por La tranquila comarca de ‘El
Maestrazgo’ (en el interior de la levantina provincia de Castellón) fue objetivo de un experimento militar nazi a finales de 1938.
España estaba sumida desde hacía dos años en una cruenta Guerra Civil y el llamado ‘bando nacional’, liderado por el general
Franco, parecía tenerlo todo de cara para alzarse con el triunfo final (que
llegaría once meses después).
Al igual que el ‘bando
republicano’ había recibido ayuda internacional (a través de los milicianos
y algunas divisiones militares provenientes del extranjero), Franco también tuvo grandes ayudas y
aliados, entre ellos los fascistas italianos de Benito Mussolini y de los nazis del Tercer Reich del führer Adolf Hitler. El 26 de abril de 1937
será recordado por haberse llevado a cabo el terrible ‘bombardeo de Guernica’, en el que aviones de la conocida como ‘Legión Cóndor’ (formada por miembros
de la Luftwaffe alemana) realizaron
una masacre contra la población civil de la pequeña ciudad vizcaína de Guernica.
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Un año después Franco ya había ordenado a sus socios y
efectivos que quedaba terminantemente prohibido
cualquier ataque contra la población civil, una orden que visto lo que
ocurrió durante los últimos diez días de mayo de 1938 fue desoída por los
alemanes.
Entre el 21 y 31 de mayo pilotos de la Luftwaffe nazi sobrevolaron el interior de la provincia de Castellón
(la comarca del Maestrazgo) con sus novísimos y potentes aviones ‘Junkers Ju 87’ (también conocidos como
‘Stuka’). Habían fotografiado
previamente toda la zona y tras cada uno de los lanzamientos de bombas volvían
a pasar y fotografiar de nuevo para comprobar los daños.
Se trataba de una operación secreta con la que se quería
determinar la potencia de las nuevas bombas de 500 kilos de peso y cuál era el
impacto. Para ello no les importó lanzar 38 de esas potentes bombas sobre las
poblaciones de Albocàsser, Ares del Maestrat, Benassal y Vilar de Canes,
destruyendo casas particulares e incluso iglesias.
No fue una sola pasada por cada población, sino que se
repitieron los bombardeos sobre esos lugares a lo largo de los diez días.
En total fallecieron una cuarentena de inocentes personas,
todas ellas mujeres, ancianos o niños, ya que la mayoría de hombres se
encontraban luchando en la Guerra Civil.
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Se dejó correr el bulo sobre la autoría de los bombardeos y
se echó la culpa de los mismo a los aviones republicanos y así es como se lo
creyeron los habitantes del Maestrazgo a lo largo de ocho décadas, ya que no
fue hasta 2011 cuando se supo toda la verdad gracias a las indagaciones de Óscar Vives, un castellonense
interesado en la historia de la Guerra Civil, mientras leía un libro alemán
sobre el papel de la Legión Condor en España y descubrió (gracias a unas
anotaciones a pie de página) que detrás del suceso ocurrido en su pueblo
ochenta años antes (y del que tanto había oído hablar, siempre culpabilizando
al bando republicano) había sido realmente obra de una operación secreta de la Luftwaffe
nazi para probar las nuevas bombas de 500 kilos en los modernísimos Stuka.
Unos aviones y bombas que, poco más de un año después de aquellos
trágicos hechos en Castellón, el Tercer Reich utilizaría contra sus enemigos
durante la Segunda Guerra Mundial.
Gracias a las aportaciones de Óscar Vives se realizó una
investigación exhaustiva del bombardeo y que han servido para rodar el
documental ‘Experimento Stuka’ (bajo
estas líneas tenéis el enlace al tráiler) donde se profundiza sobre lo acontecido los
últimos diez días de mayo de 1938 en El Maestrazgo de Castellón y cómo el
régimen franquista lo mantuvo oculto a la población durante todo el tiempo que
duró la dictadura.
Fuentes de consulta e imágenes: Experimento Stuka
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