Cuando los conquistadores españoles llevaron al Nuevo Mundo perros adiestrados para dar caza y someter a los nativos

Muchas fueron las claves para que, tras la llegada al recién
descubierto continente americano, los conquistadores
españoles
ganaran la mayoría de las batallas en las que se enfrentaron con
los nativos del Nuevo Mundo, a pesar
de que estos eran en número muy superiores y tenían la ventaja de conocer el
terreno a la perfección.

Todo ello fue posible gracias a una serie de importantes y
determinantes factores: las estudiadas tácticas militares, sumadas a la férrea
disciplina de la mayoría de soldados (salvo contadas excepciones), las armas de
fuego que portaban (desconocidas para los indígenas) además de ballestas,
espadas y lanzas, armaduras, caballos y perros de presa de gran tamaño hábilmente
adiestrados (los conocidos ‘alanos españoles’).

Y es precisamente de estos últimos (los canes) de quienes
voy a hablar en esta entrada en el Cuaderno de Historias.

[Te puede interesar
leer:
Malinche,
la indígena que hizo de intérprete a Hernán Cortés durante la controvertida
conquista española de México
]

Los alanos españoles
son una raza de perro que se caracteriza por su robustez, cabeza grande y
fortaleza. Fue muy usado en la Edad Media en las batallas y cruzadas, en las
que un buen número de ellos acompañaban a los ejércitos y eran utilizados
contra el enemigo e incluso durante los enfrentamientos durante la Reconquista.

A pesar de su fiereza, el alano está considerado como un
perro fiel, debido a que, con un adecuado adiestramiento, obedecía cualquier
tipo de orden que le diesen sus propietarios, lo que los convirtió en unos
animales perfectos para ser llevados a las guerras y, sobre todo, durante la
época de la conquista del Nuevo Mundo, en la que los conquistadores ignoraban con qué tipo de indígenas podrían
encontrarse
en sus itinerarios por el continente y sabían que, dándoles a
los canes las instrucciones precisas, éstos podrían dar caza y someter a
cualquier enemigo con el que se topasen.

De los muchos perros que fueron llevados hasta América
destaca ‘Becerrillo’, posiblemente
el más famoso de todos ellos, y al que se le considera como el más eficaz de
todos ellos (aunque cabe destacar que el can tuvo descendencia y uno de ellos,
de nombre ‘Leoncico’ también es
recordado por su destreza y fidelidad a los conquistadores españoles).

[Te puede interesar
leer:
Sinbad,
el perro que fue nombrado suboficial del ejército de los EEUU
]

Numerosas son las crónicas de la época en las que aparece
mencionado Becerrillo y alguna de sus gestas, al perseguir y dar caza a algún nativo
que se había dado a la fuga.

Incluso hay una historia (hay quien indica que debería
catalogarse como leyenda) que explica cómo en cierta ocasión, un grupo de
soldados españoles a las órdenes de Juan Ponce de León (descubridor de La
Florida, el primer asentamiento en el continente americano) azuzaron a
Becerrillo para que atacase a una anciana nativa, con el fin de entretenerse y
divertirse. Tal y como explican alguno de esos relatos, el perro en lugar de
atacar se sentó junto a la mujer tras ver la mirada de terror de ésta y haberle
susurrado algunas palabras en su idioma (algunas fuentes señalan que las
palabras fueron en español y que el can la olfateó y orinó junto a ella, otras
que lo hizo sobre la mujer e incluso que la llegó a lamer). Pero, tal y como
indico, a pesar de que hay numerosas crónicas sobre ellos (con diferentes versiones)
existen muchas dudas de que ocurriese en realidad y, muy posiblemente, esta
leyenda se creara con el fin de señalar la nobleza y gran corazón del animal,
ante quienes lo tacharon de fiera salvaje.

Parece ser que Becerrillo murió en una de las batallas al
ser atravesado por una flecha envenenada. También se explica a menudo que, probablemente,
los conquistadores españoles utilizaron a más de un perro a los que llamaron también
Becerrillo, ya que éste podría haber fallecido en alguna de las muchas batallas
que participó y con el fin de que los enemigos nativos no supieran la verdad y
siguieran temiéndolo, debido a la fama de fiero y letal que tenía el can (algo
muy similar a la famosa leyenda del Cid Campeador, que explica que tras haber
fallecido usaron su cadáver para montarlo en un caballo Babieca durante una decisiva
batalla contra los musulmanes en Valencia).

Fuentes de consulta e imagen: abc
/ vitake
/ ireneu
/ University of Florida
George A. Smathers Libraries
/ aminoapps

[Te puede interesar
leer:
Animales
condecorados: la medalla Dickin
]