Gran parte de la genialidad de Leonardo da Vinci surgió gracias a ser un hijo ilegítimo

Leonardo da Vinci
está considerado como uno de los genios más grandes que han existido, siendo
numerosísimas las cosas que realizó, creó, inventó, diseñó, pintó y un larguísimo
etcétera.

Muchos son quienes creen que ‘da Vinci’ es el apellido del genio renacentista, pero en realidad
esa coletilla que acompaña el nombre hace referencia a su lugar de nacimiento,
la población de Vinci, la cual se
encuentra a unos veinticinco kilómetros de Florencia,
ciudad en la que desarrolló gran parte de su talento en sus años de adulto.

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Leonardo no nació ni creció en el seno de una familia
convencional, debido a que fue fruto del romance extraconyugal que mantuvo Piero Fruosino di Antonio (un
importante hombre florentino, cuya profesión era la de notario, en quinta
generación, además de ejercer como embajador en la entonces República de
Florencia) con una joven campesina, de quince años de edad, llamada Caterina.

El hecho de tratarse de un hijo bastardo fue determinante
para que Leonardo desarrollara en sus años de adulto todo su intelecto y
genialidad.

A pesar de esa ilegitimidad su progenitor procuró que no le
faltase al pequeño Leonardo algo de
instrucción, pasando sus primeros años de vida en la casa paterna quien puso a
disposición del niño un maestro que le enseñó conocimientos básicos como leer,
escribir o aritmética. Aunque cabe destacar que esas enseñanzas fueron muy
básicas, tal y como se ha podido comprobar a través de la irregular escritura y
ortografía de da Vinci en sus escritos de adulto.

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Otro de los hechos a destacar es que, a pesar de la
sabiduría que posteriormente demostró tener, no cursó estudios universitarios
(su progenitor solo se ocupó de financiar fu formación de los rimeros años de
vida). En opinión de los expertos y estudiosos de la obra y vida de Leonardo da
Vinci, eso fue determinante para que acabara siendo uno de los más grandes
genios de la Historia.  

Si Piero Fruosino hubiese financiado todos los estudios de Leonardo
y lo hubiese tratado como un hijo legítimo, es más que probable que éste
hubiese terminado estudiando lo mismo que su progenitor y las generaciones de
antepasados, para acabar trabajando como notario y teniendo una formación reglada
que, muy posiblemente, no hubiese despertado la curiosidad por conocer y
aprender que desarrolló.

Se tiene alguna constancia de que su amor hacia el arte lo
aprendió siendo muy niño por parte de Lucía, su abuela paterna, quien era
ceramista e inculcó sus conocimientos a su pequeño nieto.

Desde bien jovencito, todo lo que le rodeaba despertaba la
curiosidad de Leonardo, quien quería seguir sabiendo y aprendiendo sobre
aquello nuevo que había conocido.

Su padre llegó a engendrar doce hijos más (todos ellos
legítimos) con las cuatro esposas que tuvo, pero Leonardo, a pesar de ser
bastardo, ocupó un lugar especial dentro del seno de su familia ilegítima, por
tal motivo se le apoyó en su periodo de aprendizaje en Florencia, pudiendo
acceder como alumno y aprendiz al taller del pintor y escultor Andrea del Verrocchio, amigo personal
de Piero Fruosino, quien tomó al joven Leonardo, que contaba con 17 años de
edad, como pupilo.

Fuentes de consulta e imagen: mentalfloss
/ ‘Leonardo
da Vinci’ de Walter Isaacson (Google Books)
/ Wikimedia
commons

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