El preso judío que se convirtió en tatuador del campo de concentración de Auschwitz

Durante los años en los que el Tercer Reich alemán estuvo en el poder se produjo la detención y extermino de millones de seres humanos
debido a sus creencias religiosas (judíos), pertenencia a una etnia (gitanos) o
condición sexual (homosexuales), por poner tan solo tres ejemplos de los
colectivos afectados por el genocidio nazi.

Tras perseguirlos y detenerlos la inmensa mayoría iban a
parar a campos de concentración donde eran despojados de sus pertenencias, se
les rapaba la cabeza y cosía un símbolo en los pijamas (uniformes de preso) con
el fin de ser fácilmente identificados y saber a qué colectivo pertenecían y la
peligrosidad de estos (triángulos de diferentes colores)

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Pero además de quedar registrados en un censo de presos,
junto a sus datos se le asignaba un número que, para evitar confusiones,
también era tatuado en un lugar visible
del brazo
.

Posiblemente el campo de concentración más celebre durante
la Segunda Guerra Mundial fue el de
Auschwitz (al sur de Polonia) y allí el encargado de tatuar el número identificativo
era un francés llamado Pepan, del
que nada se sabe de su vida (excepto su nacionalidad –aunque algunas fuentes
indican que procedía de Checoslovaquia- y que, muy posiblemente, era profesor
universitario).

En abril de 1942 llegó a Auschwitz un joven judío de origen eslovaco, de 26 años de edad, llamado
Ludwig Eisenberg y quien Pepan tatuó
en el brazo el número de identificación 32407.

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Ludwig, a quien todos llamaban ‘Lale’, debido a su buena forma física fue designado para realizar
trabajos de construcción de barracones en el campo de concentración, pero tras
contraer la fiebre tifoidea se le asignó como ayudante del tatuador, quien le
enseñó ese infame oficio.

Al cabo de un mes Pepan desapareció de su puesto de trabajo
sin dejar rastro (algunas fuentes especulan que logró escapar de Auschwitz y
otras que fue otro más de los numerosísimos ejecutados). La cuestión es que Lale Eisenberg pasó a ser el tatuador oficial del campo durante los
tres años en los que duraría la IIGM.

Fue tatuando a un grupo de presas donde conocería a Gisela Furman, de quien se enamoró y
tras finalizar el conflicto bélico contraería matrimonio.

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A lo largo de seis largas décadas el matrimonio (que se trasladó
a vivir a Melbourne –Australia- y cambiaron el apellido por el de ‘Sokolov’) mantuvo en secreto el pasado
como tatuador de Auschwitz de Lale y no fue hasta el fallecimiento de Gisela
(cariñosamente llamada ‘Gita’) en
2003 cuando Lale Sokolov
(propietario durante muchos años de una tienda de ropa en la mencionada población
australiana) rompió su silencio y confesó su gran secreto: su verdadero nombre
era Ludwig Eisenberg y fue obligado a tatuar al resto de presos y a trabajar a
las órdenes de la Politische Abteilung
(uno de los departamentos políticos de la Gestapo
en Auschwitz).

Tras la guerra, Lale y Gita temían que él fuese acusado de
colaboracionista de los nazis (cosa que nunca fue, aunque era obligado a obedecer
órdenes, las cuales cumplía con el fin de salvar su vida).

Tras fallecer su esposa, Lale se decidió a romper su
silencio y en 2003 explicó toda su historia a Heather Morris, quien quince años
después a publicado el libro ‘The
Tattooist of Auschwitz’
.

Ludwig Eisenberg/Sokolov falleció a finales de 2006.

Fuentes de consulta e imagen: theguardian
/ codoh / heathermorris / bbc / pinterest

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