Cuando las sufragistas británicas tuvieron que hacer uso de la violencia y atentados para conseguir su propósito

La sociedad está dividida entre aquellos que creen que cualquier tipo de acto violento, realizado
en disturbios y manifestaciones, están totalmente injustificados
y deberían
de ser perseguidos y castigados por las autoridades y después nos encontramos
con quienes están convencidos que, en ocasiones, para conseguir un fin que
beneficia a gran parte de un colectivo, es
necesario tomar decisiones radicales y actuar con cierta violencia contra
algunos objetivos
(normalmente gubernamentales, empresariales…). Estos
últimos defienden que la lista de logros conseguidos, a lo largo de la historia
y que han beneficiado a gran parte de la ciudadanía de todo el planeta, es muy
larga (ya sea por colectivos como la clase trabajadora, las mujeres, personas
de distintos credos o raza, etc), consiguiéndose en la mayoría de ocasiones
gracias a haber presionado y realizado actos de violencia.

Uno de los colectivos que durante muchas décadas luchó incansablemente por mejorar las
condiciones de la sociedad
fue el de las sufragistas, quienes reclamaban, entre otras cosas, la igualdad de género y el derecho al voto.
Una lucha reivindicativa que fue desigual en cada lugar y que tuvo sus
distintos plazos de consecución de resultados, además de diferentes formas de
actuar.

Hoy me centraré en este post en las sufragistas británicas,
quienes tuvieron un destacadísimo papel en la historia de su país durante las últimas
décadas del siglo XIX y las primeras del XX.

El 6 de febrero de
1918 se aprobaba en el Parlamento británico la ley que otorgaba el derecho al
sufragio a las mujeres mayores de 30 años
. Una ley que se convertía en un
gran logro para la lucha sufragista, pero que tan solo era un primer paso para
conseguir que el derecho al voto llegara a toda las capas de la sociedad
femenina del Reino Unido.

Durante décadas, las acciones
reivindicativas de las sufragistas
se habían limitado a pequeñas manifestaciones
y actos aislados de protesta y no fue hasta 1897 cuando los diferentes grupos
repartidos por todo el país decidieron unirse para crear la Sociedad Nacional para el Sufragio de las
Mujeres
(NUWSS son sus siglas en inglés).

Fue a partir de entonces cuando la unión de todas ellas fue adquiriendo
más relevancia en las protestas y sus concentraciones y manifestaciones se
fueron convirtiendo cada vez en más multitudinarias.  

La primera gran manifestación sufragista celebrada en el
Reino Unido fue conocida como la ‘Procesión
Unida de Mujeres’
(United Procession of Women) que discurrió por Londres el
9 de febrero de 1907 y reunió a más de tres mil personas (la inmensa mayoría
mujeres, pero también contó con un importante apoyo de hombres que se sumaron a
la marcha). Debido a las inclemencias del tiempo y a las fuertes lluvias que se
produjeron previamente a la manifestación, las calles londinenses estaban
llenas de fango, por lo que esta acción reivindicativa también ha pasado a la
historia bajo el nombre de ‘Marcha del
Lodo’
(Mud March).

Pero, para cierto sector del sufragismo, las manifestaciones y protestas frente al
Parlamento
eran insuficientes y poco efectivas, por lo que un grupo de
estas decidió que se debían de realizar
acciones reivindicativas más contundentes
, aunque eso conllevara tener que
realizar algunos sabotajes contra
propiedades del gobierno
.

Al frente de este grupo más reivindicativo se encontraba Emmeline Pankhurst, considerada como la
líder indiscutible del movimiento
sufragista del Reino Unido
.

Algunos actos de sabotaje consistieron en hacer pintadas en
algunas calles o paredes de edificios públicos, per según iba pasando el tiempo
y no se conseguía que los representantes políticos aprobaran la ley que las
facultaba a votar, sus acciones se fueron convirtiendo en más violentas,
llegando a provocar incendios en
comercios, edificios oficiales y, posteriormente, a atentar contra viviendas
privadas de algunos parlamentarios y miembros del gobierno.

A este grupo más violento de sufragistas se las denominó
como ‘suffragettes’, con el fin de diferenciarlas
de aquellas mujeres que reivindicaban el derecho al voto de una manera
pacífica.

En febrero de 1913, Emmeline Pankhurst ofreció un discurso
en Cardiff en el que alentó a las ‘suffragettes’ a atacar aquellas cosas que consideraba más valoradas por la sociedad
contemporánea: el dinero, la propiedad y el placer
.

Esto desencadenó una serie de atentados contra propiedades
privadas de algunos insignes políticos de la época, entre ellos el producido el
19 de febrero de aquel mismo año en la
casa de verano del Ministro de Hacienda, David Lloyd George
, donde fue
colocada un artefacto explosivo que
provocó un incendio en la edificación
que estaba en construcción en
aquellos momentos (situada en la exclusiva urbanización del elitista ‘Walton Heath Golf Links’). Tan solo
hubo daños materiales tras la explosión y que fueron valorados en quinientas
libras esterlinas (una gran suma para aquel tiempo). Una segunda bomba también
había sido colocada en aquel lugar, pero no llegó a detonarse.

Anecdóticamente, cabe destacar que David Lloyd George fue nombrado Primer Ministro del Reino Unido en 1916
y fue bajo su legislatura cuando el Parlamento británico aprobó la mencionada
ley que otorgaba el voto a las mujeres (mayores de 30 años) el 6 de febrero de
1918.

Junto a la residencia veraniega de Lloyd George, otras
propiedades fueron saboteadas y padecieron los ataques de los actos
reivindicativos de las suffragettes en las siguientes semanas, llevando a las
autoridades a señalar directamente a Emmeline Pankhurst de haber sido la
impulsora de los atentados y alentar a la violencia, por lo que se la acusó
oficialmente, siendo detenida la noche del 24 de febrero, juzgada y condenada
(el 3 de abril) a una pena de tres años de servicio penal (un tipo de condena por
la que las personas que debían cumplirla tenían que realizar trabajos forzados
para la comunidad durante el tiempo que duraba la misma).

Emmeline Pankhurst fue conducida a la prisión de Holloway y tal y como llegó se declaró en
huelga de hambre, al mismo tiempo que se iniciaron una serie de marchas,
protestas y actos de sabotaje por parte de las suffragettes, a modo de protesta.

A lo largo del siguiente año el movimiento sufragista siguió
con sus actividades para reclamar el voto femenino, cesando su actividad tras
el estallido de la Primera Guerra Mundial (julio de 1914) y centrándose en
ayudar a la nación y mostrar su compromiso patriótico.

Tal y como he comentado párrafos más arriba, en 1918 se
aprobó la ley que facultaba el voto (parcial) a las mujeres. Fue unos meses
antes de que acabara el conflicto bélico, pero se convirtió en un paso decisivo
en la historia del sufragismo. David Lloyd George, como Primer ministro, fue
decisivo en la consecución y aprobación de esa ley, tendiendo un puente de
diálogo y entendimiento con las mismas personas que, cinco años antes,
atentaron contra su residencia de verano.

Fuentes de consulta e imagen: history.blog.gov.uk
/ surreycc.gov.uk
/ exploringsurreyspast
/ elpais
/ elmundo
/ picryl

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