Durante el último cuarto del siglo XIX llegaron hasta América
alrededor de seis millones de
inmigrantes de origen italiano, quienes se distribuyeron por todos los
rincones del continente para mejorar sus vidas y salir de la extrema pobreza en
la que vivían en su tierra de origen. Aproximadamente dos millones de ellos fueron
a parar a los Estados Unidos.
Pero, tal y como suele suceder con este tipo de flujos
migratorios, entre las familias y trabajadores que llegaron en busca de una
oportunidad, viajaron hasta Norteamérica un
buen puñado de delincuentes, algunos provenientes de la Camorra napolitana y la Mafia Siciliana,
dos de las organizaciones más
sanguinarias y criminales de Italia.
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Por aquel entonces los actos delictivos más comunes de estos
criminales en su país de origen era lo que se conocía comúnmente como ‘Mano Nera’ (Mano Negra en español) y consistía en extorsionar a empresarios y
comerciantes a quienes se les reclamaba, bajo amenazas de muerte, el pago de
una cantidad de dinero a cambio de lo que ellos llamaban ‘protección’, que no
era otra cosa que dejarlos vivir en paz sin molestarlos. Mientras fuesen pagando
regularmente la cantidad exigida nada les pasaría, pero en el momento en el que
lo dejasen de hacer o alguien se negara acabarían con su vida.
Y esta práctica de la Mano Nera (llamada ‘Black Hand’ en inglés) es lo que se
llevó a cabo también en los Estados Unidos a través de la organización criminal
que crearon algunos inmigrantes italianos y que se dedicaron a extorsionar a compatriotas a los que les había ido
relativamente bien en su nuevo país de acogida.
Pequeños comerciantes y emprendedores italianos que
empezaban a hacer fortuna comenzaron a recibir mensajes en los que les
extorsionaban para que pagasen un impuesto criminal. La mayoría de ellos
pagaban y, además no lo denunciaban a las autoridades, conocedores de que era
mejor hacerlo de ese modo (conocían esas criminales prácticas de su país de
origen y sabían cuál era el nefasto destino de quienes se negaban o resistían).
La mayoría de los extorsionados recibían las amenazas por
carta, las cuales eran enviadas a través del servicio postal y aunque en el
remite no figuraba nombre alguno, en el interior estaba firmada por las
iniciales ‘MN’ (Mano Nera). Eran mensajes escritos totalmente en italiano e
incluso muchos de ellos en algún tipo de dialecto napolitano, siciliano o de
otras regiones de Italia.
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Mucho costó a la policía dar con los componentes de esa
banda criminal, a quienes no se les daba demasiada importancia ya que creían
que se trataba de un pequeño grupo de delincuentes y las autoridades
desconocían por completo que detrás se encontraba una entramada y bien
organizada banda criminal que,
varias décadas después, darían origen a las famosas organizaciones de gánsteres
de operaron a partir de la década de 1920.
Pero, a pesar del desconocimiento de la policía sobre los
integrantes de la Mano Nera (debido a que los extorsionados nunca denunciaban),
los primeros miembros de la Black Hand estadounidense no eran delincuentes
comunes sino un grupo de respetables comerciantes de fruta, de origen italiano,
que se habían organizado bajo el nombre de ‘La
Sociedad de la Banana’ (The Society
of the Banana) y que tenían sus negocios repartidos por todos los EEUU.
La sede central de esta curiosa corporación se encontraba en
Ohio, concretamente en ‘Columbus’ (la ciudad más importante de ese Estado) y al
frente de la misma estaba el insigne hombres de negocios Salvatore Arrigo, un distinguido anciano propietario de un
importante almacén de fruta y verdura y que nada hacía pensar que era el principal
responsable de algunas de los asesinatos que se habían cometido en las últimas
décadas.
El Estado de Ohio se convirtió en uno de los principales
puntos de concentración de criminales y muchas eran las poblaciones que
contaban con algún representante de la Sociedad de la Banana. Por ejemplo, en
la población de Marion el cabecilla fue Sam
Lima, otro respetable hombre de negocios y fue desde la oficina de correos
de esta localidad de donde salieron la mayoría de las cartas enviadas para
extorsionar a centenares de italianos que vivían atemorizados.
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Fue precisamente en el almacén de frutas que poseía Sam Lima
en Marion donde se organizó la primera reunión que juntó en una misma fecha (el
9 de marzo de 1909) y lugar a los principales cabecillas de la banda criminal
de la Mano Negra (Black Hand Syndicate)
en el día en el que se constituyeron como ‘La Sociedad de la Banana’ y en la
que podrían los cimientos y reglas con las que se operaría en esta delictiva
organización.
Todo ello se pudo descubrir gracias a la pericia del inspector
de correos, John Frank Oldfield,
quien destapó la trama criminal y puso al descubierto quiénes se encontraban
tras el envío de las cartas extorsionando. Pero el cómo lo hizo se merece otro
post que publicaré en breve.
Fuentes de consulta e imagen: coloradohistoricnewspapers
/ marionstar
/ nytimes
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