Durante buena parte de la década de 1950,
la pareja formada por John Fitzgerald
Kennedy y Jacqueline Lee Bouvier se convirtió en la predilecta de los
norteamericanos. Llenaron miles de páginas de importantes revistas que
publicaban extensos reportajes sobre cómo era la vida de la ‘pareja perfecta’. Sin lugar a dudas se
habían convertido en los más admirados y mediáticos de su época, algo que ayudó
en gran medida para que noviembre de 1960 él ganara las elecciones
presidenciales.
Pero detrás de este logro se encontraba
un hombre que llevaba varios años planeando que uno de sus hijos se convirtiera
en Presidente de los Estados Unidos: Joseph Patrick Kennedy,
un ambicioso e inteligente empresario que ganó una gran fortuna realizando astutas
inversiones y se introdujo en el mundo de la política no para prosperar él sino
para abrir el camino a sus hijos.
Su hijo mayor Joseph
jr. había sido el elegido del patriarca Kennedy para que iniciara una
carrera política que lo llevara hacia la presidencia, pero su inesperado fallecimiento
durante una misión en la Segunda Guerra Mundial truncó los planes.
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Fue entonces cuando el matrimonio
compuesto por Joe (como era habitualmente llamado Joseph) y su esposa Rose
decidieron que fuera el segundo de sus hijos (John Fitzgerald) quien comenzara la
carrera política.
Nada más ponerse en ello, en 1946,
consiguió un puesto en la cámara de Representantes, donde permaneció a lo largo
del siguiente lustro. El siguiente paso sería postularlo al cargo de senador,
pero para ello se necesitaban varios años de intenso trabajo y campaña. El
propósito era que se presentar para el senado en 1952 y Joe era buen conocedor
que detrás de la carrera de cualquier hombre importante debía estar la figura
de una mujer, por lo que el siguiente paso era el encontrar la pareja idónea para
John, quien debía ser una joven con tanto encanto que acabara convirtiéndose en
la ‘novia de América’.
Para su plan, Joe y Rose Kennedy, contaron
con la inestimable colaboración de Charles
L. Bartlett, un joven periodista íntimo amigo de John y miembro de otra
importante e influyente familia.
Joe pidió a Charles que hiciera de ‘celestino’
y buscara entre su selecto ambiente de amistades a la chica perfecta para
emparejarla con su hijo.
En 1950 Charles contrajo matrimonio con Martha Buck, otra integrante de la llamada ‘beautiful people’ estadounidense (gente guapa) y en mayo del siguiente año celebraron en su casa de
la exclusiva población de Georgetown
(Washington DC) una cena a la que acudió lo más selecto de los jóvenes de la
sociedad norteamericana.
Era la ocasión ideal para presentarle a John a
una joven perteneciente a la clase alta neoyorquina llamada Jacqueline Lee Bouvier y descendiente
por parte materna de irlandeses (una ascendencia también presente en el clan
Kennedy).
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La cita a ciegas organizada por Charles
Bartlett e ideada por el patriarca de los Kennedy fue todo un éxito y pocos
días después ya se les veía juntos en diferentes lugares a Jack (como era
cariñosamente llamado por sus más allegados) y Jackie (como era conocida ella).
En noviembre de ese mismo año John fue
elegido senador y su relación con Jacqueline
se fue consolidando. El siguiente paso, en el milimétrico
plan de Joe Kennedy para convertir a John y Jacqueline en la pareja más mediática
y admirada de EEUU era que estos se comprometieran y hacerlo de una manera
pública y notoria.
El 25 de junio de 1953 se anunció
oficialmente, a bombo y platillo, el compromiso matrimonial de Jackie y Jack y
para ello el patriarca Kennedy contaría con la colaboración de las
publicaciones más influyentes y populares de la época.
Un mes después la revista LIFE publicaba (en su número del 20 de julio) un amplio
reportaje que tituló ‘Courting
with a U. S. Senator’ (Cortejando con un senador estadounidense) en
el que se retrataba un día en la vida del joven político y su prometida.
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De la noche a la mañana se convirtieron en los ‘novios
de América’ y eran el ejemplo perfecto de pareja ideal. Todo estaba saliendo a
la perfección y de cara a la boda que se celebraría el 12 de septiembre de
aquel mismo año y que se convertiría en el mayor evento social del año y del
que se hizo eco la prensa estadounidense.
El plan de Joe Kennedy salió a la perfección y
estaba convencido de que era cuestión de un par de elecciones para que su hijo
se convirtiera en Presidente de los Estados Unidos y su perfecta esposa en una
flamante Primera Dama.
Solo se tardó en cumplir los deseos del
patriarca Kennedy siete años. El
8 de noviembre de 1960 John ganaba las elecciones a su oponente (el
candidato republicano Richard Nixon)
por apenas cien mil votos de diferencia, convirtiéndose no solo él, sino la
pareja, en toda una leyenda dentro de la vida política y social de los Estados
Unidos.
Fuentes de consulta e imágenes: LIFE
/ Wikimedia
Commons / mentalfloss
/ washingtonpost
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hacia Adolf Hitler]