Cuando la viuda del presidente del Congo se manifestó en topless como protesta por el asesinato de su esposo
En pleno corazón del continente africano se encuentra la República Democrática del Congo, un país que a lo largo del último siglo y medio ha sufrido numerosos cambios, ya no solo políticos sino también de denominación. Fue conocido durante mucho tiempo como ‘Congo Belga’ (debido a haber sido una colonia de Bélgica, pero sobre todo parte de las posesiones privadas del monarca de aquella nación, Leopoldo II) y a partir de 1960 (tras la descolonización del territorio) pasó a denominarse ‘República del Congo’, también llamada durante un tiempo como ‘Congo-Léopoldville’, al coincidir el nombre con otra nación situada al oeste.
Tras su independencia, la nueva República del Congo celebró sus primeras elecciones libres legislativas, entre el 11 y el 25 de mayo de 1960, donde se elegiría elegir quienes serían sus representantes gubernamentales, siendo el ‘Movimiento Nacional Congoleño’ el ganador de los comicios y su líder Patrice Lumumba escogido como Primer Ministro del país por el recién constituido Parlamento.
A pesar del proceso democrático y la descolonización del Congo, desde Bélgica se intentó mantener el máximo control sobre el nuevo país, ya no solo a nivel comercial (tenían un especial interés por su riqueza minera) sino también gubernamental, siendo numerosas las crisis que se originaron ante el intento de injerencia belga.
El gobierno de Patrice Lumumba intentó abrir lazos de cooperación con los Estados Unidos, pero se encontró que los norteamericanos hicieron caso omiso a las peticiones congoleñas (con el fin de no crear ningún conflicto diplomático con el gobierno belga), por lo que Lumumba cambió su estrategia y decidió acercarse a la URSS, algo que sí que fue recibida de buen grado por los soviéticos, quienes prestaron asesoramiento militar y estratégico al Congo-Léopoldville.
Esto provocó un empeoramiento de la crisis que vivía el país, saltando todas las alarmas por la deriva comunista que podría llevar a la República del Congo tras su alianza la Unión Soviética (no olvidemos que en aquellos momentos la Guerra Fría que dividía el planeta en dos bloques estaba en uno de sus puntos más álgidos).
No había transcurrido tres meses desde que Patrice Lumumba tomase posesión como Primer Ministro del Congo-Léopoldville cuando el 14 de septiembre fue destituido del cargo por el propio Presidente de la nación (Joseph Kasavubu, del partido ABAKO).
Bélgica envió un contingente militar para que se hiciera cargo del país, a pesar de la negativa de las Naciones Unidas a que se produjese tal injerencia en el país centroafricano. Los belgas hicieron caso omiso a las peticiones de la ONU y las fuerzas rebeldes al mando de Mobutu Sese Seko (quien había sido nombrado Comandante en Jefe del ejército por el propio Patrice Lumumba) se hicieron con el control de varias regiones, además de apresar al exprimer ministro a principios de diciembre.
Mobutu Sese Seko lideró un golpe de Estado con la ayuda de la CIA convirtiéndose en presidente del país cinco años después y manteniéndose en el poder durante las siguientes tres décadas (hasta 1997) renombrando la República del Congo en ‘Zaire’ y convirtiéndola en una dictadura.
Patrice Lumumba permaneció arrestado a lo largo de un mes y, la noche del 17 de enero de 1961, fue ejecutado junto a otros miembros de su gobierno, siendo desmembrados y disueltos en ácido sulfúrico los cadáveres.
Cuando se conoció la noticia del asesinato de Lumumba se produjeron numerosas protestas a nivel internacional, especialmente en los países del bloque soviético, como Eslovaquia o Yugoslavia (en Belgrado, capital yugoslava, los manifestantes invadieron la embajada de Bégica). También hubo manifestaciones en otros lugares como Londres o Nueva York.
Pero una de las marchas de protesta por la impune ejecución de Patrice Lumumba es la que tuvo lugar el 14 de febrero de 1961 por las calles de la capital de Congo-Léopoldville y que estuvo encabezada por la viuda del exprimer ministro quien marchó con los pechos al aire e iba acompañada por un séquito de cien ciudadanos partidarios de su marido.
Las imágenes de aquella protesta de Pauline Opango dieron la vuelta al mundo, convirtiéndose en portada de los principales diarios de la época. Este hecho fue copiado por otras muchas mujeres que también salieron a manifestarse con el torso desnudo, convirtiéndose esta práctica en una costumbre que hoy en día, sesenta años después, muchos colectivos siguen realizando.
Fuente de la imagen: Hemeroteca The New York Times
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