El curioso origen del más selecto y exclusivo restaurante playero de Saint-Tropez

El 28 de noviembre de 1956 se estrenaba en los cines de
Francia la película ‘Et Dieu… créa la
femme’
(en castellano ‘Y Dios creó a
la mujer’
, aunque en España no se estrenó hasta 1971) una producción
francoitaliana que se convirtió en una de las más taquilleras de la época y que
sirvió para lanzar al estrellato internacional a la actriz Brigitte Bardot (quien contaba con 20 años de edad en el momento
del rodaje, entre mayo y julio de 1955), siendo considerada desde aquel momento
como una de las ‘sex symbols’ más deseadas y admiradas en
todo el planeta.

Pero el filme no solo sirvió para catapultar hacia el éxito
a la joven actriz, sino que hubo una pareja que, indirectamente, salió muy
beneficiada gracias al rodaje de este largometraje: el matrimonio formado por Bernard y Geneviève de Colmont.

En 1953, los Colmont habían decidido instalarse a vivir en
unas barracas de madera que habían construido en la playa de Pampelonne, situada en la pequeña población de Saint-Tropez (Riviera francesa). Un paraíso
de arena blanca y que serviría como lugar de residencia provisional para el
matrimonio, quienes eran unos entusiastas aventureros y amantes de los deportes
acuáticos.

Dos décadas antes, Bernard
de Colmont
había conseguido descender en kayak los ríos Verde y Colorado de
Estados Unidos (todo un hito para la época) además de filmarlo con una cámara
que portaba consigo y cuyas imágenes servirían para el documental titulado ‘La rivière enchantée’ (El río
encantado).

La casualidad hizo que el equipo de rodaje de la película ‘Y
Dios creó a la mujer’, dirigida por Roger
Vadim
, se trasladara hasta la playa de Saint-Tropez para filmar alguna de
sus míticas escenas durante el verano de 1955.

Allí se encontraron con las mencionadas barracas las cuales
confundieron con un chiringuito playero;
al tener una larga mesa fuera de ellas, donde Bernard y Geneviève se sentaban a
beber y charlar con quienes por allí paseaban, explicándoles las diferentes
aventuras acuáticas vividas.

No se sabe a ciencia cierta cómo surgió el tema, pero
llegaron a un acuerdo para cocinar todo el catering de comidas durante las
siguientes tres semanas de largas jornadas de rodaje. Lo curioso del asunto es
que aquel lugar no disponía de luz eléctrica ni agua corriente, pero el
matrimonio de Colmont se las apañó para servir bebidas y comida diariamente
para un equipo conformado por cerca de un centenar de personas (Geneviève
cocinó con la ayuda de un hornillo de gas).

Tras finalizar el rodaje y estrenarse la película un año después,
muchos eran los curiosos que decidían visitar la playa de Pampelonne y allí se
encontraban con el chiringuito de los Colmont, quienes habían decidido
rentabilizar el negocio e invertir el capital ganado por el servicio de
catering servido durante la filmación, transformando las barracas en un pequeño
restaurante playero.

Saint-Tropez se convirtió en uno de los lugares más
exclusivos de la Costa Azul francesa y algunos miembros del elenco del
mencionado filme (entre ellos Brigitte Bardot y su esposo Roger Vadim) se
convirtieron en habituales clientes del restaurante de Bernard y Geneviève, que
fue bautizado como ‘Le Club 55’,
llevando hacia allí a otros compañeros de profesión y a las celebridades más
importantes de la época.

En las seis décadas que han pasado, ‘Le Club 55’ se ha
convertido en uno de los restaurantes de playa más exclusivos y selectos del
planeta, donde no se permite acudir a cualquier persona (a no ser que sea
recomendado, se trate de una celebridad o posea una fortuna) y donde la cuenta
de un servicio de comida puede superar fácilmente los diez mil euros por comensal
(evidentemente, dependiendo de lo que se haya pedido).

Fuentes de consulta e imágenes: crfashionbook
/ club55 / thegentlemansjournal
/ amaselections
/ imdb
/ Wikimedia
commons

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