Cuando Einstein envió una carta a Roosevelt animándolo a adelantarse a los nazis en la invención de la bomba atómica

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De sobras conocido es el hecho de que el final de la Segunda Guerra Mundial vino propiciado
por el lanzamiento de las dos bombas atómicas por parte de los Estados Unidos
sobre las poblaciones japonesas de Hiroshima
y Nagasaki el 6 y 9 de agosto de
1945, respectivamente.

Unas bombas cuya tecnología nuclear fue desarrollada en los
últimos años del conflicto bélico en el llamado ‘Proyecto Manhattan’,
en el que trabajaron algunas de las mentes científicas más brillantes de la
época.

Fue el 9 de octubre de 1941, dos meses antes de la entrada
estadounidense en la IIGM, cuando el presidente Franklin
D. Roosevelt
autorizó el desarrollo de la bomba nuclear. La intención de
los norteamericanos era adelantarse al Tercer
Reich
, ya que eran conocedores de que los científicos nazis llevaban varios
años trabajando en ello.

[Relacionado: La ciudad secreta donde se construyeron las bombas atómicas
norteamericanas
]

Lo que realmente choca en toda esta historia de poder
belicista es que fue precisamente un pacifista declarado quien alertó y animó
al presidente de los Estados Unidos para que se adelantara a los alemanes: Albert Einstein.

El 2 de agosto de 1939, el físico de origen alemán,
considerado como uno de los genios más grandes de la Historia que ha dado la
ciencia, remitía una carta a Roosevelt donde advertía del peligro que supondría
para la humanidad que la Alemania de Adolf
Hitler
creara una bomba atómica.

No era una misiva que había surgido del propio interés de
Einstein en frenar el creciente potencial armamentístico nazi, sino que ésta
había sido sugerida y escrita en parte por un grupo de científicos nucleares de
origen judío que conocían las intenciones del Führer.

Einstein llevaba cuatro años residiendo de forma permanente
en los EEUU, estando de vacaciones aquel verano de 1939 en Long Island recibió
el 12 de julio la visita de sus colegas y amigos, Leó Szilárd
y Eugene Paul Wigner,
dos célebres físicos de origen húngaro que se había exiliado al país
norteamericano como otros muchos judíos hicieron por aquel entonces.

No era una visita de cortesía, sino que habían ido hasta
allí para mostrarle su preocupación ante el anuncio que meses atrás habían hecho en Berlín los químicos alemanes Otto
Hahn
 y Fritz
Strassmann
sobre el descubrimiento
de la fisión nuclear, además del gran número de minas de uranio que se
encontraban en Checoslovaquia.

[Relacionado: Cuando el gobierno español quiso tener su propia bomba atómica]

A pesar de ser un pacifista
declarado, Albert Einstein cedió ante la petición de sus colegas para advertir al
gobierno estadounidense del peligro nuclear que acechaba desde Alemania, para
que se adelantara a sus planes atómicos.

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Entre los tres redactaron
una carta, aunque la mayor parte de la misma fue obra de tanto de Szilárd
como de Wigner y Einstein se limitó a firmarla. Sabían que el hecho de llevar
la rúbrica de quien se consideraba en aquellos momentos como el físico más
importante del planeta haría prestar atención al destinatario de la misiva
sobre el contenido de la misma.

El siguiente paso era saber a través de quién se la hacían
llegar a Roosevelt. En un principio pensaron en el héroe nacional Charles
Lindbergh
(primer hombre en realizar un vuelo trasatlántico, entre
Nueva York y París, sin hacer escala alguna). Pero los rumores de que el famoso
piloto se encontraba ideológicamente cerca del nacionalsocialismo hicieron
descartarlo como emisario.

[Relacionado: Comité Target, la
reunión en la que se decidió dónde y cuándo se lanzarían las bombas atómicas
]

Finalmente el elegido
para hacer de intermediario y entregase la carta a Roosevelt fue el influyente
banquero de origen judío Alexander Sachs.
Se la hicieron llegar y este buscó el momento más adecuado para encontrarse con
el presidente.

Ese día fue diez semanas más tarde. El 11 de octubre de 1939
Sachs cumplía con su cometido y Franklin D. Roosevelt recibía la carta firmada
por Albert Einstein y que diez días después el presidente encargaba al físico Lyman James Briggs
la creación un comité
que sería de donde germinaría el posterior Proyecto Manhattan con el que se desarrollaron
las bombas atómicas lanzadas sobre Japón en agosto de 1945.

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El 1 de julio de 1946, la portada de la revista Time fue dedicada a Albert Einstein y a su contribución en
la creación de la bomba atómica. Según numerosas fuentes, el propio Einstein
llegaría a arrepentirse de haber firmado aquella carta e incluso indican que en
alguna ocasión lamentó haberse cortado los dedos.

Fuentes de consulta e imágenes: naukas
/ lavanguardia
/ Wikimedia
commons
/ Time

[Relacionado: Las bombas atómicas de Hiroshima y Nagasaki y su
relación con la película ‘El Halcón maltés’
]