Innumerables son las operaciones puestas en marcha durante
la Segunda Guerra Mundial, por parte
de las diferentes naciones involucradas en el conflicto bélico, con las que se
pretendían atacar, debilitar o acabar con sus rivales. Fueron miles de horas de
trabajo e investigación y millones los invertidos por todos los ejércitos de
esos países y tan solo varia docenas de esos planes finalmente se pusieron en
marcha.
De entre la infinidad de ideas desarrolladas, pero que al
final no vieron la luz, se encuentra el ‘Project
Seal’, el cual fue realizado conjuntamente por los ejércitos de Estados Unidos y Nueva Zelanda, en 1944, y que
consistía en una bomba de cinco
toneladas y lo suficientemente potente que, tras ser lanzada desde un avión
sobre el mar, rebotaría en varias ocasiones antes de explotar frente a la costa
del objetivo y causaría una ola de
grandes dimensiones, capaz de destruir todo lo que se encontrara en tierra
firme en un área de varios kilómetros.
El plan conjunto de los estadounidenses y neozelandeses era lanzar varias de esas bombas tsunami en la
costa atlántica de Alemania, aunque tampoco se descartaba que fuesen
utilizadas contra Japón. La idea era lanzarlas a unos ocho kilómetros de la
costa, siendo esta una distancia ideal para crear una enorme ola.
Producir varias gigantescas olas que arrasaran con parte del
terreno enemigo no era una idea descabellada, ya que podría pillarlos por
sorpresa, sin tiempo de reaccionar y causando un gran daño físico y, sobre
todo, moral.
No se sabe por qué finalmente se descartó el uso de las
bombas tsunami, aunque todos los informes respecto a la misma, decían que era
una operación totalmente viable y asumible (en 1999 el gobierno neozelandés
desclasificó la información referente al ‘Project Seal’, siendo publicada en los
‘Archives New Zealand’).
A pesar de que el Project Seal no fue ejecutado finalmente,
no fue la única ocasión en la que un país ha contemplado utilizar una bomba
tsunami para destruir a su enemigo, debido a que durante los años de Guerra Fría que enfrentó a los bloques de
EEUU y la URSS, los soviéticos estuvieron sopesando la posibilidad de
desarrollar una similar a la mencionada con intención de lanzarla tanto en la costa atlántica como del océano Pacífico de
los Estados Unidos y que olas
gigantes destruyeran gran parte del país tanto por el Este como por el
Oeste.
El proyecto fue bautizado como ‘Lavina’ (Avalancha) y tras la misma estuvo implicado el físico
nuclear soviético Andréi Sájarov
(que, curiosamente, en 1975 sería galardonado con el Premio Nobel de la Paz).
La operación liderada por Sájarov consistía en hacer detonar
varias bombas en ambas costas de los EEUU cuya potencia total rondaba los 100
millones de toneladas de TNT,
por lo que las olas producidas serían de un tamaño descomunal y el daño que
causaría sería trágicamente desastroso para los estadounidenses.
Parece ser que fue el propio Andréi Sájarov quien descartó
por completo finalizar tal proyecto, debido al enorme daño que podría causar a
la población civil.
Fuentes de consulta e imagen: nzherald
/ abc.net.au
/ telegraph
/ livescience
/ rbth
/ pixabay
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