En la década de 1930, Anselmo Antonio Vilar García trabajaba como farero, encargado de iluminar el faro de Torre del Mar (Málaga). La madrugada del 6 y 7 de febrero de 1937, en plena Guerra Civil española, demostró su valentía y lealtad al legítimo Gobierno de la Segunda República, apagando la luz del faro con el fin de evitar que los aviones italianos y los cruceros del bando nacional pudieran localizar, detener y masacrar a las miles de personas que huían de las tropas franquistas a lo largo de la antigua carretera de Málaga a Almería.
Vilar entendió que si el faro seguía encendido, proporcionaría una ventaja al bando sublevado que intentaba detener la huida de personas a lo largo de la costa, éxodo conocido popularmente como ‘La desbandada’ (también en la forma ‘La desbandá’). Los cruceros nacionales Almirante Cervera, Canarias y Baleares, se acercaron a 500 metros de la costa para frenar la huida de más de 120.000 personas, pero gracias a la decisión de Anselmo de apagar su faro, la zona de total oscuridad que creó evitó que la zona de Almayate, Torre del Mar, Caleta y la costa de Algarrobo recibieran más acoso y ametrallamiento por parte de los aviones y tropas del bando sublevado.
La masacre de la carretera Málaga-Almería ocurrió durante la Guerra Civil Española entre los días 7 y 12 de febrero de 1937 y resultó en miles de muertes, principalmente de mujeres, niños y ancianos huyendo de Málaga hacia Almería después de la entrada del ejército sublevado en la ciudad. La huida fue interrumpida por el ataque indiscriminado ordenado por el bando sublevado y causó entre 3.000 y 5.000 muertes. La información sobre esta masacre fue ocultada durante muchos años por la dictadura franquista, pero gracias a la documentación del médico canadiense Norman Bethune, se ha podido conocer más sobre lo sucedido.
Anselmo Antonio Vilar García es un héroe olvidado que jugó un papel importante en la Guerra Civil Española, al apagar la luz de su faro para proteger a las personas que huían de las tropas franquistas, evitando así que la zona recibiera más ataques y ametrallamientos. Fue fusilado junto al cementerio de Vélez-Málaga, en la noche entre el 9 y el 10 de febrero de 1937.