No se conoce a ciencia cierta cuál es el origen del famoso juego de la Oca, pero existe una teoría (avalada por algunos destacados historiadores) que indica que El Juego de la Oca está considera como una guía encriptada del Camino de Santiago, tanto de ida como de vuelta.
Según esta teoría, se cree que fue creado por la Orden del Temple, fundada en 1118 en Jerusalén por los cruzados europeos, con el propósito de proteger y defender a los cristianos que peregrinaban a los lugares sagrados (Jerusalén, Roma y Santiago). Los Templarios diseñaron un mapa criptográfico en forma de juego que serviría como guía para los peregrinos que se dirigían a Santiago.
El primer ejemplar conocido del Juego de la Oca en España perteneció a Felipe II (siglo XVI) y se popularizó entre la nobleza y en toda Europa. Es probable que los Templarios se inspirasen en el Disco de Phaistos, descubierto en Creta, Grecia, y datado entre el 1700 y el 1580 a.C., para crear el juego. El disco, hecho de arcilla, contiene una serie de palabras y dibujos, entre ellos la figura de ocho pájaros que se asemejan a ocas.
Para los Templarios, el Juego de la Oca no era simplemente un juego, ya que los juegos de dados y el ajedrez estaban prohibidos en su orden. Era una guía encriptada del Camino de Santiago, basada en los marcadores y señales que indicaban los lugares significativos y en las marcas secretas dejadas por los maestros constructores en catedrales, castillos, monumentos y otros sitios relevantes a lo largo del camino.
El juego representa el Camino de Santiago con sus 32 casillas iniciales que simbolizan las etapas del Camino Francés, desde Saint-Jean-Pied-de-Port hasta Santiago. Las casillas restantes representan el viaje de vuelta. A lo largo del camino, hay numerosos lugares llamados Oca o Anza, y se pueden encontrar representaciones de ocas en capiteles y monumentos.
La simbología del juego es amplia y se ha especulado sobre su significado. Algunas casillas, como las relacionadas con la oca, representan lugares seguros para los guerreros templarios. Otras casillas, como el puente, simbolizan la transición de lo mundano a lo celestial. También hay casillas que representan el descanso, la suerte, la muerte, los desafíos y la cárcel, entre otros elementos. La casilla final, la Gran Oca, marca la llegada a Santiago y representa el final de un iniciado y el nacimiento de un iluminado.