Rose Mackenberg, la eficaz desenmascaradora de médiums y farsantes que fue contratada por Houdini

Además de ser uno de los más famosos y profesionales ilusionistas y escapistas, no solo de
su época sino de la historia, Harry
Houdini
centró gran parte de su vida a dedicarse a destapar todos aquellos farsantes que se hacían pasar por médiums, espiritistas o individuos que
decían tener ‘poderes sobrenaturales’
, desmontándoles sus engaños y
mostrando al gran público los trucos utilizados por aquellos mentirosos
profesionales, que se aprovechaban de ello para sacar el dinero a los crédulos.

Innumerables fueron los casos en los que participó de manera
activa en llevar a cabo esa tan necesaria labor, en un tiempo en el que el espiritismo y los fenómenos paranormales
se pusieron muy de moda en  Europa y
Estados Unidos
.

No había círculo social, cultural, político o intelectual
que no contara con alguna médium, un psíquico o alguien que decía tener un
poder sobrenatural y que se dedicaban a entretener a los presentes, a la vez de
beneficiarse económicamente de estos.

Pero, a pesar de que Houdini
fue el más popular y conocido desenmascarador
, no era el único que en su
época (finales del siglo XIX y primer cuarto del XX) se dedicó a ello y que no tuvieron
la fortuna de alcanzar el mismo éxito que este famoso ilusionista de origen
húngaro y afincado en EEUU.

El nombre de Rose
Mackenberg
ha pasado prácticamente desapercibido para el gran público a lo
largo del último siglo, a pesar de que corresponde a una de las mayores investigadoras y expertas en desenmascarar a todo
tipo de farsantes
, entre ellos un gran número de médiums y fraudulentos
psíquicos.

Harry Houdini se había hecho demasiado popular y cada vez
era más difícil poder infiltrarse en sesiones espiritistas o disfrazarse para
hacerse pasar como cliente de un supuesto médium, con el fin de destapar sus
engaños. Por tal motivo tuvo que contar con una serie de personas que colaboraban
con él ejerciendo como investigadores, yendo a sesiones y espectáculos y
anotando todo lo que allí ocurría, para que, posteriormente, Houdini aparecer y
desmontarles el chiringuito a los farsantes.

Rose Mackenberg estaba a punto de cumplir los 30 años de
edad cuando conoció a Houdini. Llevaba unos años dedicándose a la investigación privada, al trabajar en
una agencia de detectives y, casualmente, llegó a ella un curioso caso en el
que un banquero le contrató para destapar los engaños de un supuesto psíquico
que le había la pérdida de una gran suma de dinero por culpa de una inversión
que éste le había recomendado hacer.

Hasta entonces Rose Mackenberg había creído en el poder
sobrenatural de ese tipo de personajes y nunca se planteó que podría tratarse
de farsantes. Fue gracias al caso de investigación que le encargó el banquero
lo que hizo que se convirtiera en una gran escéptica y contactara con Harry
Houdini para solicitar su ayuda y opinión sobre el tema. Éste quedó sorprendido
por la capacidad de investigación y resolución de casos y no dudó en
contratarla para que fuese su mano derecha y persona de confianza convirtiéndose
en muy poco tiempo en la mejor de sus agentes encubiertos, llegando incluso a
ser requerido su testimonio ante un comité del Congreso de los Estados Unidos
en el que se destapó que varios senadores, congresistas e incluso el propio
presidente Calvin Coolidge y su familia habían participado en sesiones privadas
de espiritismo, siendo estos quienes estaban rechazando en la Cámara de
representación un proyecto de ley (conocido como ‘Copeland-Bloom bill’) por el cual se quería prohibir que los médiums
y espiritistas se lucraran económicamente (finalmente dicha ley no fue aprobada).

Tras el inesperado fallecimiento de Houdini en 1926, Rose Mackenberg
continuó trabajando como investigadora y
desenmascaradora de farsantes
a lo largo de las siguientes tres décadas,
llegando a alcanzar tal la fama que incluso la prensa de la época llego a
bautizarla como ‘cazafantasmas’ (mucho
antes de que el término se hiciera famoso por las películas protagonizadas por
Bill Murray).

Rose Mackenberg tenía capacidad de análisis y una gran y
camaleónica habilidad para disfrazarse y hacerse pasar por diferentes personas.
Podía llegar a visitar como clienta a una misma médium media docena de veces en
una misma semana sin ser descubierta.

Según consta, a lo largo de todos los años que se dedicó a investigar
a espiritistas y psíquicos, fueron más de un millar los farsantes a los que investigó
y desenmascaró, no logrando encontrar ni uno solo que tuviera algún tipo de
poder sobrenatural o que, realmente, contactase con los espíritus o el más
allá.

Fuentes de consulta e imagen: atlasobscura
/ St.
Petersburg Times
/ Chicago
Tribune
/ houdinimuseum
/ nytimes
/ Wikimedia
commons

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