El mezquino millonario que levantó un muro de seis metros de altura para tapar la luz del sol a sus vecinos
Donde actualmente se encuentra la famosa Grace Cathedral, en la confluencia de las calles California, Jones, Taylor y Sacramento, dentro del barrio Nob Hill de San Francisco, tuvo lugar hace un siglo y medio una de las disputas vecinales más curiosas y mezquinas de aquella ciudad.
La mencionada catedral fue levantada en aquel lugar a partir de 1927, tras ser donado el terreno por sus propietarios dos décadas antes, quienes habían visto caer derruida su imponente mansión tras el devastador terremoto de San Francisco del miércoles 18 de abril de 1906.
Pero antes debemos viajar un poco más hacia atrás en el tiempo y situarnos en 1855, cuando se puso a la venta varios terrenos en una de las colinas de la ciudad, siendo uno de los compradores de una pequeña parcela el matrimonio compuesto por los inmigrantes de origen alemán, Nicholas y Rosina Yung, quienes habían llegado a Estados Unidos siete años antes y habían conseguido labrarse un buen futuro gracias al negocio de funeraria que habían creado.
Allí levantaron una pequeña casa con jardín que se alzaba sobre la cima de California Street Hill y que tenía unas privilegiadas vistas del resto de la ciudad, viviendo el matrimonio junto a su cuatro hijas plácidamente hasta que en 1870 uno de los hombres más ricos de todo el Estado decidió comprar todos los terrenos que rodeaban aquella vivienda con intención de construir una monumental mansión.
Se trataba de Charles Crocker, banquero y magnate del ferrocarril que no estaba acostumbrado a recibir un no como respuesta cada vez que quería conseguir algo y en aquel momento lo que deseaba era comprar el pedazo de parcela de los Yung, la cual quedaba colindante en una de las esquinas de su nueva propiedad.
Charles Crocker ofreció a Nicholas Yung tres mil dólares por comprarle el terreno, pero éste rechazó la oferta, ya que no estaba dispuesto a mudarse de su hogar. El magnate siguió subiendo la oferta y su vecino iba negándose, hasta que en un momento dado dijo que aceptaría venderla si le pagaba doce mil dólares; una cantidad desorbitada para la época y, sobre todo, por el valor del terreno, ya que toda la finca de Crocker, que era diez veces más grande, no había costado ni una cuarta parte.
El millonario se indignó por la negativa inicial de su vecino y la cantidad que le exigía para vendérsela, por lo que decidió cambiar de táctica y provocar que tuviese que venderla al final por un precio irrisorio: levantó un muro de seis metros de altura alrededor de la casa (por tres de sus partes que colindaban con el terreno de Charles Crocker), por lo que provocó que quedase totalmente tapada de la luz natural del sol.
Nicholas Yung denunció ante las autoridades municipales la mezquina acción de su vecino, pero el todopoderoso magnate se ocupó de mover bien sus hilos e influencias, siendo desestimadas todas y cada una de las demandas.
Todas las plantas del jardín de los Yung acabaron muriendo al no darles el sol y el matrimonio decidió trasladarse hasta otra vivienda que tenían en otro lugar de la ciudad, pero sin vender la propiedad, con el fin de seguir fastidiando las ansiadas pretensiones del millonario de poseer toda la parcela para él solo.
A lo largo de toda la década se llevaron a cabo numerosas disputas entre estos dos vecinos y ninguno de los dos quería dar su brazo a torcer por culpa de la cabezonería de ambos.
En 1880 falleció Nicholas Yung, quedando su viuda Rosina al cargo de la propiedad y negándose a vender, con el fin de honrar el deseo de su difunto esposo.
Ocho años más tarde quien murió fue Charles Crocker y sus herederos dieron un primer paso para llegar a un acuerdo con la viuda, no consiguiéndolo, por lo que tampoco quisieron derribar el ‘muro del rencor’ (tal y como llegó a ser conocido) el cual atraía a numerosos turistas y curiosos que subían hasta allí para verlo.
No fue hasta el fallecimiento de Rosina Yung, en 1902, cuando sus hijas decidieron poner la parcela a la venta y llegar a un acuerdo amistoso con los herederos de Croker, quienes accedieron a comprarla, echando abajo la casa familiar de los Yung y el muro que tantos conflictos había desatado a lo largo de tres décadas.
En abril de 1906, con las obras de remodelación de la mansión de los Croker finalizadas, tuvo lugar el devastador terremoto de San Francisco que la destruyó por completo. En lugar de reconstruirla decidieron donar los terrenos a la Iglesia, con el fin de que fuese levantada en aquella parcela una nueva catedral Grace, ya que la existente en otra ubicación también había sido derruida por el seísmo.
Fuentes de consulta e imagen: foundsf / mercurynews / sfgenealogy / Pacific Coast Architecture Database / Wikimedia commons
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