¿Fue un aventurero gaditano quien inspiró a Emilio Salgari para crear el personaje de ‘Sandokan’?

Entre 1896 y 1911 se editaron once libros (los dos últimos
póstumos) publicados por el escritor Emilio
Salgari
y que tenían como protagonista a un intrépido y valiente aventurero
llamado ‘Sandokan’ (y apodado
frecuentemente como ‘el tigre de Malasia’)
que hicieron las delicias de los niños y adultos que leyeron sus apasionantes relatos.
Pero, cuando realmente se hizo inmensamente popular este personaje fue a partir
del estreno de una serie televisiva (y su correspondiente saga de media docena
de películas) que fue estrenada en 1976 y protagonizado por el actor de origen
indio Kabir Bedi.

Durante el poco más de un siglo que pasó desde que Salgari
publicase sus novelas, muchas fueron las especulaciones sobre quién sería el
personaje en el que se inspiró el escritor veronés, habiendo disparidad de
opiniones sobre si Sandokan había surgido totalmente de su imaginación o tomó
referencias de aventureros existentes. Hubo quien apuntó a la posibilidad de
que tomase como referencia a un pirata que navegó por los mares del sudeste
asiático dedicándose al comercio de nidos de golondrinas y que, supuestamente,
era conocido como ‘Sandokong’.

Pero sobre este personaje apenas existen referencias sólidas
de su verdadera existencia y son escasos
los datos que hay de él
, la mayoría aportados por la investigadora en
antropología de la Universidad de Hamburgo, Bianca Maria Gerlich, apenas respaldados por los historiadores.

Otros opinaban que Emilio Salgari tomó el nombre de Sandokan
de la población de ‘Sandakan’,
situada al norte de Borneo y unos pocos señalaban que el personaje en quien se
inspiró fue Syarif Osman, un príncipe
malayo
que luchó como pirata contra los intereses británicos que surcaban
por la zona, tras ser destronado de sus
posesiones de Marudu Bay
.

Pero, en 1998, la historiadora y escritora Alicia Castellanos Escudier (gran
experta en la Historia de Filipinas y el sudeste asiático) se encontró con algunos
documentos relativos al religioso gaditano Carlos
Cuarteroni Fernández
, del que se sabía que había ejercido como prefecto apostólico en Labuam y Borneo
y que tenía colocada una placa conmemorativa en un céntrico edificio de Cádiz
en el que nació. Los mencionados documentos hablaban de este personaje como
aventurero y navegante por los Mares del Sur, algo que llamó la atención de la
investigadora y empezó a tirar del hilo con el fin de saber qué apasionante y
desconocida vida escondía este ilustre personaje… y la encontró.

Carlos Cuarteroni
nació en Cádiz en 1816 y era uno de los nueve hijos del matrimonio formado por
el italiano Giovanni
Cuarteroni
(probablemente originario
de la zona de Génova) y la sanluqueña Ramona Fernández. A los 13 años de edad el muchacho sintió la
necesidad de vivir aventuras y navegar por el mundo, enrolándose en uno de los
muchos barcos que zarpaban en aquella época hacia Filipinas (por aquel
entonces, colonia española).

Con 25 años ya era un experimentado capitán (habiéndose instalado
a vivir en el sudeste asiático) y adquirió
una goleta llamada ‘
Mártires de Tonkín’ con la que quería surcar los ‘mares del sur’ en busca de tesoros, hacer comercio con
los lugareños de las numerosas islas que por allí se encontraban y, sobre todo,
seguir alimentando sus ansias de vivir aventuras.

Cuarteroni (en algunos
documentos de la época aparece nombrado como ‘Carlos Cuarterón’) contrató una tripulación de 27 marineros (todos
ellos de origen filipino) y se dedicó al negocio de la búsqueda y venta de
perlas.

Durante una de sus travesías
se enteró del hundimiento de un barco británico que iba cargado de plata (algunas fuentes indican que eran monedas y
otras lingotes). Dicha embarcación había zarpado de China e iba rumbo a
Inglaterra, con lo recaudado en el país asiático del floreciente comercio del opio.

Carlos Cuarteroni, junto a
su tripulación, lograron dar con aquel tesoro y cargarlo en la goleta. Pero se le
planteaba un gran dilema: si lo desembarcaba en el puerto de Manila (capital de
Filipinas), la práctica totalidad de la plata sería confiscada por las
autoridades españolas (alegando de que se encontraba en sus aguas). Pero él
quería hacer entrega de parte de lo rescatado a sus legítimos propietarios, así
que optó por navegar rumbo a Hong Kong y desembarcarlo allí. Esto provocó el enfado de las autoridades españolas y
filipinas, comenzando una campaña de desprestigio hacia el aventurero
, en
el que se le tachó de pirata a sueldo de
Inglaterra
.

Tal y como se propuso,
Cuarteroni repartió la plata entre los ingleses y su tripulación y la parte que
le correspondió a él (que era una importante fortuna para la época) quiso
dedicarla a realizar ayudas humanitarias. Esta consistía en ir a aquellas islas
donde había esclavos cristianos
apresados por piratas malayos y musulmanes
, pagando el rescate por estos,
con el fin de que quedasen liberados. Otro de los grandes aportes que realizó fue
el cartografiar las costas de toda aquella zona surasiática.

A pesar de la labor
altruista que desarrolló, las autoridades españolas y filipinas intentaron
acusarlo en más de una ocasión de ser traficante de opio, además de ser un
corsario.

En 1852, a los 36 años de
edad y tras ocho cartografiando y ayudando a los apresados, ya se había gastado
toda su fortuna y había desarrollado un gran sentimiento social que quería
seguir canalizándolo a través de crear una
misión religiosa en Borneo
desde la que seguir ayudando a los más necesitados.
Para ello llegó a viajar hasta Roma y pidió
audiencia al papa Pio IX
, a quien solicitó ayuda para llevar a cabo su
propósito solidario.

El haberse acercado a la religión
hizo que cambiase totalmente su vida, haciéndose monje trinitario y trabajando
como prefecto apostólico en Labuam y
Borneo
, pasando allí gran parte del resto de su vida y volviendo a su Cádiz
natal poco tiempo antes de fallecer en 1880, a los 64 años de edad.

De la ajetreada y
sorprendente vida de Carlos Cuarteroni Fernández se conoció escasos
datos y lo poco que se supo fue en los primeros años tras su muerte, siendo muy
probable que en aquella época Emilio Salgari tuviera noticias de él y una
década después lo inspirase para crear a su famosos personaje de aventuras ‘Sandokan’.

En la actualidad, y gracias a la numerosa y valiosa
documentación que llegó a encontrar y aportar la historiador y escritora Alicia
Castellanos Escudier (quien publicó en 2004 el libro ‘Cuarteroni y los piratas malayos’ y falleció en 2017) la mayoría
de expertos en la obra de Salgari indican que éste se inspiró en el aventurero
gaditano para crear a su célebre personaje.

Fuentes de consulta e imágenes: gqitalia
/ elpais
/ dialnet.unirioja
/ Real Academia Hispano
Americana de Ciencias, Artes y Letras (pdf)
/ elmundo
/ Real
Academia de la Historia
/ adnkronos
/ paisgaditano
/ Amazon
/ Archivo
Histórico Provincial de Cádiz

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