El psicópata asesino que se escondía tras la identidad de un modélico gendarme

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Detrás de un psicópata
asesino
puede encontrarse cualquier tipo de persona: desde un honorable
médico a un político, un adolescente o una adorable ama de casa.

En la historia que os traigo hoy su protagonista era Alain Lamare, un joven y modélico
gendarme francés de 23 años de edad, quien mantuvo una doble vida y llegó a
sembrar el pánico en el departamento de Oise
(al norte del país), cuando a partir de mediados del mes de mayo de 1978
comenzó a intentar asesinar a varias chicas de edades comprendidas entre los 17
y los 20 años.

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Alain padecía un desorden psiquiátrico por el cual sentía un
odio irremediable hacia las mujeres jóvenes de pelo moreno, algo que tenían en
común todas sus víctimas (asesinó a una y dejó otras cinco malheridas).

Dentro de sus delirios, Alain se creía mucho más inteligente
que el resto de sus compañeros; motivo por el cual iba colocando diferentes pistas por la ciudad (todas ellas falsas) que
hacían que las investigaciones para resolver el caso siempre estuvieran
estancadas.

Otro de los motivos por el que no prosperaban las
investigaciones era porque no tenía
establecido ningún patrón de ataque
(tal y como suelen hacer otros criminales) y todas las veces en las que intentó
cometer un crimen lo hizo de una manera diferente, motivo por el que la policía
andaba despistada al no poder predecir cuál sería el siguiente movimiento del
agresor y no tener definido un modus operandi concreto.

Lo único que sí repetía Alain Lamare era el hecho de robar
previamente un automóvil, el cual, después de cometer el ataque abandonaba tras
haber limpiado todas las huellas.

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Inglaterra
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Sus ataques a chicas podía ser en cualquier lugar: cuando
éstas regresaban de la universidad, del cine, entraban en el ascensor de su
vivienda, circulaban por la calle en bicicleta…

Alain contaba con la ventaja de que al pertenecer a la
división encargada de investigar dichos ataques podía ir cambiando la zona
donde atacar y colocar pistas falsas. Una perversa y meticulosa mente que llevaba
en jaque tanto a los miembros de la gendarmería como a los agentes de policía
enviados desde la capital.

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Escribía cartas relatando sus crímenes y posteriormente las
enviaba anónimamente por correo. Este detalle hizo que alguien se percatara de
que la forma de escribir y detallar los sucesos estuviera hecha con una
similitud asombrosa a como se escribían los informes policiales. Pero, en un principio, ningún
superior de la gendarmería quiso pensar que entre sus hombres podía encontrarse
un asesino, por lo que no se le hizo demasiado caso a ese detalle.

Incluso, gracias a los detalles facilitados por una de las chicas heridas, se confeccionó un retrato robot, cuyo parecido con Alain Lamare
era asombroso
y a pesar de este detalle ninguno de sus compañeros dudó ni un
solo instante de él.

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Holmes
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La prensa sensacionalista se hizo eco del asunto y muchos
fueron los editoriales escritos por los directores de los diarios en los que se
criticaba la mala investigación que se estaba llevando a cabo por parte de las
fuerzas del orden, quienes no tenían ni una sola pista sobre quién podría ser
el que estaba sembrando el pánico en la región.

A pesar de que Alain hacía todo meticulosamente en una
ocasión, debido a las prisas por huir del lugar del crimen, olvidó borrar sus
huellas de uno de los coches con el que se había cometido el último ataque. Era
la primera pista fiable que se consiguió y que fue fundamental para su
detención.

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Las huellas encontradas no pertenecían a ningún criminal que
estuviese fichado por la policía, pero a uno de los superiores de Alain se le
ocurrió que quizás habían encaminado mal las investigaciones y que,
posiblemente, el conocido como ‘asesino de Oise’ se encontraba entre sus
hombres.

El hecho de que las cartas estuvieran escritas de aquella
manera tan particular con la que los gendarmes escribían sus informes (y que en
un principio había sido descartada) le dio la idea para investigar uno por uno
a los gendarmes que trabajaban para él. Mandó cotejar las huellas encontradas
en el coche con la de los agentes y coincidía con las de uno de sus hombres: el
modélico Alain Lamare.

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Argentina
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Tras unas pertinentes comprobaciones pudieron descubrir que
las fechas de los ataques coincidían con los días en los que el agente se
encontraba de permiso, dando una orden, el 8 de abril de 1979, para que le
dieran captura.

Tras ser detenido por sus propios compañeros y ser
registrado su piso, se pudo constatar que realmente Alain era el ‘asesino de Oise’.

Desde los medios de comunicación y manifestaciones públicas
se pidió que fuera condenado a muerte, pero los informes psiquiátricos
remitidos por la defensa demostraron que Alain no había sido conscientemente
responsable de sus actos y que padecía un serio trastorno mental, por lo que finalmente
no se le juzgó y se le internó de por vida en un centro psiquiátrico
(actualmente cuenta con 60 años de edad y continua internado).

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Fuentes de consulta e imágenes: nouvelobs
(pdf)
 / hemeroteca.abc / fan2rc / murderpedia