Jean Monnet, uno de los hombres a quien debemos la creación e impulso de la Unión Europea, años antes de que ésta se pusiera en marcha, fue el ideólogo en 1940 de crear un proyecto de Estado único franco-británico, con el fin de fortalecer ambas naciones contra el gran enemigo común, que en aquellos momentos era la Alemania de Adolf Hitler.
Durante los primeros años de la II GM, la hegemonía y poder del ejército nazi eran muy superiores al de sus enemigos. La primavera de 1940 Francia estaba prácticamente desahuciada y su débil gobierno encabezado por Paul Reynaud se tambaleaba ante la posibilidad de acabar firmando un armisticio. Algo que algunos miembros del propio gobierno francés eran partidarios de realizar.
El Reino Unido gozaba de algo más de estabilidad política (aunque no mucho mayor), debido a las acertadas decisiones que estaba tomando el recién escogido Primer Ministro Winston Churchill, quien había llegado al gobierno para ocupar el puesto del dimisionario Neville Chamberlain.
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Al contrario que el gobierno de Francia, el británico se mostraba con fuerzas para plantar cara a los alemanes, inaugurando Churchill su mandato con el discurso del 13 de mayo en el que pronunció las famosas palabras: “Nada puedo ofrecer aparte de sangre, esfuerzo, lágrimas y sudor” (I have nothing to otferbut blood, toil, tears and sweat”).
En las siguientes semanas Jean Monnet contactó con Churchill con el propósito de proponerle crear un gran Estado con la unificación de ambas naciones. El estadista británico recibió de buen agrado la propuesta y le transmitió a su homólogo francés su buena disposición para llevar a cabo la unificación.
Pero Francia ya se encontraba al límite de la hecatombe y a pesar de que tanto Reynaud como el secretario del Consejo de Defensa Nacional, Charles de Gaulle, apoyaban la idea de unificación se encontraron con dos firmes frentes de oposición dentro del propio gobierno.
Por una parte la de aquellos que ejercían el nacionalismo francés hasta el límite, quienes no querían ni por asomo unificar su país con el Reino unido, histórico enemigo a través de los siglos. Por otro lado se encontraban los que preferían firmar un armisticio con los alemanes y así poder vivir en una semitranquilidad durante los años que quedase de guerra, visto el poder nazi y calculando que a la contienda no le quedaba mucho más de un año (tal y como eran los pronósticos por aquel entonces).
Esta fue una crisis más que se sumó a las que iba arrastrando el gobierno de Paul Reynaud, quien presentó su dimisión el 16 de junio, el mismo día en que se había presentado el borrador de Jean Monnet para crear la Unión Franco-Británica.
Dicha propuesta comenzaba con el siguiente texto:
“(…)En este momento sumamente fatal de la historia del mundo moderno, los Gobiernos del Reino Unido y de la República francesa hacen esta declaración de unión indisoluble e inflexible resolución en la defensa común de la justicia y la libertad contra el sometimiento a un sistema que reduce la Humanidad a una vida de robots y esclavos.(…)”
Pero el sucesor en el cargo de Reynaud, Philippe Pétain era de los que preferían firmar un armisticio, por lo que descartó cualquier posibilidad de unir a Francia con Gran Bretaña y se convirtió en el Jefe de Estado de la Francia de Vichy, durante los siguientes cuatro años.
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La Unión franco-británica que había sido apoyada por los principales líderes y estadistas de ambas naciones se quedó en agua de borrajas y el proyecto de crear organismos comunes para la defensa, la política exterior, la hacienda y la economía, que defendiesen los intereses de ambas naciones quedó guardado en un cajón, al menos durante los siguientes años de conflicto bélico, ya que una vez terminada la IIGM Monnet retomó la idea y le fue dando forma hasta crear lo que sería los pilares de la Comunidad Europea del Carbón y del Acero (CECA) , aunque en esa ocasión no consiguió convencer a los británicos para que se unieran a los seis países fundadores: Republica Federal Alemana, Francia, Italia, Países Bajos, Bélgica y Luxemburgo , y no lo haría hasta el año 1973, cuando el consorcio de Estados ya se conocía como Comunidad Económica Europea (CEE).
Fuentes de consulta: alternatehistory / federalunion / historiasdelahistoria