La impostora que se hizo pasar por nutricionista y mató de hambre (literalmente) a docenas de pacientes

A finales del siglo XIX se puso muy de moda en Estados
Unidos (y otros lugares del planeta) una pseudoterapia
que indicaba que se tenía el convencimiento de que los grandes males y
enfermedades que los seres humanos padecían llegaban a través de la
alimentación y por la cual el mejor remedio para combatirlo era haciendo unos estrictos ayunos que duraban varias
semanas, con el fin de depurar el organismo. Algo que era totalmente erróneo,
no tenía fundamento científico alguno y que costó la vida a varios centenares de personas que siguieron
esas absurdas dietas
.

image

Y como en todas las cosas que se ponen de moda de la noche a
la mañana, hubo un gran número de personajes que vieron una gran ocasión para
sacar un buen beneficio económico haciéndose
pasar por terapeutas y nutricionista
y atendiendo en consultas privadas a
pacientes que llegaban enfermos y que estaban dispuestos a pagar grandes sumas
con el fin de ser curados de sus dolencias.

[Te puede interesar
leer:
Las
adolescentes que pusieron de moda el engaño de las sesiones de espiritismo
]

Una de esas embaucadoras fue Linda Hazzard, quien llevaba unos años tratando de ganarse la vida
a través del engaño haciéndose pasar por curandera y que, por un vacío legal
que existía en aquellos momentos en EEUU, consiguió (sin haber acudido jamás a
una facultad o centro de estudios médicos) una licencia para ejercer como ‘especialista en terapias de ayuno’, una
especialidad que no existía dentro de la medicina convencional y que la
consiguió gracias a una artimaña y su labia para convencer a los funcionarios
públicos.

Eso la facultó para poder ejercer libremente la mencionada pseudoterapia
como especialista en el ayuno y para ello abrió, a principios del siglo XX, la
clínica Wilderness Heights’, en la población de Olalla en el Estado
de Washington, donde atendía a pacientes aquejados de diferentes dolencias
(desde una depresión a un cáncer, pasando por anemia, artrosis o demencia
senil) y a todas ellas, tras cobrarles una gran suma de dinero, les daba el
mismo tratamiento: días enteros de ayuno estricto y las pocas jornadas en las
que podían comer alguna cosa era a base de una sopa aguada de tomate y media
docena de espárragos. Los pacientes también eran sometidos a unos dolorosos masajes osteopáticos (otro
cuestionado método de pseudoterapia) y a molestos
enemas
.

Esta dieta y terapia no tenía evidencia científica alguna y
cada vez era mayor el número de especialistas médicos que denunciaban el intrusismo de pseudoterapeutas como Linda
Hazzard
. A pesar de ello numerosas fueron las personas que llegaban hasta
la clínica para ser atendidas.

[Te puede interesar
leer:
La
noche que Uri Geller engañó a veinte millones de telespectadores
]

Linda Hazzard obtuvo una gran repercusión entre la población
tras publicar un libro bajo el título ‘Fasting
For The Cure Of Disease’
(Ayuno para la cura de la enfermedad) del que
vendió un gran número de ejemplares y que le ayudó a ser mucho más conocida.

Varios fueron los casos de pacientes que fallecieron por
desnutrición e inanición durante el tratamiento de ayuno obligado que les
impuso la falsa doctora Hazzard,
pero esas muertes apenas tuvieron relevancia ni conocimiento mediático y
pasaron totalmente desapercibidas. Tampoco se tiene ni una sola constancia de
que curase a uno solo de los enfermos que atendió, pero a pesar de ello su clínica
solía estar abarrotada.

Pero en 1912 hasta la clínica Wilderness
Heights llegaron dos insignes pacientes, las hermanas Claire y Dora Williamson, dos
adineradas británicas que acudieron para recibir un tratamiento depurativo y de
ayuno por parte de Linda Hazzard.

Pero esta embaucadora no
llevaba su lucrativo negocio a solas, tenía un equipo de colaboradores que
trabajaban bajo sus órdenes y, sobre todo, como socio a su esposo Samuel, un
perverso personaje que había pasado varias temporadas en prisión acusado de
estafa, robo o bigamia (entre otros delitos).

Y fue junto a su marido con quien ideó el falsificar la
herencia de Claire Williamson cuando
esta falleció, a la edad de 33 años, en su clínica por inanición (bajó hasta
los 22 kilos de peso por culpa del estricto ayuno) además de robarle las joyas
que portaba en su equipaje. Dora Williamsom
(que había bajado peso hasta los 35 kg) pudo salvar su vida tras ser recatada
por un familiar, quien interpuso una denuncia contra Linda Hazzard (por mala
praxis, además de robo y estafa) y unos meses más tarde un tribunal la
condenaba a pasar cuatro años de cárcel (tan solo cumplió la mitad de la
condena).

[Te puede interesar
leer:
Cuando
el escéptico Harry Houdini rompió su amistad con Arthur Conan Doyle por culpa
de la superchería de éste
]

Lo que había ocurrido con Claire Williamson no había sido
algo aislado. Linda y Samuel Hazzard
robaron y quitaron cuantiosas pertenencias a pacientes que acudieron hasta la
clínica y, con la ayuda de un notario que era cómplice de ellos, falsificaron
testamentos y últimas voluntades.

Pero tras la condena y tiempo en prisión, comenzó a tener
cierta mala fama en los Estado Unidos, motivo por el que el matrimonio Hazzard
decidió poner tierra por medio durante un tiempo y se instalaron en Nueva
Zelanda donde a lo largo de cinco años siguió ejerciendo como falsa
nutricionista, hasta que las autoridades neozelandesas intervinieron, la multaron
por practicar la medicina sin licencia y expulsaron del país, regresando de
nuevo a los EEUU donde reabrieron la clínica en Olalla.

En 1927 volvió a publicar otro libro (sorprendentemente
todavía se puede encontrar a la venta en algunas webs e incluso consultar y
leer
) titulado ‘Scientific Fasting’ (Ayuno científico) que volvió a ponerla en el
candelero de la supuesta terapia purificadora del ayuno y recuperando cierta
fama, logrando que otros terapeutas lo utilizasen como libro de referencia y
consulta durante algunas décadas (y por tanto haciendo gran daño a sus
pacientes).

Linda Hazzard ejerció en la clínica Wilderness Heights de Olalla hasta el año 1935, en el
que un incendio destruyó el edificio por completo, el cual no fue rehabilitado.
Tres años después, a los 71 años de edad, la falsa nutricionista fallecía de
inanición mientras estaba practicando uno de los polémicos ayunos que ella
tanto defendió y obligó a seguir a sus pacientes.

No se sabe a ciencia cierta
el número de personas que fallecieron tras realizar los tratamientos y ayuno de
Linda Hazzard, pero, dependiendo de la fuente de consulta,

dan unas cifras que rondan las 40 muertes. 

Fuentes de consulta e imagen: starvationheights
/ sciencebasedmedicine
/ murderpedia
/ Wikimedia
commons

[Te puede
interesar leer el post:
 Joaquín Argamasilla, el
joven español con supuesta visión de rayos X al que el ‘Gran Houdini’ dejó en
evidencia
]