‘Bloody Benders’, una sanguinaria familia de asesinos en serie

Asesinos en serie
ha habido muchísimos a lo largo de la Historia. Algunos casos de desequilibrados
criminales que actuaban en solitario y otros casos de parejas (tanto
sentimentales como también de socios de fechorías). Muchos tenían tras de sí a
ilustres personas que nada haría sospechar que escondían la perversa
personalidad de un sangriento asesino e incluso los ha habido que cometían los
crímenes teniendo una corta edad.

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En el blog ‘Cuaderno de Historias’ os he explicado un buen
puñado de sorprendentes caos y en esta ocasión os hablaré de los bautizados
como ‘Bloody Benders’, una familia
de cuatro miembros (compuesta por el padre, madre, hijo e hija) que se
convirtieron en ‘la primera familia de
asesinos en serie en la Historia de los Estados Unidos’
y cuyos asesinatos
estremecieron a la población del Medio
Oeste
durante los primeros años de la década de 1870.

Un lustro después de finalizar la Guerra de Secesión llegó hasta la pequeña población de Labette (al sureste del actual Estado
de Kansas) una familia de inmigrantes apellidada Bender que procedían de Centroeuropa.
Los lugareños no sabían con exactitud la nacionalidad de sus nuevos vecinos,
pero por el acento creían que podían ser alemanes u holandeses.

Recién iniciado 1870 los Bender compraron un terreno en las
afueras de Labette en el que levantaron una casa que hacía al mismo tiempo de pequeño
almacén de venta de víveres y hospedaje para los viajeros que transitaban por
la carretera que iba hacia el Oeste (ruta casi obligada para muchos aventureros
durante los años de la ‘fiebre del oro’).

Era una familia algo extraña y que no se ganó las simpatías
de los habitantes de Labette. El patriarca John Bender era un tipo reservado y de pocas palabras, su
esposa Elvira tenía muy mal carácter
y muchas las veces en las que discutía con sus vecinos. Del hijo mayor, John Jr, de 24 años de edad, se decía
que debía tener cierto retraso mental debido, ya que andaba la mayor parte del
día riendo sin motivo alguno.

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La única que mantuvo cierta
relación cordial son sus vecinos fue Kate,
la hija, que tendría poco más de veinte años, y que, además de simpática tenía
una belleza superior a las muchachas del condado.

Pero Kate también se ganó
buenas amistades no solo por su simpatía, sino por sus supuestas dotes de médium,
ya que de vez en cuando acudía a algún domicilio para realizar alguna sesión de
espiritismo. De ella también se dijo que se prostituía y/o seducía a muchos de los
viajeros que se alojaban en la posada familiar.

Y es que a lo largo de tres
años muchos fueron quienes transitaron por aquella carretera, se hospedaron en
la casa de los Bender y no llegaron a
sus destinos.

Durante los primeros años no
se le dio demasiada importancia a esas desapariciones de viajeros por varios
motivos: la gran mayoría eran hombres solteros y sin familia que se dirigían a
la búsqueda de fortuna al Oeste, por lo que nadie los esperaba ni tampoco se
les echaba de menos. También influía la gran cantidad de asaltadores de caminos
que transitaban por la zona en busca de robar (y, la mayoría de veces, también
asesinar) a quienes viajaban por allí ya que solían llevar todas sus
pertenencias. Otro de los factores a destacar era la presencia de tribus
nativas (los llamados por aquel entonces ‘indios’) quienes también podrían
haber atacado en más de una ocasión a quienes cruzaban por sus tierras.

Así pues, no fue hasta 1873
cuando comenzó a surgir cierta sospecha hacia la familia Bender, tras la desaparición
un año antes de un hombre (llamado  George
Loncher
) que viajaba junto a su pequeña hija de dos años hacia Iowa
tras haber enviudado. Allí los esperabas algunos amigos y parientes y fue uno
de ellos (un prestigioso médico llamado William
York
) quien comenzó a investigar por qué no llegaron a su destino.

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Las averiguaciones del médico
lo llevaron hasta la posada de la familia Bender como último lugar de
referencia en el misterioso viaje de Loncher y su hija. El doctor York
también desapareció sin dejar rastro alguno, siendo del conocimiento de su
hermano, el senador Ed York, un
influyente político y excombatiente de la Guerra Civil que puso todo su empeño
en descubrir el paradero de su hermano William.

Y nuevamente las pistas lo
llevaron hasta la posada Bender. Allí preguntó, investigó e incluso incomodó a
los propietarios, quienes huyeron precipitadamente del lugar y sin dejar rastro
alguno. A partir de entonces muchas leyendas urbanas comenzaron a surgir sobre
la sanguinaria familia Bender (bautizados popularmente como ‘Bloody
Benders’) y aunque no se sabe a ciencia cierta qué fue de los cuatro
integrantes de esta familia de asesinos en serie mucho se especuló sobre
detenciones, suicidios y diferentes identidades.

En los aledaños de la casa propiedad de los Bender se
encontraron numerosos restos de viajeros desaparecidos a los largo de tres
años. Algunos cuerpos fueron reclamados por familiares y amigos para darles
sepultura, pero la mayoría pertenecían a personas sin familias y acabaron
enterrados en una fosa común.

No se sabe con certeza lo que motivó a los Bloody Benders a
cometer tales crímenes pero se especula que fue para robar el dinero y
pertenencias a sus víctimas, aunque en los chismorreos de los vecinos y la
prensa sensacionalista se llegó incluso a señalar que la principal razón fueron
unos ritos satánicos de esta endemoniada y sanguinaria familia.

Fuentes de las imágenes: Wikimedia commons
/ kansapedia /
rarenewspapers

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