Cuando en las postrimerías de la IIGM la aviación británica hundió tres buques nazis cargados con miles de prisioneros

En abril de 1945, cuando era inminente el triunfo Aliado y el
conflicto bélico de la Segunda Guerra
Mundial
, en el continente europeo, parecía estar cerca de finalizar, desde
las jerarquías del Tercer Reich se
hizo todo tipo de intentos por borrar aquellas
pruebas y rastros que pudiesen incriminarles en el genocidio
que había
estado cometiendo el nazismo desde que Adolf
Hitler
llegó al poder en Alemania doce años antes.

Para ello se vaciaron algunos campos de concentración con el
fin de no dejar suficientes testigos que pudiesen ser claves a la hora de
testificar en los juicios que se celebrarían tras la guerra.

Una de esas operaciones nazis de limpieza de prueba y vaciado
de campos de concentración fue el
que se llevó a cabo a partir del 19 de abril trasladando a más de diez mil prisioneros
(la mayoría desde el campo de Neuengamme,
en Hamburgo) hasta la bahía de Lübeck,
en cuyo puerto o inmediaciones se encontraban atracados varios buques en los
que sería escondidos.

Un trayecto de algo más de un centenar de kilómetros que se
les obligó a hacer a pie, sin ser alimentados ni ofrecerles agua, por lo que un
gran número de presos iban falleciendo por el camino a consecuencia del
cansancio (cabe recordar que la mayoría llevaba varios años encerrados en
condiciones infrahumanas), deshidratación o inanición, a parte de los que
morían ejecutados en las cunetas por los propios soldados nazis ante la
imposibilidad de continuar caminando.

El plan del Tercer Reich era encerrar al máximo número
posible de prisioneros procedentes de los campos de concentración en los
buques, poner estos a navegar por el mar Báltico rumbo al océano Atlántico y hundirlos en alta mar tras torpedearlos
desde un submarino
.

A lo largo de dos semanas la llegada de prisioneros a la bahía
de Lübeck fue continua y desde allí se iba trasladándolos en diferentes
embarcaciones hasta los buques Cap
Arcona
y SS Deutschland, además del
vapor de carga SS Thielbek.

El Cap Arcona y SS Deutschland habían sido, años atrás, dos lujosísimos trasatlánticos que habían
llevado en su interior a los más distinguidos viajeros en las travesías que
realizaron entre los continentes europeo y americano. Tras el estallido de la
IIGM fueron puestos a disposición del Tercer Reich, sirviendo de vivienda flotante para los miembros de la
marina de guerra alemana.

Varias organizaciones
humanitarias (entre ellas la Cruz Roja) tras enterarse del traslado de
prisioneros desde los campos de concentración hasta los buques, intentaron
mediar con las autoridades nazis para intentar que abandonaran tal idea,
consiguiendo tan solo que se liberara a un reducido grupo de dos mil presos
franceses tras llegar a un acuerdo (debemos tener en cuenta que había personas
de una veintena de nacionalidades y tan solo se consiguió dejar a salvo a los
galos).

El 30 de abril, tras conocerse
la noticia del suicidio de Adolf Hitler
y ante la inminente entrada del Ejército Rojo en Berlín (tras una semana de
cruenta batalla en la capital alemana), se decidió acelerar al máximo el
traslado de prisioneros desde el puerto de Lübeck hasta los buques.

Aquel flujo de envío humano hacia las embarcaciones se había
retardado más de lo previsto debido a varios contratiempos surgidos entre los
jerarcas nazis al frente de la operación y los oficiales al mando de los buques,
tras enterarse de cuál sería el fatídico destino de los presos. Tras ser
amenazados con ser sometidos a un consejo de guerra y el fusilamiento, no
tuvieron más remedio que aceptar.

Pero por aquellas casualidades de la vida (o no) el 3 de
mayo, cuando ya estaba todo preparado para torpedear los buques y hundirlos, la
fuerza aérea británica se encargó de hacer el trabajo de los nazis.

Un grupo de pilotos
de la Royal Air Force
sobrevolaron con sus cazabombarderos aquella zona y
detectaron un movimiento extraño de barcos en el Báltico, tras informar
debidamente a sus superiores y recibir refuerzos (en total fueron hasta allí
cuatro escuadrones), se procedió a atacar las embarcaciones (a pesar de que
numerosos presos les hacían señales desde la cubierta), disparando indiscriminadamente.

Todavía permanecían numerosos miembros de la SS en los
buques y ante el estrés producido por el ataque de los aviones británicos y el
miedo a ser linchados por los prisioneros, empezaron a matar a éstos con sus
ametralladoras.

Tras un buen rato de ataque aéreo, las embarcaciones
empezaron a arder y finalmente se hundieron, falleciendo prácticamente la
totalidad de las personas que allí estaban (la mayoría de los nazis lograron
escapar).

La matanza de la bahia de Lübeck de los buques Cap Arcona,
SS Deutschland y SS Thielbek por parte de los pilotos de la RAF quedó solapada
por las diferentes noticias que iban transmitiéndose aquella misma semana en el
que los países que formaban las Potencias del Eje iban cayendo y capitulando.
El fin de la IIGM en el frente europeo estaba muy cerca y los mandos de las
fuerzas Aliadas no iban a permitir que
ese contratiempo enturbiase la mejor y más importante noticia del último cuarto
de siglo
, por lo que se decidió guardar el asunto en un cajón.

Como dato anecdótico, cabe destacar que el lujoso trasatlántico
Cap Arcona sirvió, en 1942, como plató cinematográfico cuando
los nazis rodaron a bordo su propia versión de la película Titanic
.

Fuente de las imágenes: Wikimedia
commons

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