La historia de la silueta está vinculada a la economía, la moda y el arte, y su nombre se originó a partir de las medidas fiscales austeras implementadas por Étienne de Silhouette en el siglo XVIII, que llevaron a la popularización de los retratos de sombras como una alternativa accesible a los retratos pintados.
Estos retratos de sombras eran una alternativa económica a los retratos pintados, ya que muchas personas no podían permitirse pagar a un pintor. Los retratos de sombras consistían en el perfil de una persona recortado en negro y pegado sobre un fondo blanco. Su popularidad aumentó a mediados del siglo XVIII, especialmente después de que Madame de Pompadour, la amante de Louis XV, los promoviera.
Johann Kaspar Lavater fue una figura importante en la popularización de los retratos de sombras. Lavater promovió la idea de que la fisonomía (los rasgos faciales) estaba relacionada con rasgos de carácter individuales, lo que generó un mayor interés en los retratos de sombras que capturaban perfiles faciales.
El francés Gilles-Louis Chrétien inventó un aparato llamado fisionotraza en la década de 1780, que permitía producir siluetas de manera más eficiente. Esto aumentó la disponibilidad de retratos de sombras y los hizo más accesibles.
Auguste Edouart, un retratista francés, se especializó en la creación de siluetas a mano y se convirtió en un experto en este arte. Viajó por varios países, creando siluetas y escribiendo sobre ellas. Su trabajo contribuyó a la consolidación y popularización del término «silueta» para referirse a los retratos de sombras.
Con la llegada de la cámara fotográfica en el siglo XX, los retratos fotográficos reemplazaron en gran medida a las siluetas como una forma de capturar imágenes. Sin embargo, el arte de la silueta no desapareció por completo y aún se practica hoy en día, con artistas que continúan creando retratos de sombras de calidad.
Fuente de la imagen: freesvg