‘Rumor Clinics’, la eficaz columna del Boston Herald para descubrir Fake News lanzados durante la IIGM

Las ‘Fake News’ se
han convertido en uno de los grandes y
más grave problemas que existen hoy en día
, provocando la gran cantidad de noticias falsas que
circulan por las redes sociales e interned
numerosísimos problemas a
empresas, instituciones, personas particulares e incluso a naciones enteras.

Muchos son los intereses alrededor de los bulos que corretean por la red y con
los que se beneficia cierto sector interesado en perjudicar o hundir a otros (adversarios
políticos, empresariales…). Por tal motivo cada vez se invierte más esfuerzo y
presupuesto para luchar y detectar todo tipo de engaño que se pone en
circulación. Famosas son algunas plataformas dedicadas en exclusiva a desmentir
todo tipo de bulos, pero la práctica de crear fake news o detectarlas no es
algo nuevo o de reciente aparición, sino que existen constancia que varios
siglos atrás ya se llegó a realizar. Evidentemente, no se tenían las mismas
herramientas que hoy se disponen pero muchas son las historias inventadas o
leyendas urbanas antiquísimas que han llegado hasta nuestros días y que se
siguen dando como ciertas.

Un periodo en el que circuló una gran cantidad de noticias falsas fue durante la Segunda
Guerra Mundial. Desde los dos bloques enfrentados (Aliados y las Potencias del
Eje) se lanzaron una gran cantidad de bulos con el fin de debilitar la moral
del enemigo.

Famosas fueron las fake news inventadas y propagadas por
Estados Unidos a través de Elizabeth
Peet McIntosh
, una periodista contratada por la OSS (siglas en inglés de la
Oficina de Servicios Estratégicos y que considerada como antecesora de la CIA)
para propagar bulos y rumores al bando enemigo (Imperio Japonés, Tercer Reich
alemán y Reino de Italia, principalmente).

Pero a la inversa también se estuvo realizando la práctica
de difundir mentiras entre la población desde las Potencias del Eje (y grupos
afines) con el fin de crear momentos de pánico, desconcierto y, sobre todo,
bajar la moral de la ciudadanía.

Por aquella misma época, la joven periodista estadounidense Frances Sweeney editaba su propio
periódico (el ‘Boston City Reporter’)
desde el que se había especializado a luchar y criticar ferozmente, durante la
década de 1930, contra Charles E. Coughlin, un polémico sacerdote
que a través de la radio se había convertido en un peligroso e influyente líder
populista emitiendo mensajes antisemitas y de apoyo a los ideales fascistas del
nazismo
.

Tras la entrada de EEUU en la IIGM Frances Sweeney se dio
cuenta que numerosos eran los rumores que circulaban por la ciudad donde
residía (Boston) sobre diferentes aspectos de la guerra, los cuales eran creídos
a pies juntillas por los ciudadanos. Historias como que los japoneses estaban
planeando envenenar con arsénico los suministros de agua de un gran número de
poblaciones estadounidenses o que varias habían sido las mujeres que trabajando
en la fábrica de armamento les había estallado la cabeza por culpa de una
reacción química entre los explosivos y el líquido de la permanente que se
habían hecho en la peluquería.

Historias que, aunque hoy nos podrían parecer totalmente
absurdas y rocambolescas, los ciudadanos estadounidenses de la época se las
creían. Por tal motivo, Frances Sweeney propuso al Boston Herald el crear una columna titulada ‘Rumor Clinics’ y en la que semanalmente analizar y destripar
algunos de los rumores y bulos que se iban difundiendo.

La idea fue aceptada de buen grado por los editores del
prestigioso periódico, poniendo a disposición de la joven y sagaz periodista un
equipo de rastreadores de rumores que circulaban por todo el Estado de Massachusetts. Estos cogían transportes
públicos, iban al mercado, acudían a fábricas, tabernas o parques públicos e
iban anotando todo aquello de lo que la gente iba hablando y comentando sobre
las noticias que habían leído, escuchado o que alguien les había explicado.

Todo aquello llegaba a Frances
Sweeney, quien meticulosamente dirigía las investigaciones pertinentes,
comprobaba fuentes y consultaba a estamentos oficiales. Posteriormente
publicaba un artículo en ‘Rumor Clinics’ (se puso en marcha el 1 de marzo de
1942), la cual fue adquiriendo cada vez más relevancia y lectores, hasta tal
punto que varios meses después más de una cuarentena de periódicos de todo el
país (incluido The New York Times)
compartían la columna.

Aunque en un principio la columna ‘Rumor Clinics’ recibió
cierto apoyo institucional, poco a poco éste fue desapareciendo, ya que algunas
fueron las ocasiones en las que el rumor o noticia falsa que se había
descubierto y puesto en entredicho había sido puesto en circulación por personas
afines al gobierno estadounidense (como la mencionada periodista Elizabeth Peet
McIntosh).

Por tal motivo desde instituciones oficiales se empezó a
criticar la publicación de dicha columna, bajo el pretexto de que lo que ésta
hacía realmente era difundir todavía más los rumores que circulaban con el boca
a boca, haciendo los periódicos que publicaban el ‘Rumor Clinics’ de potente altavoz
de las mentiras.

El 19 de junio de
1944, Frances Sweeney fallecía inesperadamente víctima de una
insuficiencia cardiaca, a los 36 años de edad. Tras su muerte, la columna ‘Rumor
Clinics’ siguió realizándose algunos meses más con el equipo formado por la
periodista, pero tras finalizar la IIGM (y ante cierta presión gubernamental)
dejó publicarse.

Fuentes de consulta e imágenes: mentalfloss
/ springerin /
newenglandhistoricalsociety
/ atlasobscura
/ binjonline / LIFE

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