Las adolescentes que pusieron de moda el engaño de las sesiones de espiritismo

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Muchas han sido las culturas, pueblos y religiones que desde
la antigüedad han tenido el convencimiento de que tras el fallecimiento de una
persona era posible comunicarse con su espíritu.

Pero el concepto de ‘sesión
de espiritismo’
, tal y lo conocemos hoy en día, en el que un grupo de
personas se reúnen alrededor de una mesa, se cogen de la mano e invocan a un
ente del ‘más allá’ es relativamente
moderno y no comenzó a realizarse hasta la segunda mitad del siglo XIX cuando
dos muchachas quisieron gastar una broma a su madre a través de hacer extraños
ruidos y decir que era producido por un fantasma que vivía en la casa.

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Todo empezó en 1848 cuando Kate y Maggie Fox, dos adolescentes de 11 y 14 años de edad, dijeron
a su madre que escuchaban extraños ruidos en la casa a la que se habían mudado a
vivir hacía apenas unos meses en la población de Hydesville,
Estado de Nueva York (actualmente Arcadia).

Le mostraron a la madre cómo
cada vez que daban una palmada está era devuelta en forma de chasquido.

La señora Fox, crédula a todo lo que sus hijas decían,
comenzó a sugestionarse y acabó convencida de que lo que en aquel lugar ocurría
era que estaba habitado por algún tipo de espíritu.

Avisó a vecinos y amigos para que acudiesen y fueran
testigos, al igual que ella, de los hechos paranormales que ocurrían en su
hogar.

La noticia corrió tan deprisa que en pocos días docenas eran
los curiosos que se acercaban hasta la casa para ser testigos de aquellos sorprendentes
hechos que día a día iban a más. De unos simples y aleatorios chasquidos se
pasó a poder comunicarse, tanto Kate como
Maggie, con el ‘ente’ presente en el hogar
, al que le hacían preguntas que eran contestadas a través de
golpes.

El clímax, de aquellas
demostraciones de comunicación con el más allá, llegó cuando uno de los vecinos
afirmó que en aquella misma casa había sido asesinada de manera misteriosa una
persona de la que nunca más se había sabido. Esto propició un aporte de morbo
que atrajo a muchos más curiosos hasta allí que querían ver como las niñas se comunicaban
con aquel espíritu.

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Llegó un momento en el que
eran tantas las visitas (y a todas horas) que el matrimonio Fox tuvo que
decidir mandar a sus hijas a vivir una temporada lejos de allí, así que envió a
cada una a casa de sus otros dos hijos mayores y que ya no vivían en la casa
familiar: David y Leah.

Pero aquel fenómeno ya había
llegado a oídos de la prensa y muchos eran los periodistas que querían
entrevistar a las jóvenes hermanas Fox, al igual que importantes empresarios
del mundo del espectáculo que les ofreció el poder realizar sus sesiones de
espiritismo frente a un público que pagase una entrada.

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Así fue como comenzó un pingüe negocio en el que noche tras
noche la sala se llenaba y se conseguía una fabulosa recaudación (se estima que
alrededor de 200 dólares por noche que al cambio actual rondaría los 4.000$).

En menos de una década aparecieron
médiums por todos los rincones de Estados Unidos y Europa (más de cincuenta mil), siendo miles las
sesiones de espiritismo que se celebraban. Acababa de nacer un floreciente
negocio que, a través del engaño, podía sacar muchísimo dinero de todas
aquellas personas que creían que era posible comunicarse con los espíritus del
más allá.

Durante los siguientes años
las hermanas Fox, a las que se les unió Leah, hicieron una impresionante gira en
la que realizaron sus sesiones frente a las más importantes personalidades de
la época entre ellas la mismísima Reina Victoria de
Inglaterra
.

Incluso en 1853 fue requerida la presencia de las hermanas Fox en la Casa Blanca, donde a petición de la Primera Dama Jane Appleton (esposa del recién escogido decimocuarto Presidente de los EEUU, Franklin Pierce) tuvieron que invocar al espíritu del pequeño Benny, hijo del matrimonio, quien había fallecido a causa de un fatal accidente en enero de aquel mismo año, con once años de edad.

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Las hermanas Fox fueron
mundialmente célebres y miles eran los supuestos videntes y médiums de todo el
planeta que se sumaron al floreciente negocio de las sesiones de espiritismo.

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Hacia la década de 1880 era
una práctica habitual en cualquier reunión social contar con la presencia de un
espiritista. Las hermanas Fox ya habían dejado de realizar las famosas sesiones
y giras, después de más de treinta años en el negocio.

En 1888, Maggie, quien por
aquel entonces contaba con 55 años de edad y se había acogido a la religión
católica, decidió realizar una sorprendente
confesión
ante una audiencia de dos mil personas en Nueva York (le
acompañaba su hermana Kate, de 51 años) el 21 de octubre:

“Estoy aquí esta noche,
como una de las fundadoras del espiritismo, para denunciarlo como un absoluto
fraude del principio al fin, como la más enfermiza de las supersticiones y la
blasfemia más malvada que ha conocido el mundo. Les suplico a ustedes que me
presten atención y me perdonen, si puedo hacerme digna, con el paso que voy a
dar. Les suplico también que me extiendan la mano y me ayuden para seguir en el
buen camino por el que he comenzado a andar”

Maggie Fox explicó cómo
junto a su hermana se inventaron la comunicación con los espíritus del más allá
realizando ruidos y chasquidos con crujidos de los dedos de sus pies, una
práctica que fueron perfeccionando con el tiempo y que realizaban sin que nadie
se diera cuenta de que eran ellas mismas quienes, a través de esos ruidos,
contestaban a las preguntas.

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Pero a pesar de la
sorprendente confesión ya era demasiado tarde y ésta no llegó a tener el
alcance necesario. Por aquel entonces eran varia decenas de miles los supuestos
médiums que decían poder comunicarse con los espíritus.

Poco ha cambiado la cosa
desde entonces en vista a la cantidad de farsantes que continúan, a día de hoy,
lucrándose con la credulidad de miles de personas que están convencidas de que
es posible hablar con los espíritus.

Fuentes de consulta: csicop
/ magonia
/ mundoesotericoparanormal
/ pseudociencia.wikia
/ firstladies