El ambiente de crispación e indignación popular que dio origen a las protestas del ‘Mayo del 68’ francés

La segunda mitad de la década de 1960 estaba transcurriendo
con un ambiente enrarecido y crispado, con un gran número de colectivos
descontentos con la situación social, política y económica por la que atravesaba
el planeta.

Hacía dos décadas que había terminado la Segunda Guerra
Mundial y nada había cambiado en el mundo. Los trabajadores seguían oprimidos,
los jóvenes con un futuro incierto y la tensión política entre los dos bloques
(a consecuencia de la Guerra Fría) cada vez era mayor.

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De la indignación colectiva y popular comenzaron a surgir
iniciativas y grupos (encabezados por jóvenes estudiantes universitarios) que
trataban de dar un grito de atención a sus respectivos gobiernos para que las
cosas cambiasen.

Los movimientos izquierdistas habían ido en aumento durante
los últimos años, haciéndose oír en multitudinarias manifestaciones. Las protestas
contra la Guerra de Vietnam
congregaban a cientos de miles de manifestantes
en los Estados Unidos y esa fuerza emergente del movimiento de ‘indignados’ motivó
a los jóvenes europeos a tomar cartas en el asunto y luchar por cambiar las
cosas.

En la España franquista surgieron varios colectivos que,
desde la clandestinidad, se reunían para luchar por la llegada de la democracia,
siendo frecuentemente represaliados y detenidos sus participantes. La inmensa
mayoría de los medios de comunicación nacionales al servicio de la dictadura de
Franco no facilitaron para que en el país se conociera esas iniciativas en pro
de la libertad, por lo que las noticias sobre esos actos eran sesgadas y
manipuladas, presentando a los colectivos de protesta como grupúsculos reducidos.

Pero donde realmente cuajó el movimiento ciudadano que
quería cambiar las cosas (o al menos se hizo de una manera más evidente) fue en
Francia. A partir de marzo de 1968 comenzaron las protestas por las calles de
París por parte de numerosos estudiantes insatisfechos con la gestión del
Presidente de la República Charles de Gaulle.

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Día a día las protestas se repetían y se unían más personas
a ellas. Empezaron los estudiantes (que se declararon en huelga, cerrando
institutos y universidades) y poco a poco se fu sumando otros colectivos, como
el de los trabajadores de la importantísima factoría de Renault, medios de
transportes o grandes centros de trabajo.

Manifestaciones en las que acudían miles de personas, ya no
solo estudiantes, y que protestaban contra el gobierno, exigiendo cambios.

En poco más de dos meses, en mayo de 1968, los paros y
protesta contaron con un respaldo de nueve millones de ciudadanos.

Por su parte, Charles de Gaulle trató de reprimir y sofocar las
protestas callejeras que poco a poco se iban haciendo cada vez más famosa y
universales.

Jóvenes estudiantes de otros lugares del planeta salían a
las calles de sus ciudades y daban su respaldo al movimiento de protestas de
Francia… el ‘Mayo del 68 francés’ se había universalizado.

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Colectivos estudiantiles españoles organizaron actos de
protesta como apoyo a los galos y recordado es el multitudinario
concierto-protesta que el cantautor valenciano Raimon
ofreció en la Universidad
Complutense de Madrid.

Para el recuerdo han quedado las protestas del mayo del 68
francés, numerosísimas promesas incumplidas hechas desde los respectivos
gobiernos y una situación global que, medio siglo después, sigue siendo de
crispación e incertidumbre por el futuro laboral y económico de los más
jóvenes.

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