El hombre que consiguió universalizar beber café expreso en todos los hogares
Son muchos los conferenciantes que a través de sus charlas presenciales o publicaciones en las redes sociales utilizan como ejemplo una curiosa y emotiva historia sobre cómo el ingenio de un sencillo hombre de un pequeño pueblo italiano sirvió para crear la ‘cafetera Moka expreso’, calificada como uno de los mejores inventos del siglo XX. El relato explica que al protagonista se le ocurrió la idea de diseñar la mencionada cafetera observando a las lavanderas de su pueblo (entre las que se encontraba su madre), quienes utilizaban un artefacto conocido como ‘lisciveuse’, el cual consistía en una especie de olla o cubo metálico, en la que se hervía el agua y el vapor ascendía hacía un filtro en el que estaba colocada ropa, un método que, tras darle algunas vueltas a la idea, utilizó para inventar un artilugio que servía para elaborar café expreso instantáneo.
Pero esta historia por mucho que sea repetida y compartida no deja de ser una leyenda urbana, que lleva circulando entre nosotros desde hace poco más de dos décadas (desde la popularización de internet y la aparición de las redes sociales).
En realidad, la invención de la cafetera Moka expreso (en España es conocida como ‘cafetera napolitana’ y en algunos lugares como ‘cafetera italiana’) se la debemos a Alfonso Bialetti, un ingenioso piamontés que, tras pasar una década trabajando en una fundición de Francia (donde había emigrado), en 1918 regresó a su pueblo natal (Montebuglio), para instalarse profesionalmente por su cuenta y montar una pequeña fundición que llamó ‘Alfonso Bialetti & C. – Fonderia’ y donde elaboraría diversos productos realizados en aluminio.
Por aquel entonces, el tomar café expreso era algo que solo se podía realizar en los bares o cafeterías que disponían de unas grandes máquinas cuyo mecanismo recordaban al que llevaban las locomotoras de tren (de ahí que a ese tipo de café se les denominase como ‘expreso’).
Los particulares, así como la inmensa mayoría de establecimientos, usaban otros métodos mucho más rudimentarios para elaborar café, cuyo resultado no era el tener un sabor concentrado (era el típico café de filtro, más aguado y popularmente denominado como ‘café de calcetín’).
Fue basándose en esas grandes cafeteras de vapor que había en unos pocos establecimientos y el funcionamiento de estas, lo que dio origen a que Alfonso Bialetti idease un pequeño artilugio de aluminio que estaba dividido en tres piezas: la parte de abajo que contenía el agua, una central que era un rendija o filtro donde se depositaba el café molido, y finalmente la parte superior en la que había una especie de chimenea por la que ascendía el vapor del agua (tras ponerlo al fuego a hervir) el cual se mezclaba con el polvo de café y se iba depositando en una cazoleta interior.
Todo un ingenio que revolucionó la forma de preparar el café a partir de aquel momento, debido a que permitía que cualquier persona pudiese disponer de una en su propio hogar.
Bialetti bautizó su invento como ‘Caffettiera Moka Express’ inspirándose en el nombre de la población portuaria de Mokha (en lo que hoy conocemos como República de Yemen) la cual había sido la principal exportadora mundial de café entre los siglos XV y XVII.
La cafetera inventada por Alfonso Bialetti se convirtió rápidamente en un producto adquirido por numerosísimas familias que veían cómo podían disfrutar diariamente de un delicioso café expreso sin tener que moverse de casa, convirtiéndose a partir de 1933 en uno de los utensilios caseros más vendidos y usados desde entonces. Tan solo en el siguiente lustro fabricó y vendió más de 70.000 unidades y, a día de hoy, se calcula que ha superado con creces la cifra de 300 millones de cafeteras.
El momento en que más éxito de ventas y popularidad alcanzó la cafetera Moka de Bialetti fue a partir de finales de la década de 1950, cuando empezó a emitir comerciales en los intermedios de los programas de televisión, tras el inicio de las emisiones regulares de la cadena pública italiana RAI que obtuvieron tanto éxito que se exportó a otros países.
El eslogan publicitario ‘Eh, sì, sì… sembra facile (fare un buon caffè)!’ (¡Ay, sí, sí… parece fácil (hacer un buen café)!) se hizo enormemente famoso y niños y mayores lo repetían sin cesar. Ayudó en gran medida el personaje de dibujos conocido como ‘L’omino coi baffi’ (El hombrecito con bigote), creado por el diseñador gráfico Paul Campani, basándose en un garabato que había realizado Renato (el hijo de Alfonso Bialetti) que emulaba a su padre.
Fue precisamente Renato Bialetti quien se hizo cargo del negocio familiar (en 1946), expandiendo la empresa y convirtiendo la compañía (que por aquel entonces ya se llamaba ‘Bialetti Industrie Group’) en una de las pioneras del sector.
Alfonso Bialetti falleció en 1970 (a los 82 años de edad) y en 1986, su hijo Renato (que contaba 63 años) decidió jubilarse y vender la compañía. Tras su muerte, en 2006, sus cenizas serían depositadas dentro de una Cafetera Moka Express que había inventado su padre.
Erróneamente, muchos periódicos que se hicieron eco del fallecimiento de Renato Bialetti, atribuyeron a éste la invención de la mencionada cafetera, pudiéndose encontrar en la red numerosos artículos con esa información inexacta.
Fuente de consulta e imagen: bialetti / inventarioitaliano / nytimes / pxhere
Más historias que te pueden interesar:
- La actriz que inventó un infalible sistema de comunicación secreto precursor del actual Wifi, GPS y Bluetooth
- Cuando un ataque de asma propició la invención de la aspiradora portátil
- El inventor del primer secador de pelo no lo creó invirtiendo el motor de una aspiradora
- El revolucionario invento español del motor de agua que resultó ser un fraude