El plan estadounidense para asustar a los soldados japoneses con supuestos y luminiscentes espíritus legendarios

Durante los seis largos años que duró la Segunda Guerra Mundial, innumerables son las operaciones militares que se desarrollaron por parte de todos los contendientes con el fin de poder ganar la baza a las potencias rivales.

Muchos de esos planes requirieron de miles de horas de dedicación e investigación (tanto militar como científica), además de invertir miles de millones en desarrollarlos, aunque muchos de ellos quedaron finalmente descartados como proyectos inviables y no acabarían de ver la luz (sobre todo por lo absurdos que llegaban a ser) o por simples cambios de decisión al prever que podrían acabar siendo un estrepitoso fracaso el ponerlos en marcha.

Entre la amalgama de planes en los que se invirtió un gran esfuerzo económico y personal y que quedaron olvidados en un cajón se encuentra la bautizada como ‘Operación Fantasía’(Project Fantasia) con la que se pretendía desmoralizar a los soldados japoneses haciéndoles creer que se les aparecían espíritus legendarios.

Conocedores de la enorme superstición que el pueblo japonés tiene hacia todo aquello que tiene que ver con fantasmas, personajes mitológicos de su historia o seres llegados del inframundo, desde la Oficina de Servicios Estratégicos (OSS)de Estados Unidos se planeó buscar algún método para desmoralizar al enemigo nipón con aquello que más les asustaba.

Fue un proyecto que fue desarrollada por la División 19 de la OSS a partir del 21 de mayo de 1943 y con la que se pretendía crear algún tipo de ser luminiscente que apareciera durante la noche rondando algunos lugares estratégicos en el que se encontraran unidades militares japonesas con el fin de aterrar a la tropa.

La idea de la Operación Fantasía radicaba en el modo de poder encontrar algún elemento que convirtiese en luminosos en plena oscuridad a un grupo de zorros que serían soltados alrededor de los campamentos y que fuesen vistos desde varios centenares de metros. Eso sí, esa luminiscencia debería durar tan solo unos minutos (alrededor de un cuarto de hora) con el fin de hacer más impactante el efecto.

Se escogió realizarlo con zorros debido a que tienen una relevante importancia en la cultura y tradición del Japón, en el que son conocidos como ‘kitsune’ y que, según algunos ancestrales relatos nipones, indicaban que los espíritus solían reencarnarse en este animal.

El hecho de que algunos kitsune se apareciesen en plena oscuridad e irradiando una luz fosforescente provocaría que tanto los soldados como la ciudadanía acabasen atemorizados, ya que podría ser factible soltar esas criaturas también por medio de algunas aldeas japonesas. Todo ello debía ir acompañado por una serie de efectos especiales como sonidos aterradores e incluso fétidos olores.

Curiosamente, para saber esos animales luminiscentes asustarían realmente a los nipones, se hizo una prueba piloto en Washington DC, donde en plena noche se soltó un grupo de zorros en el Rock Creek Parkesperando la reacción de las personas que por allí transitaban en sus paseos nocturnos (al realizarse en época estival).

Aunque la prueba piloto en Washington fue un éxito (varias fueron las personas que vieron a los zorros y avisaron a la policía advirtiendo que habían visto unos fantasmagóricos animales sueltos) se decidió dar carpetazo a la Operación Fantasía (a pesar del tiempo y alto presupuesto invertido) ya que lo vieron como inviable, pues la mayor dificultad del proyecto sería conseguir trasladar los animales luminiscentes hasta sus destinos, algo que tras muchos intentos no se logró.

Fuentes de consulta e imagen: archives.gov (pdf) / smithsonianmag / ChemistryKit (Twitter)

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