Es una expresión en desuso pero hasta hace un par de décadas
era muy común escuchar decir que ‘alguien decía piquiponadas’ para
referirse a su incorrecto uso del lenguaje y a como utilizaba (erróneamente) algunas
palabras que no correspondían para referirse a algo que no tenían que ver con lo
dicho (por ejemplo decir ‘sifilítico’ en
lugar de ‘filatélico’).
El término ‘piquiponada’
se acuñó popularmente en la primera mitad del siglo XX y fue formado por los
dos apellidos de un destacado empresario y político catalán llamado Joan Pich i Pon quien se hizo sumamente
famoso por sus meteduras de pata a la
hora de hablar, ya que cambiaba constantemente de vocablos y era común que
soltase una barbaridad detrás de otra.
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Joan Pich i Pon nació en el seno de una familia humilde que
no pudo proporcionarle grandes estudios, por lo que su base cultural era muy limitada. Se puso a trabajar a muy temprana
edad y a pesar de esas carencias en su formación y enseñanza tenía muy buen olfato para los negocios.
Era un hombre cercano y campechano, lo que le proporcionaba ganarse
fácilmente las amistades. Esto le ayudó a la hora de empezar a crear su primera
empresa de electricidad a inicios del siglo XX y en cuestión de pocos años era
propietario de varios prósperos negocios (entre ellos una editorial en la que
se publicaban tres destacados periódicos barceloneses).
Incluso probó suerte en política siendo elegido senador,
diputado en las Cortes, Gobernador General de Cataluña, presidente la Cámara de la Propiedad Urbana,
concejal y alcalde de Barcelona, subsecretario de la Marina Civil e
incluso fue uno de los responsables de la Exposición Universal de 1929
celebrada en la Ciudad Condal.
A pesar de ocupar todos estos cargos públicos y políticos nunca
se preocupó por instruirse académicamente, pero tenía el defecto que, en
ciertas ocasiones o dependiendo del lugar que estaba, quería dárselas de erudito
de algún tema y a la hora de hablar cometía unos espantosos gazapos lingüísticos
que dieron lugar al nacimiento de la expresión ‘Decir piquiponadas’ como clara referencia a la metida de pata a la
hora de hablar y confundir el sentido de algunas palabras.
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Varios ejemplos de términos utilizados erróneamente por Joan
Pich i Pon en sus discursos o conversaciones privadas fueron:
Se refería a la filias como ‘bifias’ y a las fobias como ‘bofias.
A la canícula (periodo de mayor calor del año) la llamaba ‘Calígula’. ‘Vida sedimentaria’
era lo que decía cuando quería referirse a la vida sedentaria. ‘Luz genital’ en
lugar de luz cenital. Nombró al popular personaje Cyrano de Bergerac como ‘Tirano
de Bergerac’ (y encima lo calificó como ‘uno de los mayores tiranos de la
historia’). En cierta ocasión dijo sentirse como un ‘radiador romano’ en lugar
de gladiador o, queriéndoselas dar de erudito, se refirió al caviar como ‘huevas
de centurión’ en lugar de esturión.
Múltiples fueron las metida de patas lingüísticas de Pich i
Pon, pero no solo eso hizo mal en su vida. Hay un par de episodios que lo
desacreditaron y que provocaron que, en 1936, tuviese que huir de España (y no
fue por la Guerra Civil). Uno fue el haber publicado un libro que se presentó
como si fuese de su autoría y que posteriormente se descubrió que había sido
escrito realmente por ‘Clovis Eimeric’
(seudónimo del prolífico escritor de la época Lluís Almerich i Sellarés).
El otro asunto, de mucha mayor gravedad, fue su implicación
en el ‘caso
estraperlo’, el cual consistió en la estafa de una ruleta eléctrica que
estaba trucada y que fue colocada en varios casinos españoles (bajo el beneplácito
e intermediación de un puñado de políticos y empresarios, entre ellos Joan Pich
i Pon).
Fuente de la imagen: Wikimedia
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