Cuando hace un siglo se desató la locura por jugar al polo montados en automóviles

Hoy en día podemos encontrar en las redes multitud de páginas
en las que visionar vídeos de arriesgadas y emocionantes prácticas deportivas
llevadas al límite. Un material que tiene una gran aceptación debido al riesgo
extremo de quienes lo realizan.

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Ello es posible por la gran cantidad de tecnología y avances
de los que disponemos, pero a pesar de que muchos son los que piensan que
estamos viviendo en la época dorada de ese tipo de prácticas debemos echar la
vista atrás y podremos comprobar que nuestros antepasados ya hacían multitud de
cosas arriesgadísimos para sus tiempos (por
ejemplo la mujer de 60 años que en 1901 navegó por los rápidos de las cataratas
del Niágara metida en un barril
).

Otro claro ejemplo fue cuando, recién iniciado el siglo XX,
se quiso mezclar dos disciplinas que nada tenían que ver entre si y que en su
conjunto se convertía en un emocionante y arriesgado deporte: jugar al polo
montados en automóviles.

Una idea que puede sonar a descabellada pero que fue llevada
a cabo y además con notable éxito de participación.

Basándose en el tradicional polo (el cual se disputa montado en un caballo) y que tan arraigado
estaba en la cultura británica, fue exportado hasta los Estados Unidos y allí,
en 1902, se decidió dale una vuelta de tuerca a esta práctica.

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Por aquel entonces comenzaba el furor por los automóviles y ya
se estaban disputando algunas importantes carreras y rallies cuyas
competiciones se originaron una década antes.

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La primera constancia del denominado como ‘Auto polo’ corresponde a 1902 en el Dedham
Polo Club de Boston donde Joshua Crane
Jr.
organizó una exhibición que unía ambas aficiones en una. La prensa no
se hizo demasiado eco de este nuevo deporte y los pocos que publicaron algo no
le auguraban demasiado futuro debido a lo complicado que resultaba conducir y
llevar el mazo en la otra mano para golpear la pelota (además del riesgo que
ello comportaba).

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Pero la prensa andaba equivocada y una década después la
práctica del ‘auto polo’ tomó realmente una significante  relevancia (sobre todo en los ambientes más
snobs de la sociedad americana, a los que tanto atraía hacer cosas
estrafalarias).

Fue un peculiar personaje llamado Ralph ‘Pappy’ Hankinson quien organizó y promovió varias
competiciones de auto polo en Wichita (Kansas) a partir de julio de 1912.

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Eso sí, había una condición para poder participar en el auto
polo organizado por ‘Pappy’: el
hacerlo conduciendo un Ford T, el
coche que en ese momento estaba causando furor entre aquellos estadounidenses
que podían permitirse adquirir un automóvil y del que, casualmente, Ralph Hankinson
tenía un concesionario.

Y la verdad es que este truco publicitario le salió bien a
este ingenioso comerciante quien logró multiplicar las ventas. No solo para
practicar hacía falta adquirir un Ford modelo T sino que tras cada partido
múltiples eran los desperfectos, por lo que incluso algunos de los
participantes debían comprarse uno nuevo (eso sí, con un generoso descuento por
parte de Pappy Hankinson.

Evidentemente varios fueron los lugares en los que se llevó
a cabo la práctica del auto polo y no en todos era una exigencia el adquirir un
modelo concreto de automóvil. Con los años muchos fueron quienes lo practicaban
con sus autos ya viejos o escacharrado y a lo largo de cuatro décadas hay buena
constancia de la celebración de estos arriesgados pero emocionantes partidos.

Se exportó a otros países como Canadá e incluso el Reino
Unido (aunque la estirada sociedad británica no terminó de ver con buenos ojos
esa modificación de su tradicional polo que tan arraigada estaba en su cultura
y modo de vida).

Aunque hubo un repunte de la práctica a mediados de la década
de 1940 (tras finalizar la Segunda Guerra Mundial) diez años después pocos
fueron quienes lo practicaron, sobre todo debido a los altos costes que suponía
el tener que reparar los automóviles después de cada  partido.

Con el tiempo el auto polo quedó en el olvido y hoy en día
múltiples son las referencias fotográficas e incluso en vídeo que podemos
disfrutar de aquella extravagante idea.

 Fuentes de consulta e imágenes: Hemeroteca
Google News
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/ mashable / historydaily / Wikimedia commons