El Lunes de Pascua de
1916 en Irlanda (que cayó en el 24 de abril) fue muy diferente a como lo
habían estado celebrando hasta entonces los católicos irlandeses, debido a que esa
fecha marcó un hito en la historia del país al producirse un alzamiento contra
el gobierno británico, dando así el primer paso hacia la independencia que
llegaría seis años después.
Desde que el 1 de enero de 1801 Irlanda decidiera unirse a la corona británica y formar parte del Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda, muchos
habían sido los intentos por parte de numerosos ciudadanos y colectivos por
volver a convertirse en una república independiente.
El conocido como ‘Alzamiento
de Pascua’ (Easter Rising) fue planeado por los miembros de la IRB, ‘Irish Republican Brotherhood’ (Hermandad
Republicana Irlandesa), una organización clandestina que llevaba en marcha
medio siglo (fue creada en 1858) y aglutinaba un importante número de miembros
comprometidos con reestablecer la independencia del país.
Aquel Lunes de Pascua
fue escogido con meticulosidad, a sabiendas de que se disponía de una
sustancial inferioridad frente a las fuerzas británicas, pero aprovechando que
el gran grueso militar inglés en aquellos momentos estaba centrado en otras
batallas decisivas: las que se estaban librando desde hacía dos años en la
Primera Guerra Mundial y desde entonces (1914, se estuvo trabajando en el plan
de insurrección irlandesa).
La IRB estaba
compuesto, mayoritariamente, por intelectuales, revolucionarios de izquierdas y
un gran número de feministas y sufragistas. Deseaban realizar un alzamiento que
no solo se consiguiera la independencia, sino que también sirviera para cambiar
el modelo político y crear un nuevo Estado más justo y equitativo. De ahí que en
sus proclamas aparecieran mencionados los dos géneros.
Los miembros de la Hermandad Republicana Irlandesa habían
logrado conseguir un tímido apoyo internacional, entre ellos de algunos
destacados miembros del Imperio Alemán, nación que en aquellos momentos se
encontraba enfrentada al Reino Unido en la IGM. Los germanos habían hecho llegar
a Irlanda numeroso armamento y una cuantiosa munición.
Algo más de mil doscientos voluntarios formaron parte del
denominado ‘Ejército de ciudadanos
irlandeses’ y se reunieron en varios lugares del centro de Dublín la mañana
del 24 de abril de 1916 (Lunes de Pascua).
Una de las principales acciones fue la de tomar la oficina general
de Correos e izar en el edificio la bandera republicana irlandesa, además de ser
leído desde la puerta, por el poeta y escritor Patrick Pearse (quien sería nombrado ‘Presidente del gobierno provisional’, el texto con el que se proclamaba
la República Irlandesa. Dicha proclama fue también repartida en octavillas
entre la población, además de ser retransmitida por radio y telegráficamente.
El gobierno británico envió a Dublín 16.000 soldados y un
millar de policías que repelieron el alzamiento, haciéndose con el control
final el 29 de abril, tras varios intensos días de lucha, que se saldaron con
el fallecimiento de 132 británicos y 64 irlandeses, además de numerosísimos
heridos.
Los cabecillas de la rebelión fueron apresados, encarcelados
y la mayoría de ellos (16, entre ellos Patrick Pearse) fueron ejecutados cinco días después.
A pesar de aquella derrota, las aspiraciones de
independencia irlandesas no cesaron y, a través de otros medios (como el presentarse
a las elecciones de 1918 y conseguir la mayoría de representantes) y el
diálogo, se consiguió firmar un tratado por el cual, a partir de 1922, parte de
Irlanda se convirtió en un Estado libre y desvinculado de Gran Bretaña; algo
que en aquellos momentos los del norte de la isla no apoyaron y provocó que
Irlanda quedara dividida en dos.
Fuente de la imagen: Wikimedia
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