El ex-esclavo que se convirtió en un famoso boxeador y fue conocido como  ‘el terror negro’

En 1774, el militar y noble británico Hugh Percy (conde de Percy y futuro duque de Northumberland) fue
enviado a Boston para hacerse cargo del quinto regimiento de infantería, en un
momento en el que el tenso ambiente en las colonias británicas de Norteamérica
hacía presagiar un inminente conflicto bélico y que tendría lugar su inicio un
año después con la conocida Guerra de Independencia (1775-1783).

Durante su estancia en América, Percy adquirió los servicios de un joven esclavo, llamado Bill Richmond
a quien convirtió en poco tiempo en su ayuda de cámara y mano derecha. Junto al
muchacho asistió a algunas veladas de boxeo que el propio conde organizaba como
método de entrenamiento para sus soldados y, sobre todo, como una eficaz forma
de liberar tensiones.

Pero la metodología utilizada por Hugh Percy para comandar
su regimiento y dirigir las batallas (una vez iniciada la guerra) no era del
agrado del resto de mandos militares, teniendo algunas disputas con algunos de
sus colegas (especialmente con el célebre general William Howe, futuro vizconde
de Howe), que provocó que el conde de Percy renunciara a su cargo en el
ejército y decidiera regresar al Reino Unido en 1777.

En su vuelta a Inglaterra se llevó consigo al joven Bill Richmond (quien contaba con 14 años
de edad en esos momentos) y a quien procuró, en los siguientes años, darle una sólida educación, además de
concederle la libertad
.

Como hombre libre, en Inglaterra, Richmond entró a trabajar
como aprendiz de un ebanista en la población de York y varios años después allí
conoció a una joven muchacha llamada Mary
Dunwick
, surgiendo el amor entre ambos y uniéndose como pareja en 1790
(consiguieron ser registrados como matrimonio, tras mucho reclamar, en 1791).

Numerosos fueron los problemas que tuvo con algunos de sus
vecinos, que no veían con buenos ojos una unión interracial entre un hombre
negro y una mujer blanca. Esto provocó que en más de una ocasión Bill Richmond acabase a puñetazo limpio
en algún pub o calle tras haber sido increpado por alguien.

Pero esas peleas llegaron a asombrar a aquellos que
estuvieron presentes, debido a que Bill (que ya estaba cerca de cumplir los 30
años de edad) tenía una depuradísima técnica, digna de un campeón pugilístico.

En 1795 Richmond y su esposa Mary se trasladaron a vivir a Londres
y allí es donde conoció a Thomas Pitt (segundo barón Camelford) un noble y
militar inglés aficionado al boxeo que vio en él un gran potencial como
boxeador.

La fama como buen boxeador había precedido a Bill y en la capital
inglesa muchos eran quienes habían escuchado hablar de él y su depurada
técnica, motivo por el que le ofrecieron la oportunidad de ganarse la vida peleando
profesionalmente, participando en peleas organizadas (y que ya nada tenían que
ver son su vida privada) y donde los asistentes disfrutaban de apasionantes veladas,
además de apostar grandes cantidades de dinero.

En poco tiempo Bill Richmond ganó un buen número de peleas,
siendo apodado como ‘The Black Terror’
(El terror negro).

Pero, en 1804, llego el día en el  Richmond se encontró con un rival que se le
resistió a quien no pudo vencer en el cuadrilátero. Su nombre era George
Maddox
, un
experimentado boxeador que en aquel momento era considerado la joven promesa de
aquel deporte.

Esta derrota se unió al
repentino fallecimiento (un mes y medio después) de su amigo Thomas Pitt, algo que sumió a Bill en
una depresión que provocó que las siguientes peleas ya no tuviesen el espectáculo
ofrecido por él hasta entonces. Gano algunas de ellas pero en 1805 llegaría
otra dolorosa derrota. Fue en el combate que lo enfrentó a Tom Cribb, un boxeador 18 años más joven que él, protagonizando
ambos lo que algunas crónicas calificarían como ‘la pelea más aburrida de la
década’.

Por aquel tiempo Bill Richmond decidió retirarse de las
peleas profesionales y regentó una taberna llamada ‘Horse and Dolphin’, en el londinense barrio de Leicester Square,
donde además de servir copas se dedicó a dar clases de boxeo y entrenar a
nuevos y jóvenes púgiles y tres años después decidió volver a boxear.

En 1809, y con 46 años de edad, se le presentó a Bill la
posibilidad de enfrentarse de nuevo a George
Maddox y tener su esperada revancha, pero, la diferencia de edad entre
ambos boxeadores hizo que Richmond (que ya era una vieja gloria) volviese a
perder (tras un larguísimo combate, que algunas fuentes indican que de varias
horas). Ahí es cuando decidió, definitivamente, colgar los guantes y dedicarse
a entrenar.

Por aquella época llegó
hasta el ‘Horse and Dolphin’ un joven negro llamado Tom Molineaux, también ex-esclavo estadounidense que deseaba
dedicarse al boxeo y pidió ser entrenado por Bill Richmond. La unión de ambos
también dio grandes momentos en la Historia del boxeo de inicios del siglo XIX,
pero ese es un relato que explicaré en un próximo post.

Una década después, Bill
Richmond estaba arruinado (había tenido que vender la taberna para pagar
deudas) y vivía retirado. Contaba con 58 años de edad cuando se le presentó, en
1821, la oportunidad de realizar algunos combates de exhibición, entre ellos
ante el mismísimo rey Jorge IV de Gran Bretaña en las celebraciones organizadas
para su coronación.

Esto le devolvió cierta fama, convirtiéndose en un admirado
personaje en la vida pugilística de Inglaterra. Falleció el 28 de diciembre de
1829, a la edad de 66 años.

Fuentes de
consulta e imagen: npg / ibhof / allthatsinteresting / billrichmond.blogspot.com / bleacherreport / allthatsinteresting

Más historias que te pueden interesar: