Cuando Charles J. Guiteau atentó contra el presidente James A. Garfield porque le negó un cargo político

Poquísimo es el tiempo que transcurre entre que un político es
elegido para un cargo importante (por ejemplo, presidente) y un gran número de personas
de su entorno empiezan a solicitarle favores y, sobre todo, que los proponga
para ocupar algún puesto de relevancia dentro de la administración (es lo que comúnmente
se conoce como ‘¿qué hay de lo mío?’).

Muchos son quienes no lo consiguen, teniendo que contemplar cómo
el nuevo mandatario ha preferido elegir a otros para aquellos cargos políticos que
tanto ansiaban. La mayoría, a pesar de la frustración, tienden a conformarse, a
la espera de una mejor oportunidad. Pero hay quien no llega a tomarse demasiado
bien el haber sido descartado y ninguneado y no sentirse recompensado por el incondicional
apoyo prestado a su líder.

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Esto último es lo que ocurrió en 1881 con Charles J. Guiteau, un extraño
personaje con graves problemas de personalidad que aspiraba a obtener un cargo
político (ser enviado como cónsul de EEUU en París o Viena) tras el
nombramiento de James A. Garfield
como presidente de la nación.

El único mérito de Guiteau había sido mandar imprimir un
escrito en el que ponía de manifiesto las virtudes del candidato Garfield y
cómo éste debía ganar las elecciones. Un texto que, en realidad, no había
tenido resonancia ni impacto alguno entre los electores y que, además, era una
copia exacta de otro (también escrito por él) en el que apoyaba a Ulysses S. Grant en las primarias del Partido Republicano (que
ganó finalmente James A. Garfield, siendo elegido candidato a las
presidenciales).

Por el hecho de hacer dado ese extraño apoyo, a través del
mencionado escrito, Charles J. Guiteau se creía con derecho a recibir una compensación
política por parte del nuevo presidente, siendo continuas las visitas que realizó a la Casa Blanca a lo largo de las
siguientes semanas (desde la toma de posesión de Garfield el 4 de marzo de
1881) en busca de su nombramiento.

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Tan solo tuvo oportunidad de intercambiar algunas palabras
con el presidente en un par de ocasiones, siendo atendido en la mayoría de
ocasiones por el Secretario de Estado, James
G. Blaine
, quien acabó prohibiéndole el acceso a la residencia presidencial.

Guiteau estaba a punto de cumplir 38 años, había estudiado
la carrera de derecho, la cual apenas ejerció, ya que era considerado como un abogado mediocre y en el buffet que fue
inicialmente contratado tan solo le designaban tareas de cobro de facturas a
los morosos. También tenía pretensiones de
escritor
, aunque la obra más relevante que publicó (bajo el título de ‘The
Truth’ –La verdad-) se trataba de un plagio
de otro libro, escrito por John Humphrey Noyes
, un famoso predicador (creador
de una secta religiosa conocida como
‘Comunidad Oneida’) de quien fue un
gran seguidor.

De hecho, en 1860, recién cumplidos los 19 años de edad, y a
lo largo de un lustro, Charles J. Guiteau residió en ‘Comunidad Oneida’ de
Nueva York, convirtiéndose en un fanático
religioso
y vinculando todos sus actos a la supuesta inspiración divina. Estaba convencido de que el maligno se
encontraba en el mundo de la política y eso fue lo que le motivó a aspirar a un
cargo.

Pero los méritos que él creía hacer no eran trabajando desde
las trincheras de una formación política sino escribiendo panfletos que después
repartía personalmente y que no eran del interés de nadie. Eso sí, en pocos
años apoyó a varios candidatos (incluso de ideologías diferentes) utilizando en
la mayoría de ocasiones el mismo texto, al que le cambiaba simplemente el
nombre.

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Tras las elecciones presidenciales, en las que ganó James A.
Garfield, Guiteau estaba convencido de que gran parte del triunfo se había
conseguido gracias a sus escritos apoyando al candidato republicano y no tardó
en pasarse por la Casa Blanca reclamando un cargo. Aspiraba a ser nombrado cónsul de los Estados Unidos en alguna
importante capital del continente europeo, como París o Viena. Pero sus
peticiones no fueron atendidas y eso fue haciendo crecer su ira hacia el
presidente, ya que se sentía engañado (en realidad jamás se le prometió o ni
tan siquiera se le comentó la posibilidad de darle un cargo).

Por tal motivo y tras planear cómo hacerlo, el 2 de julio de
1881 (cuatro meses después de la toma de posesión de Garfield) atentó contra la vida del presidente,
disparándole dos tiros por la espalda cuando éste acababa de llegar a la estación
de ferrocarril de Baltimore y Potomac, en Washington DC, con intención de tomar
un tren junto a su esposa rumbo a sus vacaciones estivales.

Charles J. Guiteau fue arrestado al momento por un agente de
policía que entró rápidamente a la sala de espera de la estación tras escuchar
los disparos (en aquella época los mandatarios de EEUU no llevaban escolta).
Tras la detención el magnicida fue llevado a una comisaría cercana en la que se congregó un gran número de ciudadanos que
pedían su linchamiento
. Fue juzgado y condenado a la pena de muerte
mediante la horca. La ejecución tuvo lugar el 30 de junio de 1882.

Por su parte, el presidente James A. Garfield no falleció al
instante sino 79 días después a consecuencia de los pésimos cuidados médicos
que recibió, ya que no consiguieron extraerle una de las balas alojadas en el
interior y en los intentos le iban haciendo cada vez más grande la herida de
entrada. Algo que le provocó múltiples infecciones y acabó con su vida a causa
de una hemorragia interna el 19 de septiembre de 1881.

Fuente de la imagen: Wikimedia
commons

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