El atracador de bancos que acabó presidiendo la Unión Soviética

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Iósif Stalin pasó
a la Historia por ser uno de los dictadores
más tiranos y despiadados que se han conocido
. En realidad ‘Stalin’ no era su apellido ni parte de
su nombre (se llamaba Iósif
Vissariónovich Dzhugashvili
), sino un seudónimo que él mismo se adjudicó durante
sus años de juventud y cuyo significado era ‘hecho de acero’.

Pero este hombre que se creía de acero, y se comportaba con la
misma frialdad y dureza que el mencionado metal, llegó a alcanzar la posición
jerárquica más importante de la URSS
siendo uno de los protagonistas indiscutibles de toda la transformación que vivió
Rusia desde los movimientos subversivos que hicieron caer el régimen zarista y
dieron lugar a la posterior Revolución
Rusa
y creación de la Unión de
Repúblicas Socialistas Soviéticas
.

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Las biografías alrededor de la vida de Stalin suelen apuntar
la atormentada niñez que le tocó vivir dentro de una familia desestructurada, debido al alcoholismo de su padre y las brutales palizas que éste pegaba a
su esposa.

Iósif siempre destacó en los estudios e incluso tenía una
sensibilidad especial para la poesía, género que le gustaba leer y de tanto en
tanto escribir bajo el seudónimo de ‘Soselo’. Esa
buena predisposición para el aprendizaje es lo que hizo que le concedieran una
beca para estudiar en el seminario de Tiflis (capital de Georgia, por aquel entonces un protectorado
anexionado al Imperio Ruso).

Ingresó a en 1894, siendo
todavía un adolescente, y, aunque no tenía vocación religiosa alguna, decidió
aprovechar la oportunidad que le brindaba la Iglesia Ortodoxa para formarse.
Fue allí donde tuvo sus primeros contactos con la política y los movimientos
marxistas que lo llevaron a involucrarse en la organización clandestina revolucionaria que le ocasionó más de una detención policial.

Y fue precisamente para
poder subvencionar todas las acciones que se realizaban desde el movimiento
político al que se incorporó (y donde conoció a Vladímir Ilich Uliánov, popularmente conocido por su sobrenombre de
Lenin’) cuando inició un
periodo en el que comenzó a participar en atracos a entidades bancarias.

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Curiosamente ellos no decían
que dichos robos fuesen atracos sino que defendían la teoría de que se trataba
de ‘expropiaciones’
que hacían a los capitalistas.

De todos los asaltos
llevados a cabo por el grupo, con la intención de financiar sus
actividades revolucionarias, el más famoso fue el que tuvo lugar el 26 de junio de 1907
en Tiflis, cuando varios miembros de la organización atacaron la diligencia del
Banco
Estatal del Imperio Ruso
, asesinaron a varias personas (los
historiadores no se ponen de acuerdo en cuántas fueron) y se hicieron con un
botín de 341.000 rublos, una cantidad que hoy en día rondaría los tres millones
de euros.

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Muy discutida es la
participación de Stalin en el mencionado atraco, encontrando versiones de todo
tipo sobre su implicación directa o indirecta en el mismo, aunque sí que hay
numerosas evidencias de que lo señalan como uno de los organizadores.

Años después, el régimen
comunista que, tras la revolución de 1917, gobernó el país durante ocho
décadas, se encargó de borrar gran parte de la información que involucraba a
sus dirigentes en muchas de esas acciones delictivas, trastocándolas y convirtiendo
algunas de ellas en heroicos actos (como denominar a los atracos con el término de
expropiación).

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