El asesinato de Gulielma Sands, acontecido en la madrugada del 22 al 23 de diciembre de 1799, no fue un crimen cualquiera, al igual que tampoco lo fue el juicio que se llevó a cabo durante tan solo dos días (31 de marzo y 1 de abril de 1800) y que hizo que ese caso haya pasado a los anales de la historia de la jurisprudencia norteamericana por la cantidad de irregularidades que se cometieron, pero sobre todo por ser el primero del que quedó registrado palabra por palabra todo aquello que se dijo en la sala del tribunal.
Tan solo habían trascurrido 12 años desde que se había aprobado la Constitución de los Estados Unidos (sancionada el 17 de septiembre de 1787) y las leyes y jurisprudencia por aquel entonces todavía andaban en pañales, por lo que existían un sinfín de agujeros legales e innumerables irregularidades en los juicios que se celebraban.
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El que juzgó a Levi Weeks, acusado del asesinato de la joven Gulielma, fue uno de ellos, pero gracias a haberse convertido en un caso mediático, y autorizarse la presencia de la prensa que tomó buena nota de todo lo sucedido durante los dos días que duró la vista, hoy en día conocemos todo lo acontecido en él, ya que por entonces los juicios no se celebraban como actualmente, que se hace con ‘luz y taquígrafos’, además de destacar por ser el primer juicio por asesinato registrado en los Estados Unidos.
El 2 de enero de 1800 se descubría con estupefacción el cuerpo sin vida de Gulielma Sands, de 21 años de edad. Se encontraba en un pozo aislado de Manhattan, cuando aquel lugar comenzaba a ser próspero y a poblarse con nuevos ciudadanos que llegaban hasta allí en busca de oportunidades laborales.
Elma -como era conocida por todos la joven fallecida- había desaparecido la noche del 22 de diciembre anterior. Nada se había sabido de ella desde que se despidió de su prima, con quien vivía en una casa de huéspedes regentada por ésta. Al despedirse tan solo comentó que iba a fugarse para casarse con Levi Weeks, dos años mayor que ella y hermano del mayor y más importante constructor de la época en Nueva York.
Nada más se supo de ella hasta que fue encontrado su cuerpo sin vida diez días después. Todos los dedos apuntaban hacia el joven Levi Weeks como autor del crimen, siendo arrestado y fijándose el juicio para el 31 de marzo.
Ezra Weeks, uno de los más influyentes hombres de la ciudad, removió cielo y tierra para conseguir la absolución de su hermano Levi, por lo que contrató a los tres mejores y más prestigiosos abogados neoyorquinos: Henry Brockholst Livingston , Aaron Burr y Alexander Hamilton.
También consiguió que el fiscal fuese su amigo personal, y hombre que le debía muchos favores a Ezra, Cadwallader D. Colden. Pero no solo quedaba ahí el grado de influencia de los Weeks en los miembros que participaban en el juicio, ya que el propio Juez que presidió la vista -John Lansing, Jr.- también tenía un estrecho vínculo con el hermano del acusado.
Sobra obviar el modo en el que fueron elegidos los miembros del jurado, la mayoría de ellos trabajadores del propio Ezra Weeks o con alguna vinculación directa.
Tras dos días de jucio que se alargaba hasta altas horas de la madrugada y no se realizaba ningún tipo de receso para descansar, la madrugada del 1 al 2 de abril de 1.800 los miembros del jurado entraron a una sala a deliberar. No tardaron ni cinco minutos en volver a la sala con un veredicto de ‘no culpable’.
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Debido a la importancia del hermano del acusado, todo el proceso tuvo una grandísima repercusión mediática, para la época en la que se encontraba. Siendo éste el primer juicio en el que se registró palabra por palabra todo lo que se dijo en él y posteriormente publicado en la prensa, haciendo un gran eco de la noticia.
Esto sentó las bases para que, a partir de entonces, los posteriores juicios fuesen también registrados, para tener constancia de todo lo dicho y sucedido durante las vistas. Un precedente que ha llegado hasta nuestros días, siendo algo imprescindible en cualquier vista que se lleve a cabo.
Levi Weeks salió absuelto de todos los cargos y jamás se encontró a ningún otro culpable por la muerte de la joven Gulielma Sands. Pero con los años, y gracias a todo lo que quedó registrado en la prensa, se pudo comprobar todas y cada unas de las irregularidades cometidas durante ese infame juicio y la irregular instrucción del caso.
Fuentes de consulta: murderbygaslight / enciclopedia.com