Nacida en Ceuta, en 1909, África de las Heras pertenecía a una importante y acaudalara
familia (su padre fue alcalde de la ciudad que la vio nacer) y tuvo la
oportunidad de viajar a Madrid a inicios de la década de 1930, pudiéndose sumergir
en los ambientes políticos de izquierdas en la capital con la proclamación de la Segunda República el 14
de abril de 1931.
Su colaboración con el recién creado Partido Comunista de España la llevó a estar en primera línea en
los actos que la organización política desarrolló en el país en los siguientes
años, por lo que no tardó en ser reclutada,
en 1937, por Leonid Eitingon, miembro del NKVD para que trabajase como agente en
la agencia de inteligencia y espionaje soviética (antecesora de la KGB)
siendo enviada a Moscú para recibir instrucción.
Conoció a Caridad
Mercader y su hijo Ramón, quienes facilitarían las cosas para que África de
las Heras le fuese asignado como primera misión el trasladarse a Noruega y
entrar en los círculos de confianza trotskistas, logrando ser contratada como secretaria personal de León
Trotski cuando el líder revolucionario se exilió a México.
Según apuntan
numerosas fuentes, fue África de las Heras quien facilitó la información imprescindible
para que en mayo de 1940 un grupo de hombres accedieran a la vivienda de Trotski
e intentaran asesinarlo. Un primer atentado fallido que, tres meses después,
fue llevado a cabo con éxito por Ramón
Mercader, quien supo aprovechar la información facilitada por su compatriota.
Tas el atentado a Trotski, África fue sacada de México en un
carguero, llegando a Moscú, donde le pilló de lleno la Segunda Guerra Mundial y
colaborando en diversos trabajos (entre ellos de telegrafista) para el gobierno
soviético.
Múltiples fueron los nombres y apodos que utilizó durante
los siguientes años en los que trabajó como agente soviética: María Luisa de las Heras de Darbat, María
de la Sierra, Patricia, Ivonne, María de las Heras, Znoi5 o María Pavlovna, siendo el de ‘Patria’ su nombre en clave y con el
que se la conocería (sobre todo durante los años en los que duró la IIGM y la
década posterior).
Varios fueron los encargos recibidos y destinos a los que
fue enviada en los siguientes años, pero una misión la que marcaría su carrera como
agente soviética: seducir y casarse con el escritor e intelectual uruguayo Felisberto Hernández, con el fin de
instalarse a vivir en Montevideo en 1948.
La capital de Uruguay, a finales de la década de 1940, se
había convertido uno de los lugares más importantes de Sudamérica y Patria
tenía el encargo de poner en funcionamiento una red de espionaje soviético que, posteriormente, debería ir
extendiéndose por toda Latinoamérica.
Dos años después, en 1950, la pareja se separa, pero ella
logra quedarse a vivir en Montevideo, donde había conseguido numerosos
contactos sociales que le permitían moverse fácilmente por la capital uruguaya
sin levantar ninguna sospecha.
Tras casi dos décadas en Sudamérica, en 1967 fue enviada de
nuevo a Moscú, donde trabajaría para la KGB como formadora de nuevos agentes y
llegando a alcanzar el rango de coronel.
Falleció en 1988 (a los 78 años de edad) habiendo recibido
en vida algunos de los más altos honores del régimen soviético (entre ellos la Orden de Lenin, una de las más altas
distinciones que se entregaron en la URSS). Fue enterrada en el cementerio
Jovánskoie de Moscú y en la lápida aparece en ruso su rango y nombre real (Coronel África de las Heras) y en
español su nombre en clave ‘Patria’.
Fuentes de consulta e
imágenes: bbc/
elpais
/ abc
/ necropol / africadelasheras.com
/ Wikimedia
Commons
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