandonando. También su relación sentimental con su novia
Carol (que había durado 15 años) se terminó y Larry sumido en una depresión que
lo llevaron a suicidarse, a los 44 años de edad, el 10 de octubre de 1993 de un
disparo en el corazón.

Cabe destacar que la hazaña protagonizada por Larry Walters
ha sido imitada por otros que también han querido volar de ese modo original,
ha sido tema de varias novelas, canciones y películas e
incluso sirvió como inspiración para los guionistas de la película de animación
‘Up’.

Fuentes de consulta: laescaleradeiakob
/ latimes
/ markbarry