El bosque Aokigahara es un paraje envuelto de leyendas y mitos ancestrales que se ha convertido, desde hace varias décadas, en el lugar escogido por muchas personas para ir a suicidarse, siendo este modo de morir la causa principal de fallecimiento entre los jóvenes japoneses de edades comprendidas entre los 16 y los 25 años.
La cifra supera los tres mil casos anuales en ese segmento de edad que deciden quitarse la vida en Japón y cerca de un centenar lo intenta (y la mayoría lo consigue) en Aokigahara, que ha sido bautizado como ‘el bosque de los suicidas’, convirtiéndose en el segundo lugar del mundo con más suicidios, tras el puente del Golden Gate de San Francisco.
En la actualidad varias son las patrullas de vigilantes que transitan diariamente por los caminos del bosque, a la búsqueda de posibles suicidas a los que convencer de que desistan de su propósito.
Cada pocos metros, aquel que decide adentrarse en Aokigahara se encuentra con carteles que le recuerdan cosas como que la vida es un precioso regalo que les ha dado sus padres y que deben pensar en sus hermanos, hijos y demás familiares antes de tomar una trágica decisión.
El bosque es un laberinto de caminos y frondosos árboles que convierten a los 35 kilómetros cuadrados de superficie en un lugar propicio para perderse y no saber cómo encontrar el camino de vuelta, de ahí que muchos de los suicidas indecisos vayan dejando múltiples marcas o cintas atadas entre los árboles para poder salir de allí en caso de no llevar a cabo su propósito.
Esa gran extensión y los múltiples lugares donde esconderse hace que muchos de los cadáveres no sean encontrados hasta pasados varios años desde que se suicidaron, quedando tan solo los restos de unos cuantos huesos.
Según escritos antiguos, el bosque Aokigahara ya fue marcado como maldito a consecuencia de ser un lugar en el que, en tiempos de carestía, algunas familias habían dejado allí abandonados a sus ancianos y a los más pequeños de la casa, al no poder mantenerlos.
Esto ha propiciado que la literatura haya utilizado aquel sitio para dotarlo de un estatus de lugar siniestro, con multitud de historias que hablan de muertos y espíritus errantes, lo cual le ha conferido aún más un toque de místico y de romanticismo para ser escogido por muchos jóvenes para ser donde quitarse la vida.
Pero no solo entre la población más joven está el número de suicidas que cada año decide ir hasta allí a quitarse la vida, ya que podemos encontrarnos con personas de cualquier edad, sexo y condición social.
Los métodos preferidos para suicidarse son los barbitúricos y el ahorcamiento, pudiendo ver esparcidos por el bosque un gran número de botes vacios de pastillas e infinidad de cuerdas y sogas en forma de horca.
Pero en el bosque también hay un sinfín de objetos personales de los que llegaron hasta allí y decidieron acabar con sus vidas, siendo uno el más común entre todos y se trata de un libro titulado ‘El completo manual del suicidio’, una polémica guía escrita por Wataru Tsurumi y publicada en 1993, en la que el autor señala al bosque Aokigahara comoel lugar idóneo para quitarse la vida.
En el año 2009 el director Santiago Stelley dirigió un documental titulado «Aokigahara suicide forest» y en el que, junto a un ‘vigilante de suicidas’ llamado Azusa Hayono, se adentra en el bosque, mientras éste va relatando espeluznantes historias ocurridas en aquel lugar.
El documental, en japonés pero con subtítulos en castellano, podéis visionarlo en el enlace al pie de este post, no sin antes advertir de que el vídeo contiene un gran número de imágenes que pueden resultar verdaderamente escalofriantes, pudiendo llegar a herir la sensibilidad.
http://santiagostelley.com/vice/suicide-forest
Fuentes de consulta: The Japan Times / santiagostelley