Telharmonium, el instrumento electromecánico precursor del hilo musical que ocupaba toda la planta de un edificio

Hace un siglo, con el inicio de la construcción de numerosos rascacielos en las principales capitales mundiales y correspondiente instalación de los ascensores que debían subir y bajar a docenas de personas, se ideó un sistema para que el viaje de éstos fuese lo más cómodo y entretenido posible, evitando así que los usuarios sufrieran de claustrofobia, mareos y desmayos, por lo que se instaló un sistema de música ambiental y que pasó a ser popularmente conocido como ‘hilo musical’.

Este era gestionado por las correspondientes compañías telefónicas que suministraban el servicio a todos aquellos edificios que lo contrataban y en poco tiempo esto se fue expandiendo también como un sistema de música ambiental para todo tipo de oficinas, negocios e incluso domicilios particulares, siendo enormemente popular a lo largo de la segunda mitad del siglo XX.

Pero la idea de proporcionar música a hoteles, restaurantes e incluso teatros surgió unas cuantas décadas antes, concretamente a partir de 1896, y fue desarrollada por el abogado e inventor estadounidense Thaddeus Cahill.

Desde temprana edad se había interesado por las numerosas posibilidades que ofrecía la línea telefónica y la gran cantidad de cosas que, con los mecanismos adecuados, se podrían retransmitir a través de éstas, entre las que se encontraba el enviar música.

Antes de licenciarse como abogado había pasado por el conservatorio de Oberlin (Ohio) donde estudió durante unos años física de la música, lo que le dio una sólida base de conocimiento a la hora de desarrollar el ‘Telharmonium’ (también llamado ‘Dynamophone’ y en español ‘Telarmonio’ y ‘Dinamófono’ respectivamente).

Se trataba de un instrumento electromecánico que generaba sonidos muy similares a los de un órgano o piano y que utilizaba la rotación de generadores electromagnéticos, con el fin de producir impulsos eléctricos que se convertían en diferentes sonidos polifónicos por receptores telefónicos.

En 1896 presentó la patente de su invento, pero esta fue rechazada en primera instancia. Gracias a su formación y conocimientos como abogado, Thaddeus Cahill consiguió que un año después fuese admitida y concedida dicha patente, momento en el que inició la construcción de los diferentes prototipos del Telharmonium (hasta tres llegó a realizar) en su estudio de Holyoke (Massachusetts), a lo largo de los siguientes nueve años.

En 1906 lo presentó en sociedad y un grupo inversor no dudó en aportar capital suficiente para que fuese desarrollado desde la ciudad de Nueva York, trasladando hasta allí el Telharmonium que tuvo que ser llevado en una treintena de vagones de tren debido a sus grandes dimensiones y peso (200 toneladas).

El invento fue instalado en la primera planta de un teatro situado en Broadway y que con el tiempo todo el edificio fue conocido como ‘Telharmonic Hall’ y a lo largo de casi una década se convirtió en un popular y muy contratado método de transmisión de música a través de la línea telefónica a hoteles, restaurantes, todo tipo de negocios y oficinas y hogares particulares.

Debemos tener en cuenta que las primeras retransmisiones radiofónicas convencionales no empezarían hasta 1910, por lo que el Telharmonium ocupó, hasta entonces, un nicho de negocio todavía no explotado.

Fue a partir de la década de 1912, con la popularización de las retrasmisiones de radio cuando el negocio del Telharmonium empezó a descender. Casi todos los negocios y hogares ya empezaban a disponer de un aparato radiofónico y sus emisiones eran gratuitas, además de tener diferentes contenidos donde elegir.

Paulatinamente los usuarios de ese primitivo hilo musical empezaron a darse de baja del servicio y para final de aquella década fue a la bancarrota, desmantelado el Telharmonium y vendidas todas sus piezas como chatarra. Curiosamente, tampoco existe ninguna grabación fonográfica realizada con aquel instrumento.

Fuentes de consulta e imagen: synthmuseum / 120years/ sononews / Wikimedia commons

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