Cuando una de las mayores aficiones durante el siglo XIX era apostar por ver cuántas ratas podía cazar un perro

Conocido como Rat-baiting,
durante gran parte del siglo XIX y hasta 1912, año del que se tiene constancia
de celebrarse por última vez en Leicester (centro de Inglaterra), una de las
mayores aficiones que reunía en pubs y lugares clandestinos a un gran número de
personas de toda clase social (desde miembros pertenecientes a la nobleza hasta
lo más bajo de la sociedad británica) era el apostar para ver cuántas ratas era
capaz de cazar un perro.

Una cruel afición que generó un extraordinario interés por
parte de todo aquel que tenía ganas de realizar una apuesta y ver un
espectáculo extremo (y desagradable).

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El rat-baiting solía realizarse en una especie de
cuadrilátero (e incluso una pista circular) con un vallado de aproximadamente
medio metro y alrededor del cual se situaban los espectadores y apostantes.
Dentro se colocaba un perro (que solía ser de la raza Terrier, aunque con el
tiempo se utilizó todo tipo de canes) y se soltaban un gran número de ratas
(alrededor de un centenar).

Los espectadores debían apostar cuántas ratas sería capaz de
capturar y matar en un determinado tiempo que se establecía y ganaban aquellos
que acertaban.

Un desagradable espectáculo en el que los asistentes
jadeaban al perro para que éste matase más rápido o diera caza a las presas y
que se inició muchas décadas antes de iniciarse la conocida como ‘Época Victoriana’
(Victoria I del Reino Unido
comenzó a reinar en 1837), pero que se alargó durante todos los años en las que
la más famosas de las reinas británicas se mantuvo en el poder.

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Anecdóticamente, un par de años de que Victoria subiese al
trono, desde el Parlamento Británico se
legisló sobre aquellos trabajos, espectáculos o deportes en los que se hacía
servir animales y el maltrato de éstos a través de la ‘Ley de
Crueldad contra los Animales’ (Cruelty to Animals Act) aprobada en 1835
. En
ella se prohibían las peleas de gallos, el hostigamiento a los osos (que
consistía en un espectáculo en el que se pegaba con varas a un plantígrado),
así como cualquier tipo de trato violento y vejatorio de animales como perros,
ovejas, toros o el ganado en general. Nada se decía en la mencionada ley sobre
la prohibición de dos de las prácticas más famosas en el Reino Unido en aquel
momento: la caza del zorro y el rat-baiting.

Por tal motivo, a partir de 1835 la afición por ver cómo un
perro cazaba ratas se incrementó de una manera considerable en todo el país e
incluso esta práctica fue exportada hacia otros países por los emigrantes (la
gran migración de irlandesa durante el siglo XIX hacia Estados Unidos llevó consigo
sus costumbres y tradiciones).

Durante las siguientes décadas el rat-baiting siguió
practicándose y a pesar de que se seguía legislando contra la crueldad animal
nada se decía sobre ello (se aprobaron nuevas leyes en 1849, 1876 y 1900).
Muchos expertos indican que el hecho de que en ninguna de esas modificaciones
se incluyera la prohibición sobre las apuestas en la caza de ratas era una
manera de no reconocer oficialmente que ésta se estaba realizando y que, además,
muchos de quienes acudían a apostar eran distinguidos miembros de la nobleza,
aristocracia e incluso parlamentarios o del gobierno británico.

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Cabe destacar que con la llegada del siglo XX la afición por
el rat-baiting descendió considerablemente, sobre todo entre las clases
pudiente, quedando como una afición entre las clases más bajas. Posiblemente
ese fue el motivo por el que en 1911 sí que se incluyera la prohibición del rat-baiting
en la nueva
ley de crueldad contra los animales
que se aprobó en el Parlamento
Británico el 18 de agosto de ese mismo año.

A partir de entonces el rat-baiting se convirtió en algo
ilegal y que ya no se realizaba en lugares públicos, sino en cobertizos y a
escondidas. Las autoridades ordenaron la persecución y detención de cualquier
persona relacionada con esta práctica. La última constancia que queda de ella
fue la realizada en Leicester, tal y como menciono al inicio del post.

Hay que señalar que
actualmente (y desde hace unas décadas) se ha vuelto a poner de moda el
utilizar perros para cazar ratas en un gran número de lugares, pero no como un
deporte de apuestas sino como una efectiva practica para acabar con las plagas
de estos roedores que de vez en cuando aparecen en algunas poblaciones.

Fuentes de consulta
e imágenes: victorianweb / staffordmall / shootinguk / creepybasement / Wikimedia
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