El bombardeo de bolsas de té durante la IIGM para mantener alta la moral de los holandeses

Tras la invasión alemana y posterior capitulación de los
Países Bajos a mediados de mayo de 1940,
Adolf Hitler
nombro, a finales de aquel mismo mes, Reichskommissariat (Comisario del Reich de la Holanda ocupada) a Arthur Seyß-Inquart, un infame
personaje que en 1938 había ocupado durante tan solo dos días la cancillería
federal de Austria y había sido el principal responsable de que ese país se
convirtiera en una provincia súbdita del Tercer
Reich alemán
.

A lo largo de los cinco años en los que Arthur Seyß-Inquart
estuvo al frente del Reichskommissariat neerlandés sometió al país a todo tipo
de atropellos y persecuciones.

Hitler estaba convencido de que el pueblo holandés sería
afín al nacionalsocialismo y que no encontrarían apenas oposición ciudadana
para convertir el país en una provincia más del Reich. Pero no fue así y el
hecho de que surgieran los movimientos de resistencia contra la ocupación
alemana llevó a Führer a exigir a Seyß-Inquart
ser estrictamente duro e inflexible con los opositores y que se persiguiera,
encerrara (y exterminara) a los judíos y gitanos (romaníes y sinti) holandeses.

Una de las primeras medidas del comisionado del Reich fue prohibir el color naranja (emblema
nacional desde la creación en el siglo XVI de la Casa de Orange) e incluso se
intervino políticamente en asuntos tan triviales como las asociaciones
culturales o deportivas.

[Te puede interesar
leer el post:
¿Sabías que las zanahorias
son de color naranja en honor al emblema de la Casa Real Holandesa de Orange?
]

Este intervencionismo al que se sometió al pueblo holandés
provocó que la moral de la ciudadanía acabara estando por los suelos. Muchos de
los servicios básicos no funcionaban y los productos de primera necesidad
escaseaban.

Por tal motivo, desde el Frente Aliado se quiso ayudar a los ciudadanos neerlandeses
haciéndoles llegar mensajes de ánimo y pensaron que la mejor forma de hacerlo
era haciéndoles llegar un producto que en aquellos momentos los holandeses no podían
encontrar es sus comercios y que, por la propia idiosincrasia holandesa, estaba
en las costumbres de este país: el té.

En marzo de 1941 desde la Real Fuerza Aérea británica (RAF) se llevó a cabo un plan perfecto
que ayudaría a levantar el ánimo de los holandeses: bombardear el país con
cuatro mil toneladas de bolsas de té de 50 gramos y en las que parecería el
siguiente mensaje impreso: ‘Mantened
alta la moral. Holanda volverá a levantarse’
.

Pero a pesar de que el lanzamiento de las bolsitas de té podía
parecer un acto simbólico a la mayoría de ciudadanos holandeses les sirvió para
aumentar la confianza de que saldrían de la angustiosa situación en la que se
encontraban y que contaban con el apoyo de los británicos, quienes les
ayudarían a echar a los nazis del país.

[Te puede interesar
leer:
Los aviadores que lanzaron sobre
Berlín caramelos en lugar de bombas
]

Ese fue uno de los motivos por el que el movimiento de
resistencia holandesa volvió a coger fuerza en su lucha clandestina contra la
ocupación alemana.

No fue la única acción humanitaria que desde la RAF se
realizó sobre los Países Bajos. Entre el 29 de abril y el 5 de mayo de 1945
(cuando la Segunda Guerra Mundial ya estaba dando sus últimos coletazos en el
continente europeo), se llevó a cabo la conocida como ‘Operación Maná’, en la que durante esos diez días dejaron
caer sobre un gran número de poblaciones holandesas miles de toneladas de
alimentos y medicamentos, esta vez con la colaboración de las Fuerzas Aéreas de
los Estados Unidos.

Fuentes de consulta e imágenes:  antrophistoria
/ historiageneral
/ independent
/ pinterest / Wikimedia
commons